jueves, 31 de diciembre de 2015

Carta de AEPA a las nuevas autoridades de INDEC

Córdoba, 31 de diciembre de 2015 Sr. Director Director del INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA Y CENSOS-INDEC Licenciado D. Jorge Alberto TODESCA De mi consideración: En Argentina hay consenso general sobre la necesidad de que el INDEC sea recuperado como fuente oficial de datos confiables, para conocer la realidad demográfica y socioeconómica del país. A lo largo de los años de intervención numerosas instituciones académicas manifestaron su preocupación por la situación de las estadísticas públicas nacionales. Como fuera señalado por el Consejo Académico de Evaluación y Seguimiento de los diversos programas de trabajo del INDEC, “el descrédito sobre las estadísticas se ha dado paralelamente con un deterioro en el funcionamiento del Instituto y con la pérdida de valiosos recursos humanos debido a alejamientos y desplazamientos de carácter involuntario.” Desde la intervención al INDEC en el año 2007, y por mandato expreso de las sucesivas asambleas generales de nuestra institución, que se pronunciaron en forma unánime en defensa de las estadísticas públicas de calidad, la Asociación de Estudios de Población de la Argentina–AEPA, ha venido solicitando a las autoridades nacionales la adopción de distintas medidas, entre ellas la reafirmación del carácter independiente del INDEC, su revalorización técnica y la realización de concursos públicos para cubrir cargos jerárquicos y profesionales. Es así que, luego de casi nueve años de falta de credibilidad de las estadísticas públicas nacionales, los miembros de la AEPA y aquellos que conformamos actualmente su Comisión Directiva, nos congratulamos por su designación al frente del Instituto y por el anuncio de sus primeras medidas tendientes a alcanzar la normalización de INDEC. Contando entre sus miembros con reconocidos profesionales y técnicos de larga trayectoria en la producción de estadísticas oficiales en los diferentes ámbitos nacionales y provinciales y con investigadores y docentes que, en diversos medios académicos, son usuarios calificados de las mismas, la CD de la AEPA, en representación de sus asociados, desea poner a su disposición nuestros conocimientos técnicos, nuestra buena voluntad y colaboración en la difícil y fundamental misión que acaba de emprender. Agradeciendo su atención lo saluda atentamente, Dra. Mónica Ghirardi Presidente de AEPA

