viernes, 22 de febrero de 2019

Estructura impositiva: de eso no se habla Clarin 22-2-2019

Columna aparecida en Clarin el 22-2-2019

Debate


La constatación de elementos de la crisis actual no es suficiente para diagnosticar la situación.


Los economistas nos hemos ganado la fama de errar en los pronósticos y ser más prácticos al interpretar los hechos del pasado. Es una mochila difícil de sobrellevar cualquiera sea la opinión que se tenga sobre la fama adquirida.
Quizás por ese motivo la mirada hacia adelante es mejor que se exprese a través de una suerte de conjugación entre la experiencia (que puede ser extraída del acontecer de las décadas recientes) y el futuro más o menos cercano.
La mera constatación de los rasgos dominantes de la crisis actual (abrupto detenimiento y/o caída en el nivel de actividad, duplicación del precio del dólar, estampida inflacionaria, empleo estancado o en declinación, disminución de la participación salarial en el producto) no es suficiente para “diagnosticar” la situación y mucho menos para prever la evolución esperable.
Naturalmente, si se tratara “tan sólo” de retrotraer la economía al momento del cambio de gobierno en 2015 todo sería demasiado simple. Porque ello significaría que los indicadores a ese momento eran absolutamente promisorios y que el macrismo habría apuntado a desmontar los pilares de la bonanza.
Sabemos, sin embargo, que a fines de 2015 las inconsistencias macroeconómicas eran inmensas, las tensiones no resueltas abundaban, el mercado de trabajo había dejado hace tiempo de comportarse de manera floreciente, se había estancado la participación laboral en el producto (en un alto nivel por cierto, como lo muestra el INDEC y corrobora la CEPAL), la inversión continuaba en declive, etc.
Atribuir todos los males económicos y sociales actuales (que no son pocos) a la acción del gobierno que culmina su gestión en menos de un año, sería reiterar las características que nos acompañan como sociedad.
Una de ellas ha consistido en atribuir al pasado inmediato la razón y el origen de los males detectados en el funcionamiento económico y social. Así ocurrió a la salida de la dictadura militar. También lo vivimos al recuperar el gobierno el peronismo en 1989 denostando al radicalismo y en especial la impronta estatista con la que se lo asociaba. El neoliberalismo implantado en los noventa por ese gobierno fue sustituido, luego del breve interregno de la Alianza, por otra versión del peronismo que insistió con énfasis en adjudicar todos los males al neoliberalismo de los noventa.
Luego de poco más de una década asume Cambiemos el gobierno con la convicción de que lo que debe suprimirse es el funcionamiento económico y social sintetizado en la expresión “populismo”.
Lo bueno de todos esos cambios ha sido, sin duda, que ocurrieron como consecuencia de decisiones mayoritarias de los argentinos que se volcaron a través de la disputa electoral. Lo que no ha tenido de virtuoso es el continuo intento de enfocar la atención en la foto y no en la película. De ese modo tienden a quedar postergados temas de naturaleza estructural.
Ilustremos con un ejemplo vinculado con la cuestión fiscal: la estructura impositiva. Por décadas hemos venido escuchando argumentos acerca de la necesidad de modificar la configuración de la carga impositiva en búsqueda de una de naturaleza más equitativa.
Sin embargo hace un cuarto de siglo que se elevó el Impuesto al Valor Agregado al nivel del 21%, no desconociendo que por ser indirecto es un típico impuesto regresivo pues carga por igual los consumos de los sectores populares como de los más empinados en la escala de los ingresos familiares.
Hace dos décadas, por ejemplo, el candidato que resultó triunfante –Fernando de la Rua- sostenía que había cosas que no se tocarían (como la relación uno a uno con el dólar) pero que de triunfar se abocaría a la tarea de lograr una reforma impositiva progresista. Como es sabido, fuera de la resolución que quedó en la memoria colectiva como la “tablita de Machinea” nada se hizo al respecto.
Puede decirse que aquél gobierno no tuvo posibilidad de ocuparse del tema por lo apremiante del momento y la escasa duración de su gestión. Pero el siguiente gobierno electo pecó de lo mismo. En efecto, en la campaña electoral de 2003 Néstor Kirchner proponía también la disminución de la tasa del IVA, la transformación del sistema impositivo para hacerlo más progresivo, etc.
Sin embargo, su gobierno y los de su sucesora más allá de la extensión temporal y del predominio político en las cámaras en la casi totalidad de sus gestiones no produjeron modificación en la dirección indicada (incluyendo el mantenimiento de la “tablita” durante gran parte de ese gobierno).
Aunque ya ha pasado una década, no puede omitirse que lo que se recuerda como la pugna por “la 125” no era en modo alguno parte de un programa de cambio fiscal sino una forma de cubrir el bache que ya estaba produciendo el congelamiento de las tarifas de los servicios. Y para eso se acudía….a un impuesto indirecto.
Otro elemento que puede servir de ilustración es el referido al nivel y la intensidad de la inversión en el país. Es por demás conocido que la demanda laboral es función del nivel de la actividad económica y esta depende en gran medida en su propensión a ampliarse a través de la inversión. Sin embargo, un trazo grueso muestra que esa variable en relación con el PIB ha tendido sistemáticamente a descender desde el gobierno de Alfonsín hasta el presente.
Se sabe que la baja tasa de inversión registrada durante el segundo mandato de Cristina Kirchner disminuyó aún más en el primer bienio del gobierno de Mauricio Macri.
De ese modo es escasamente factible que recupere dinamismo el mercado de trabajo en el país.
Estos dos botones de muestra quizás sirvan para desterrar la pretensión de que las cuestiones propias de la macroeconomía son de otro orden, pertenecen a otro ámbito, no interesan al ciudadano común y corriente.
No hay forma de estructurar una economía sólida, creciente, inclusiva que no cuente en su haber el adecuado ordenamiento de las variables macroeconómicas. Es por eso que la inclusión o no de estas cuestiones en el debate político hacen parte de la pretensión de prever el devenir de la sociedad argentina. ¿Podremos evitar tropezar con la misma piedra? 