lunes, 21 de diciembre de 2015

Columna solicitada por el Diario Los Andes, 20-12-2015

Columna solicitada por el DIARIO LOS ANDES Los temas planteados para el diálogo son por cierto muy amplios. Empezando por el escenario laboral puede decirse que el mismo depende ante todo de que el nuevo gobierno logre transformar la actual situación de estancamiento, que lleva varios años, en una en la que Argentina pueda recuperar el sendero de la inversión productiva y, por ende, del crecimiento económico. De lo contrario la nula creación de empleo (excepto el estatal y el cuentapropismo, según se deriva de los datos oficiales disponibles) se puede tornar más temprano que tarde en un círculo vicioso en materia económica y social. Claro que la necesaria recuperación del crecimiento económico no es suficiente, por ejemplo, para que los nuevos puestos de trabajo que se demanden sean de buena calidad en el sentido en que lo sugiere la OIT. Para eso deben preservarse las buenas normas vigentes de lucha contra el trabajo precario (“en negro”) y, en particular, en la necesaria restructuración de la política impositiva, debe incluirse el conjunto de mecanismos que desaliente de manera efectiva la ilicitud en la actividad económica y, por tanto, vaya acotando cada vez más el empleo asalariado irregular. Es verdad que parte de las afirmaciones que en los últimos años se han podido realizar acerca de la situación y las perspectivas (no sólo económicas) tienen carácter aproximado debido a la carencia de estadísticas públicas confiables desde hace ya casi una década. Es esta una situación que, a mi juicio, la sociedad no ha tomado adecuadamente en cuenta y, por tanto, no se ha calibrado la profundidad del deterioro. Esto ha ido de la mano del éxito que el gobierno recientemente concluido tuvo para describir una situación poco conectada con la realidad. En efecto, mientras nos entreteníamos en relación con las expresiones que, por caso, el Jefe de Gabinete formulaba en contra de aquellos núcleos académicos que intentaban cubrir el bache informativo oficial sobre variables relevantes (como la evolución del empleo o los niveles que alcanzaba la pobreza o la indigencia), no poníamos el foco en los millones de argentinos que se vienen “alejando” del mercado de trabajo o en el hecho de que -como en otros momentos del pasado- el autoempleo parece ser el modo en que se compensa la falta de demanda de trabajo asalariado. Distinto era, por ejemplo, en 2002 cuando el INDEC informaba que la pobreza había alcanzado a la mitad de la población y esa información se tornaba en un elemento constitutivo de la mirada y de la toma de decisiones de los actores sociales y políticos. En ese sentido, es de desear que las nuevas autoridades del organismo rector de las estadísticas públicas tengan éxito en la tarea de reconstrucción de los datos imprescindibles y de las buenas prácticas y técnicas adecuadas para su obtención. Desafortunadamente no creo que ello se logre en un plazo breve. Al final del camino es posible que debamos lidiar con un hueco estadístico de casi una década el que no habrá de ser llenado con la información correcta por razones legales, según lo expresaron las autoridades designadas en INDEC. Es probable que el desafío pueda ser tomado (o continuado) por organismos académicos, deseablemente la Universidad Pública, que construya, elabore y proporcione -por fuera del Sistema Estadístico oficial- información alternativa que sirva para medir de manera más certera este largo decenio posterior a la crisis de 2001. Son dos tareas: la reconstrucción del organismo rector (INDEC) y la producción de series alternativas del período reciente que sirvan de base para los estudiosos pero de manera especial para las fuerzas sociales y políticas, en particular para quienes deben tomar decisiones a nivel político en condiciones por demás desventajosas. En estas condiciones, hay dos cuestiones a abordar que se relacionan con los efectos inflacionarios en parte asociados con los subsidios a un sector de la población que utiliza servicios públicos con bajas tarifas. Es cierto que ello ocurre en gran medida en el área metropolitana no así en el conjunto del país. También lo es que el gobierno anterior abandonó la idea de la “sintonía fina”, que no era otra cosa que realizar un ajuste fiscal sólo que encubierto con ese nombre. Las autoridades actuales, llamativamente, utilizan similares argumentos a los utilizados en 2011 por el gobierno previo: está bien proporcionar ayuda fiscal a aquellos sectores que efectivamente lo necesitan; es injusto dar servicios baratos a familias con ingresos medio-altos, etc. Dichos argumentos nos llevan (tanto en 2011 como ahora) a otra discusión: esta mirada aplicada a la formulación de políticas públicas (sean de naturaleza estrictamente económica o de carácter social) nos evoca ciertos argumentos que eran definidos como propios del neoliberalismo: “es menester identificar a quienes merecen y deben ser alcanzados por tales intervenciones estatales”. Quizás la discusión al respecto deba en algún momento llevarse al terreno de la distribución del ingreso y no sólo al de su redistribución. Esto es, el reparto primario de la riqueza generada. Pero no hay dudas que eso puede ocurrir a partir de un profundo debate político, económico y social, en cuyo marco se pueda identificar un sendero necesario para alcanzar ciertas metas en las que deben coincidir tanto empresarios como trabajadores como, de modo indudable, el propio Estado. Para esto último el saneamiento fiscal es tan importante como poco imaginable de concretar de manera precipitada. Pero es el camino imprescindible. Debe notarse que Argentina es un país que tiene una productividad media comparativamente baja lo que dificulta su inserción internacional y, al mismo tiempo, esa realidad tiende a ser utilizada como factor explicativo de niveles salariales refrenados. Si en los noventa la discusión sobre la productividad quiso ser un instrumento para contener el ingreso asalariado en la actualidad debería ser el camino para apuntar a un doble propósito: el de dar un salto en la capacidad productiva del país y, también, el de mejorar la distribución del ingreso entre el capital y el trabajo. Claro que en la actualidad es menos sencillo hacerlo que una década atrás cuando los hados estaban con nosotros. Pero no es menos vital e impostergable.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Reportaje de Damián Toschi, Radio UNLP, 19-12-2015

Reportaje de Damian Toschi, Derecho de autor, Radio UNLP, AM 1390
El tema es la devaluación y su significado e impactos previsibles



sábado, 12 de diciembre de 2015

Separando la paja del trigo. Dolar futuro, INDEC, Asignación Universal

Este fin de año tiene muchos elementos de interés (además del calor agobiante que a muchos nos ha dejado sin energía eléctrica, sin ascensor y sin agua).
De toda la maraña extraigo apenas un aspecto.
Este año se autorizaron operaciones en divisas para ahorro por unos cuatro mil millones de dólares. Otro tanto por compras en el exterior con tarjeta de crédito. Se supone que eso ha beneficiado a los sectories medios o medio-altos.
Pero en el último bimestre la cúpula renunciante del Banco Central vendió mediante un seguro de cambio (dolar futuro) a bancos y a través de ellos a grupos económicos de muy alto poder alrededor de 18 mil millones de dólares.
Esaoperatoria fue suspendida en las semanas últimas a raíz de la presión resultante de la denuncia penal que interpuso un equipo integrado por Alfonso Prat Gay por estafa al fisco en razón de habervendido dolares a febrero o marzo a 10,70 por dolar cuando en la plaza de Nueva York u otras ya se cotizaba a 15. De modo que ese seguro del BCRA implica que si el precio oficial del dólar al fin del verano fuese de ese valor, 15 pesos por dolar, el Banco es decir el país debe emitir unos cuatro pesos por cada dolar futuro esto es unos 70 mil millones de pesos o más.
Además de ser una estafa, de ser una inmoralidad, de ser un negocio más regalado a los grandes capitales es todo eso pero hecho en nombre de una revolución de pacotilla, envuelto en halo  de hazaña o de épica ya no progresista sino cuasi revolucionaria.
Emitir esa cantidad de pesos para cumplir con el seguro pactado por el BCRA a sabiendas de la irregularidad sería una bomba que explotaría al inicio de un eventual proceso de contención de las presiones inflacionarias.
Y en prevención de ello el actual gobierno, que supuestamente representa al círculo rojo que sería promercado o lisa y llanamente de derecha se ha parado frente a los banqueros para decirles "esto no lo podemos pagar de ninguna manera"
De manera frente al aparente revolucionarismo saliente aparece un supuesto derechismo que quiere evitar los nefastos efectos que deja la pesada herencia.
Lo terrible, además, es que losdatos de contexto no se tienen porque destruyeron el INDEC. Y los datos de la administración y de los organismos estatales o paraestatales que manejaba la gestión anterior no sólo no eran informados en tiempo y forma sino que tampoco  han quedado debidamente asentados en la transición, en la medida en que tal transición fue cualquier cosa menos eso. una transición. Así como se mintió durante nueve años con el Indice de Precios, se mintió con la pobreza hasta quedecidieron no publicar más los datos irrisorios que se elaboraban, se inventó una nueva serie de creación de riqueza (PBI) que no superó la manipulación precedente, así como se hizo todo esto también se intentó ocultar la información pertinente o, al menos, oscurecerla de modo de dificultar el conocimiento de los datosde la realidad.
La pregunta que surge claramente es: cuál puede ser la razón para que un gobierno que se caracterizaba a sí mismo como progresista, como nacional y popular, hasta de revolucionario, necesitó ejercer su poder de esta manera tan particular entronizando la mentira, negando el acceso a la información hasta último momento y sembrando el futuro inmediato de los argentinos de tamaños obstáculos? Si se regalaron tan displicentemente fondos por un equivalente a dos años o más de la Asignación Universal por Hijo habrá sido en beneficio del pueblo?

lunes, 7 de diciembre de 2015

"QUE SEA UNA FIESTA DE LA DEMOCRACIA"

LLAMAMIENTO DEL CLUB POLÍTICO ARGENTINO:
"QUE SEA UNA FIESTA DE LA DEMOCRACIA"

Porque tenemos memoria, todos los argentinos festejaremos la asunción de un nuevo presidente en democracia, sin interrupción desde 1983. Celebraremos que asuman los representantes que cada uno eligió, en mayoría o en minoría, en todo el país. Deseamos una plena convivencia social, que respete nuestras diversas ideas políticas y nuestras elecciones de vida, hasta las más cotidianas. 

Hacemos un llamamiento a que tengamos la grandeza y la inteligencia de iniciar esta etapa en paz y en armonía, más allá de nuestras posiciones. Compartirán igual orgullo democrático quienes, por voluntad ciudadana, construyeron nuestra historia y transmiten el gobierno, como quienes, también por mandato popular, deberán ejercer el gobierno y transmitirlo, en futuras alternancias. 

Apelamos especialmente al sentido de la responsabilidad del gobierno saliente y a la convicción de dirigentes políticos del Partido Justicialista para que predomine la sensatez y el compromiso con la democracia por sobre todo otro sentimiento o conveniencia. 

El traspaso de mando es una fiesta de todos, es una navidad de la democracia. Instamos a deponer toda rencilla, toda pequeñez, para que sea un ejemplo de convivencia social y madurez política, el festejo democrático profundo que todos merecemos. 


Comisión Directiva
Club Político Argentino

lunes, 23 de noviembre de 2015

Mercado de trabajo ¿quo vadis? Columna en Diario BAE

BAE Negocios | Elecciones 2015 | 
Lunes 23 de noviembre de 2015 www.diariobae.com 11
Lun, nov 23 2015

Mercado de trabajo, ¿quo vadis?

Por Javier Lindenboim*
Las nuevas autoridades que asuman el 10 de diciembre tendrán una singular tarea por delante en materia socio-ocupacional en una doble perspectiva. Por una parte tratando de preservar o ampliar los logros en materia de relaciones laborales y, tanto o más importante, tratando de generar con su accionar las condiciones para recuperar el dinamismo económico perdido ya hace bastante tiempo.
Como es sabido, los puestos de trabajo no se reparten como los panes bíblicos. Son el resultado del crecimiento económico y este depende en gran medida de la inversión productiva. El gran desafío de la nueva gestión, seguramente, gira en torno de tales cometidos.
El punto de partida debiera ser el de un buen diagnóstico de la situación actual. Como sabemos no es esta una meta sencilla de alcanzar habida cuenta de las serias distorsiones introducidas en el INDEC, organismo rector de las estadísticas públicas de Argentina.
Pese a las limitaciones de información podemos desglosar la larga década posterior a la crisis de 2001 en tres etapas claramente diferenciadas. La primera desde mediados de 2002 (cuando el tipo de cambio llegó a su pico de cuatro pesos por dólar para retraerse a fines de en ese año a tres pesos y al mismo tiempo- se sanciona por decreto el otorgamiento de sumas fijas no remunerativas); así, se inicia el proceso de recuperación económica que se perfecciona al año siguiente con la asunción de las autoridades en mayo de 2003. Por entonces, tanto el PBI como el empleo aumentaban de modo significativo. En el invierno de 2003 los aumentos otorgados se transforman en remunerativos y se eleva el salario mínimo. Al año siguiente se retorna al funcionamiento de las paritarias para modificar las convenciones colectivas de trabajo.
Ese período inicial durante el cual crecía el producto y el empleo y, más lentamente, se recuperaba el salario real, perduró los primeros años de la nueva gestión. Ese dinamismo estuvo asentado en aprovechar la capacidad ociosa, la fuerte devaluación del peso y la adaptabilidad de las empresas medianas y pequeñas y no en una reestructuración productiva que apunte a un crecimiento sostenido y al desarrollo.
Es por eso que -a poco andar- se hicieron notar los límites de la economía argentina que provocaron el retorno de las tensiones inflacionarias y luego la restricción externa. Es así que en lugar de impulsar tales modificaciones sustantivas se optó por el camino de disimular los efectos alterando la información estadística. Para colmo luego se producen en el hemisferio norte las crisis financieras que recalan en nuestras playas hacia fines de 2008. La situación se agrava en 2009 con una gran sequía local.
Así la segunda etapa, hasta 2010 inclusive, produjo un amesetamiento del nivel de actividad y de la demanda de empleo. En el año del bicentenario se pensó que la tormenta había pasado y allí tampoco se generaron medidas estructurales. Todo lo contrario. Con lo que la recuperación apenas alcanzó para sostener el éxito electoral de 2011.
De allí en más no dejamos de estar estancados o declinar más allá de los malabares que hacían las autoridades estadísticas (sea el cambio de base para el cálculo del PBI y el “nuevo” índice de precios).
El año 2014 fue un lapso de pérdidas netas de empleo, junto con un deterioro del salario real. Y 2015 no mostró diferencia excepto que se volvió a utilizar la contención del tipo de cambio con el propósito de atemperar la presión inflacionaria. Pero todas las variables de la economía ya quedaron completamente desacopladas. Las virtudes de los superávit gemelos que caracterizaron los primeros años y que eran metas buscadas por el presidente Néstor Kirchner, quedaron en el recuerdo.
Eso explica que ya hace varios años no se crean nuevos puestos de trabajo por ejemplo en la industria. Y sólo lucen cambios positivos el empleo estatal y el autoempleo. Este último suele aumentar en situaciones críticas desde el punto de vista socioeconómico. El empleo público atenuó las necesidades laborales de parte de la población pero terminó por agravar la deficitaria situación fiscal en todos sus niveles.
En este panorama con presión al alza de los precios, escasez de recursos fiscales, baja en los precios de los principales productos de exportación e incertidumbre debida a la transición política resulta más fácil apreciar las dificultades que deben enfrentarse que los senderos para su solución.
La recuperación de la dinámica de crecimiento condición planteada por los equipos económicos de los dos candidatos del balotaje debe ser lograda. Pero esta meta debe incluir acuerdos para que su obtención sea producto de esfuerzos compartidos y no recaiga sólo sobre el eslabón más débil que principalmente es el de los asalariados. Quizás Argentina pueda mostrar que se puede proteger al trabajador no sólo en la bonanza y que retomar la senda perdida sea resultado de esfuerzos compartidos. Que así sea.
*Director del CEPED/UBA e Investigador del CONICET

domingo, 22 de noviembre de 2015

¿Qué pasa con el empleo?

Columna publicada en el diario PERFIL el 22-11-15

Los relatos o los mitos suelen surgir a partir de hechos concretos. En el caso del empleo, lo concreto es que en los primeros años de salida de la crisis, desde mediados de 2002, se vivió un proceso en el cual la recuperación de la dinámica económica a partir de la gran devaluación que modificó drásticamente las condiciones para producir internamente en lugar de importar y, además, volver a exportar dio origen a una gran demanda de puestos de trabajo. En esas condiciones propicias, la preocupación oficial por la calidad del empleo facilitó que la mayor parte de los nuevos puestos fueran protegidos. De allí que el gran salto fue el de los asalariados privados “en blanco” aunque el volumen de empleo precario -pese a bajar su proporción- mantuvo su volumen absoluto durante varios años.
Ese relativamente acotado período inicial que se extendió hasta 2007 aproximadamente fue continuado por unos años en los que ya se habían agotado los efectos de la salida de la crisis, asomaban de manera creciente y peligrosa las tensiones inflacionarias, había preocupación por los efectos posibles sobre nuestra economía de las complicaciones financieras en los países más desarrollados. De ese modo, durante 2008, 2009 y 2010 la creación de empleo privado asalariado protegido se mantuvo en una meseta. Por entonces, dada la ausencia de una política efectivamente de desarrollo, sólo asomó la demanda laboral proveniente del sector público.
Luego de un perceptible aumento del empleo privado en 2011, asociado con los múltiples mecanismos ensayados desde el gobierno para apuntalar la reelección de la presidenta Kirchner, se inicia la etapa en la que aún estamos. En ella hay declinación neta de asalariados privados –tanto los precarios como los protegidos- y un visible dinamismo en dos componentes que, por lo general, no asocian su desempeño con los mejores momentos del ciclo económico y menos aún del desarrollo: ellos son el empleo estatal y el empleo por cuenta propia.
Esas son las características que asoman del gráfico adjunto en el que se aprecia, por ejemplo, que el volumen del empleo asalariado protegido en 2015 es menor que en 2011. Dada la endeblez de la información estadística provista por el INDEC y habida cuenta de manejos no claramente explicados en materia de volumen poblacional de referencia, en este caso hemos desestimado los ajustes que se hicieron en la EPH desde fines de 2013.
Categ ocupac 2003-2015


Con la información graficada, el aumento del empleo en los aglomerados cubiertos por la EPH fue de medio millón entre 2008 y 2011 y nulo desde entonces para aquí. (Para llevar estos valores al equivalente del total del país hay que agregarles un 60% aproximadamente).
En rigor el saldo casi nulo se compone de un aumento de 300 mil entre cuenta propia y asalariados públicos compensados por una caída similar de asalariados privados (200 mil) y patrones (100 mil). Es decir,  no sólo estamos lejos de la dinámica económica y ocupacional pujante de los primeros años posteriores a la crisis sino que se ve que el modelo industrialista con inclusión queda sólo en un título muy atractivo pero sin soporte perceptible.
La tarea que tiene por delante el próximo gobierno, cualquiera sea el triunfador en el balotaje es enorme pues hace falta recuperar el crecimiento económico –lo cual requiere cambios sustantivos en varias áreas, que faciliten e impulsen el regreso de la inversión productiva- y que dicha recuperación incluya en su definición el componente relevante de la demanda laboral. Las normas protectorias del sector del trabajo deberán integrar los nuevos planes oficiales recordando que resguardar al trabajador es algo que se logra, más allá de las palabras de ocasión, con acciones integrales.
Claro que esto alude a las cantidades, como les gusta decir a los economistas. Falta discutir la cuestión de los precios, en este caso, la remuneración del trabajo. Y esto se vincula con otro tema pendiente: la sociedad requiere mejorar su capacidad productiva (obtener más bienes y servicios con similar esfuerzo) pero ello se conecta con la necesidad de mayor equilibrio en la apropiación de tal mejoría. Ya tuvimos períodos en que la mayor productividad quedó sólo en manos de los empresarios y eso no se tradujo en crecimiento a mayor escala ni en desarrollo. Es hora de que estos temas nos convoquen de verdad.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Politización, sí; partidización no!

Reportaje de Gustavo Bazzán, Radar Económico, FM Cultura 97,9
El tema fue el de la utilización de instituciones públicas para pronunciamientos partidarios violentando la pluralidad propia de tales instituciones


jueves, 19 de noviembre de 2015

Las insituciones académicas y la partidización

El alineamiento de rectores y decanos de distintas universidades públicas con el candidato del FPV, Daniel Scioli, generó un fuerte malestar entre grupos de docentes y graduados que repudianel uso de las instituciones educativas en favor de un partido político.
En los últimos días se difundieron decenas de comunicados que, lejos de hacerse a título personal, alineaban a universidades nacionales y muchas facultades de diversas carreras llamando a "defender lo logrado" votando a Daniel Scioli.
Esta postura fue tomada por varias facultades de la UBA y de laUniversidad de La Plata, entre otras. Y hasta de investigadores y científicos del CONICET.
Pero rápidamente aparecieron también las protestas y las disidencias. Ayer se hicieron públicos comunicados de docentes y graduados repudiando la actitud tomada por las autoridades universitarias.
Un grupo de docentes de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata, expresó su desacuerdo con la declaración de esa alta casa de estudios en apoyo a la gestión del gobierno nacional en el marco de las elecciones presidenciales del domingo próximo. 
"La comunidad académica de la Universidad está integrada por un amplio abanico de docentes con pensamientos, opiniones e ideologías diferentes que son parte esencial de su riqueza democrática y republicana", indicaron los profesores en un comunicado. Y agregan: "Entendemos que la Universidad, si bien es un ámbito central del debate de ideas, como institución no debe tomar posición por ninguna de la alternativas políticastratando de influir en la decisión de los ciudadanos", concluyeron. Firman, entre otros, los economistas Daniel Artana, Fernando Navajas, Martín Tetaz y Leonardo Gasparini.
También graduados de Agronomía de la UNLP se pronunciaron en contra del llamado al voto de un candidato en particular, en este caso Daniel Scioli.
"No compartimos y repudiamos las expresiones de apoyo, proclamadas en solicitadas en diarios, revistas y medios de comunicación del Decano Daniel Scatturice y diferentes actores de la facultad; entendiendo que lo hacen desde la institucionalidad y no desde lo personal".
"Las instituciones universitarias deben tener y contener posiciones ideológicas pero respetando a
los que también pensamos muy distinto sobre cómo se enseña, investiga, debate y se vinculan con
los gobiernos de turno.
El profesor de la carrera de ciencias económicas de la UBA, Javier Lindenboim -muy respetado entre sus colegas-, se pronunció en soledad, utilizando su cuenta en Twitter: "Algún día habrá que pedir rendición de cuentas a los abusadores de las instituciones, sean Rectores, Decanos o Presidente de Conicet".
La investigadora del Conicet Mirta Varela publico días atrás una columna en Clarín en la que expresaba su queja sobre el alineamiento del CONICET: "El pronunciamiento partidario de estas instituciones esinaceptable porque el CONICET y las universidades no le pertenecen a ningún gobierno, aunque en algunos casos se les haya aplicado unalógica clientelar. El desprestigio de estos mecanismos es difícil de reparar y resulta penoso ver cómo quienes debieran salvaguardar el pensamiento crítico se han convertido en aplaudidores seriales."
Hoy, en el diario La Nación, la historiadora e investigadora del CONICET, Hilda Sábato se expresa en el mismo sentido: "Estas convocatorias (a votar a Scioli) no se hacen a título personal de quienes las firman, sino en nombre de las instituciones: la facultad, la universidad, etcétera, y constituyen una violación de los criteriosque guían la vida universitaria en la Argentina. No se requiere (y no se debe requerir) adscripción partidaria o ideológica alguna para quienes se desempeñan en esas instituciones en cualquier condición que sea (profesores, alumnos, personal no docente), por lo que cada casa de estudio es (y debe ser) un espacio plural en materia ideológica y política, situación que enriquece decididamente la vida institucional y académica. Las autoridades, debidamente elegidas por la comunidad educativa, pueden a título personal tener afinidad por una y otra posición política o ideológica, pero ello no implica que esas posiciones representen a la institución en su conjunto y puedan enunciarse como "la" postura oficial.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Declaración de PLATAFORMA 2012 sobre la utilización de medios y recursos estatales

LogoPlataforma2012
Pronunciamiento Plataforma 2012


14 de noviembre de 2015

En las últimas semanas se han reiterado declaraciones de autoridades universitarias que se han pronunciado oficialmente reclamando que se vote a un determinado candidato en las elecciones presidenciales. Como signo de estos tiempos, académicos e intelectuales, otrora referentes del pensamiento crítico, han respaldado estas declaraciones, naturalizando lo que consideramos inaceptable: la utilización de los medios y recursos de las instituciones del Estado, el poder de influencia de los cargos de los funcionarios públicos, para denostar a adversarios políticos, desprestigiar interpretaciones diversas sobre la situación política y social y demandar de la sociedad acciones en favor de un determinado candidato partidario.
Las instituciones públicas, y más aún las educativas, deben tomar posición acerca de los grandes temas, aunque nunca una posición partidista para intentar influir en un proceso electoral. La independencia de las instituciones universitarias y del sistema de investigación científico respecto de las estructuras partidarias se encuentra arraigada en el espíritu mismo del sistema universitario argentino, imbricada en la noción de autonomía universitaria sostenida por la Constitución nacional y reforzada por su régimen de cogobierno, que pretende incorporar una pluralidad de voces. Esta independencia está expresada en los estatutos universitarios que las autoridades académicas juran cumplir. Por ejemplo, en su art. 4 el Estatuto de la Universidad de Buenos Aires sostiene:
"La Universidad es prescindente en materia ideológica, política y religiosa, asegura dentro de su recinto la más amplia libertad de investigación y de expresión, pero no se desentiende de los problemas sociales, políticos e ideológicos, sino que los estudia científicamente."
El tenor de las declaraciones emitidas y el hecho de que las mismas sean impulsadas desde el poder institucional obliga a toda la comunidad académica a posicionarse en un escenario político, que fuerza a optar entre el apoyo al partido del Gobierno o ser ubicado arbitrariamente como partidario de intereses contrarios a la institución.
Este tipo de situaciones en las que lo partidario se confunde con lo social nos convoca a problematizar cuál es el tipo de compromiso social esperable y exigible de las universidades. ¿Dónde estaban las autoridades universitarias comprometidas con el bien público y el conocimiento científico para cuestionar la intervención del INDEC, la contaminación con cianuro en los ríos, la imposición de la megaminería y el fracking, los persistentes problemas de salud pública, el hambre y la desnutrición infantil, la pobreza y su invisibilización, los riesgos habitacionales de buena parte de la población, entre otros temas de gran relevancia social? Nos urge un proyecto de resistencia y reconstrucción cultural en el que científicos, académicos y artistas trabajemos en conjunto, trascendiendo las ilusorias fronteras divisorias construidas desde el poder. La tarea de propiciar el pensamiento crítico constructivo es una empresa de relevancia histórica que hoy nos convoca para enfrentar la difícil situación social que se avecina. La construcción de un proyecto de país que supere la situación de dependencia, desigualdades crecientes y corrupción generalizada exigen de la intelectualidad y del conjunto de la comunidad universitaria, científica y cultural una completa emancipación respecto a los poderes gubernamentales.
El desafío actual es el de rescatar de nuestra propia historia aquellos ejemplos de resistencia y construcción, de compromiso social y crítica al poder, que en diferentes momentos supieron caracterizar a buena parte de nuestra intelectualidad.

Plataforma 2012: Osvaldo Acerbo, Julio Aguirre, Pablo Alabarces, Mirta Antonelli, Jonatan Baldiviezo, Héctor Bidonde, Jorge Brega, José Emilio Burucúa, Diana Dowek, Lucila Edelman, Roberto Gargarella, Adriana Genta, Adrian Gorelik, Alejandro Katz, Diana Kordon, Darío Lagos, Alicia Lissidini, Rubén Lo Vuolo, Gabriela Massuh, José Miguel Onaindia, Patricia Pintos, Marcelo Plana,  Daniel Rodríguez, Ana Sarchione, Beatriz Sarlo, Rubén Szuchmacher, Maristella Svampa, Nicolás Tauber Sanz, Jaco Tieffenberg, Enrique Viale, Patricia Zangaro.


domingo, 15 de noviembre de 2015

El empleo en la era K: ni todo bien ni todo mal La Nación, 15-11-2015


Mejorar el escenario laboral, una gran tarea del próximo gobierno
LA NACION
DOMINGO 15 DE NOVIEMBRE DE 2015

Parece ser ésta una época en la que no es muy común encontrar un análisis del comportamiento socioeconómico (a veces sólo una descripción) realizado con el equilibrio necesario para evitar sesgos, al menos los más groseros.
Se ha dicho hasta el hartazgo que a la salida de las vicisitudes de 2001, en particular a partir del invierno de 2002 se inició el "rebote" desde la profundidad de la crisis, tanto en términos del nivel de la actividad como del empleo. Ese proceso se consolida y recibe nuevos impulsos con la asunción del gobierno de Néstor Kirchner a mediados de 2003.
En esa gestión creció el empleo privado, tanto el protegido como el precario, con una baja inicial del empleo estatal registrado por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). El empleo "en blanco" de los asalariados adquiere un dinamismo pocas veces registrado antes, hasta el punto que su volumen se incrementa en cuatro años 60%. El empleo precario avanza, pero mucho más lentamente, al 20%. Esta es la razón por la que cae su peso relativo en el conjunto de asalariados.
Pero durante dos períodos presidenciales que siguieron, los de Cristina Kirchner, la situación cambió sustancialmente. En la primera parte, el empleo protegido se estancó y se recuperó con un llamativo impulso antes de las elecciones de 2011. De allí en más, con alguna irregularidad, se inicia un descenso continuo. El empleo precario evolucionó con tendencia declinante, y en 2014 y 2015 su volumen es equivalente al del punto de partida en 2003.


Distinto es lo ocurrido con el empleo por cuenta propia. Su dinámica es moderada hasta 2011, pero luego adquiere un ritmo llamativo. Entre mediados de 2011 y mediados de 2013, el número de cuentapropistas se eleva 15% según la EPH. En ese lapso el conjunto del empleo casi no registró variación, lo que hace más llamativo el desempeño del autoempleo. En décadas pasadas, los momentos de fuerte dinámica de ese empleo eran definidos como expresión de sensibles dificultades ocupacionales y, en general, de conflictos socioeconómicos visibles.
Pero el componente destacado es el empleo estatal. Hasta mediados de 2008 casi no tuvo cambios. Luego muestra un ritmo sostenido y crece 20%. Es posible que se subestime esa realidad, en tanto le encuesta del Indec cubre sólo una treintena de los aglomerados más poblados.
La mejora del empleo privado con protección ha sido indudable. Ese aumento si bien no desapareció empezó a declinar, hasta el punto de que en 2015 incluye a menos personas que en 2011. El relativo estancamiento en el agregado del mercado laboral se sostiene en los años recientes sobre la base del empleo estatal y el cuentapropista. Esos fenómenos han mostrado en el pasado que no son expresión ni causa de un proceso de crecimiento y menos aún de desarrollo. La tarea por delante, cualquiera que sea el resultado de las elecciones, es enorme en términos económicos y sociales.
El autor es director del Ceped/UBA e investigador del Conicet


viernes, 6 de noviembre de 2015

De qué estamos hablando?????

De qué estamos hablando?????
En el sitio de REALIDAD ECONOMICA encuentro una nota del periodista Claudio Scaletta
Tomo apenas un par de párrafos como ejemplo de las confusiones que contiene: 
Camino incompleto
El kirchnerismo, a través del crecimiento conducido por la demanda, logró la expansión del Producto Interno Bruto (PIB), sentó las bases para iniciar el desarrollo y, al hacerlo, dio comienzo a estos procesos de ruptura. Lo hizo invirtiendo la secuencia lógica: primero reorientó las relaciones internacionales hacia países con economías complementarias, como las de los BRICS, especialmente con Rusia y China, y no hacia las competitivas, como Estados Unidos y Europa, que se caracterizan además por intentar imponer ciertas políticas económicas a sus aliados periféricos. Fue una secuencia un poco obligada por rupturas anteriores, como el default de la deuda pública a partir de diciembre de 2001, pero reafirmada en la Cumbre de las Américas de 2005 en Mar del Plata cuando se rechazó el ALCA, el plan de Estados Unidos para liberalizar el comercio continental y subordinar a las economías latinoamericanas.
Frente a estos procesos iniciados tempranamente, más dificultades y demoras encontró la transformación de la burguesía local, lo que explica que el kirchnerismo haya tenido que subsanar este retraso mediante el recurso del Estado como actor económico. Lo hizo a través de la recuperación de la seguridad social y de YPF, los dos casos más emblemáticos, pero también del Correo, de Aerolíneas Argentinas y, más recientemente, de los ferrocarriles.

La atribución de virtudes no necesita violentar la secuencia histórica de los acontecimientos. El crecimiento económico, por caso, se empieza a recuperar en el invierno de 2002. Si queremos forzar la historia, podemos decir que es a partir de 2003. Pero en todo caso es muy anterior a la denominada reorientación de las relaciones internacionales (en alusión al acercamiento a China y Rusia en los años recientes). Por tanto, la crisis de 2001, la recuperación económica desde 2002, lo del ALCA en 2005 etc. no tienen relación alguna con los acontecimientos que llevaron a pedir el auxilio de China con un préstamos de yuanes para disimular la falta de divisas en el Banco Central.
El segundo elemento argumentado (estatización fondos AFJP, fin de 2008-comienzos de 2009, YPF -en 2012-, Aerolíneas -2008-, ferrocarriles -2014,) tampoco tienen relación con la recuperación económica.
En verdad el importante crecimiento del empleo y del producto son caracterísitcas propias del lapso que cubre principalmente al periodo en que Néstor Kirchner fue presidente. Si queremos estirar un poco, hasta 2008. No olvidemos que en la segunda mitad de 2008 el gobierno estableció el programa de protección del empleo (REPRO) y los otros de estímulo a la demanda de automóviles, motocicletas, etc. como consecuencia de la llegada -así se argumentó- a nuestras playas de los efectos de la crisis financiera internacional.
En otras palabras se atribuye un dado carácter virtuoso a acciones que en modo alguno explican el período de bonanza de los gobiernos kirchneristas los cuales se dieron previamente a ellos. Y como consecuencia el razonamiento pone entonces en la vereda de enfrente, como un credo, a todos los que no comulgan con este relato.
No podemos hablar un poco más seriamente?

martes, 27 de octubre de 2015

Uno de los legados de estos doce años

Hace casi dos años, a mediados de la gestión presidencial iniciada a fines de 2011, la situación económica y social ya era muy delicada.
Ofreci´a una Revista escribir un artículo con mi perspectiva sobre la situación aclarando que no iba a ser por cierto benévola con la mirada oficial. Entregué el texto hacia fin de año. Un mes después pregunté si había novedades y me dijeron que la evaluación estaba llevando más tiempo, Finalmente fui informado que la Revista "no lo iba a publicar por razones editoriales".

El texto era extenso. Pero había un párrafo que viene muy a cuento en este momento:

Más recientemente, el cada vez más complicado panorama en materia energética quiso afrontarse con una acción que (aunque argumentalmente débil) fue acompañada en el Parlamento por la mayor parte de las fuerzas políticas: la “nacionalización” de YPF. Los casi dos años transcurridos mostraron a la empresa YPF (que produce sólo un tercio de los hidrocarburos aunque atiende una alta proporción del mercado doméstico) necesitando auxilio tecnológico y financiero. Si primero se “nacionaliza” y luego se convoca a empresas internacionales (imputadas, además, de pésimo manejo ambiental) y adicionalmente se dispone la indemnización, aparentemente holgada, de los titulares anteriores, no resulta para nada entendible ni el motivo, ni la oportunidad ni la forma en que se actuó en abril de 2012. Por lo menos se trataría de incapacidad para gestionar aspectos esenciales de la responsabilidad estatal.
Los desatinos en esta materia tornaron un superávit energético en divisas de varios miles de millones de dólares en un déficit de cuantía superior, lo cual generó una brecha en pocos años del orden de los trece mil millones de dólares, entre aquel superávit y el actual déficit. Esto es parte de las erogaciones que componen la