domingo, 10 de febrero de 2019

El empleo se recuperaría lentamente y, primero, en el interior Nota de G Origlia en La Nación 10-2-17

Texto de Gabriela Origlia publicado en La Nación el 10-2-2019

El empleo se recuperaría lentamente y, primero, en el interior

Después de un 2018 en el que cayó el número de empleos en el país, 2019 no sería mucho mejor en materia laboral. Pero los analistas entienden que la leve recuperación de la actividad que llegaría en el segundo semestre se iniciará en el interior antes que en el Gran Buenos Aires (ciudad de Buenos Aires y conurbano) y, primero, en localidades chicas antes que en grandes centros urbanos.
En los últimos tres años (hasta noviembre de 2018, cuando hay cifras del Indec), Tierra del Fuego, con una caída de 17,4%, lidera la destrucción de empleo asalariado privado; le siguen Formosa (14%) y Santa Cruz (13,7%). Más atrás están Catamarca (9,2%), Chubut (7,3%) y Misiones (6,7%). La contracara de esas cifras -que comparan noviembre de 2015 y ese mes de 2018- son Jujuy, donde la suba fue de 8,8% y Neuquén, con un alza de 3%.
Si el análisis se limita al último año, esas provincias siguen con datos positivos, con alzas de 3,3% y 4% en cada caso. Entre noviembre de 2017 y ese mes de 2018, Mendoza y Entre Ríos fueron las otras dos jurisdicciones que no destruyeron empleo y registraron una leve suba: 0,2% en cada caso. El resto de los distritos anotó números negativos; Catamarca con 9,2% fue el peor caso; le siguen Tierra del Fuego (6,6%); Chaco (6,5%); San Luis (5,8%); La Rioja (5,1%); Chubut (3,6%), y Santa Cruz (2,9%), según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) difundidos por la Secretaría de Trabajo.
Un aspecto clave para ver el empleo en las provincias es el peso que tiene el empleo público que, por la ley de responsabilidad fiscal, está casi congelado (solo puede haber designaciones en Salud, Educación y Seguridad). En 2015 el sector estatal fue casi el único generador de puestos, a un ritmo de 5,1% en la gestión nacional, 3,8% en las provincias y 4,8% en los municipios. "Si se compara la dinámica de los últimos 15 años con la actualidad vemos que se desaceleró el crecimiento y comenzó a caer ligeramente -explica el economista Juan Luis Bour, de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL)-. En lo que hace al empleo asalariado privado, tiene mucha relación con el ciclo económico, y hasta que no se revierta no crecerán los puestos".
Fuente: Archivo
Agrega que los sectores claves como construcción, comercio, servicios y transporte destruyen hoy empleo. Educación y salud nunca cayeron en la comparación interanual, y el agro y la minería traccionan, aunque todavía de manera débil.
Desde el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra) de la CTA, su coordinadora Mariana González, analiza que en el caso de Neuquén el crecimiento se explicaría por el desarrollo de Vaca Muerta y, en Jujuy, "tal vez por los proyectos ligados al litio". Entiende que hay razones para pensar que la situación continuará porque "sigue la recesión, con baja de ingresos reales de la población e impacto en el consumo y un recorte de gasto público".
"La mirada es de cautela y modestia; lo mejor que puede pasar es que el empleo no siga declinando. El peor momento ya lo hemos transcurrido; terminado el verano podría haber una reactivación empezando desde el interior y no desde los grandes conglomerados urbanos. Lo primero es dejar de perder puestos y, para eso, los empresarios deben decidirse a invertir; la tasa de inversión es sucesiva y sistemáticamente decreciente en las últimas décadas", describe Javier Lindemboin, director del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (Ceped) de la UBA.
El economista coincide con sus colegas en que la falta de financiamiento estatal tiene efectos negativos en el empleo, por el lado de la obra pública: "También las PPP están frenadas; el Gran Norte, por ejemplo, es altamente dependiente del empleo público; otro ejemplo es Santa Cruz. No es fácil encontrar una punta de entusiasmo; aspiro a que no haya un desbande generalizado", afirma.
González señala que hay sectores que están mejor, como los ligados a exportaciones y el petróleo. "Son áreas no tan intensivas en mano de obra; las provincias que más sufren son las de sesgo industrial marcado". Esta semana Techint, por caso, amenazó con dar de baja a 300 empleos por la reducción de subsidios.
Para Bour la apuesta a corto plazo es a la minería, el gas y el petróleo, aunque advierte que el impacto es limitado; dice esperar que el transporte -vía el agro- empiece a "tirar para arriba", pero advierte que el comercio y la industria seguirán mal en el primer semestre. Hasta marzo la actividad será "muy débil". Y, luego, la recuperación será "muy pausada". Plantea que el Gran Buenos Aires va "detrás del resto del país". En el interior, la salida será más rápida por agro y minería. "El punto es que en los primeros meses del año las actividades que emplean a un millón de personas se moverán negativamente".
La última encuesta de expectativas de empleo de ManpowerGroup para el primer trimestre del año arrojó, por primera vez desde 2007, un dato negativo. Son más los empleadores que esperan reducir su nómina que los que esperan aumentarla; el panorama es así en todo el país con excepción de la Patagonia y Cuyo.
Fernando Podestá, director nacional de Operaciones de la consultora, explica que en los últimos dos años la expectativa era "levemente positiva", por lo que no movía la aguja en términos de empleo. Construcción es el sector en el que más se deterioraron las expectativas. Le sigue transporte. "Que en la Patagonia y Cuyo sea mejor el panorama se explica por proyectos básicamente de petróleo e inversiones en vitivinicultura", explica.
Desde Adecco, el CEO del grupo para la Argentina, Francisco Martínez, dice que la zona más afectada es la del Gran Buenos Aires: "Notamos una fuerte baja en la búsqueda. En la ciudad de Buenos Aires el ritmo se mantiene similar a un año atrás; la zona centro es dinámica, en varios sectores hay demanda similar a la de esta temporada en 2018". Para la consultora, las actividades que siguen en búsqueda de personal son la agroalimentación, las energías renovables y el gas y petróleo. En nuevas tecnologías, el "problema" es que no hay "suficientes profesionales". Respecto de cuándo mejorarían las perspectivas, Martínez es claro: "Depende de las elecciones, serán determinantes en materia de inversiones".

martes, 5 de febrero de 2019

Se puede recuperar el mercado de trabajo en 2019? Entrevista de G. Origlia 5-2-19

Entrevista de Gabriela Origlia el 5-2-19 para su nota a ser publicada en La Nación
El eje de la conversación fue el del balance del mercado laboral en 2018 y su proyección probable en 2019.


viernes, 1 de febrero de 2019

La crisis del empleo, nota de M Falak en Letra P publicada el 1-2-2019

Nota de Marcelo Falak, publicada en Letra P el 1-2-2019

https://www.letrap.com.ar/nota/2019-2-1-9-38-0-la-crisis-del-empleo-tendencia-inquietante-que-va-mas-alla-de-la-mega-recesion Copyright ©️ www.letrap.com.ar

La entrevista completa -parte de cuyo contenido incluyó el autor en su nota- es la siguiente: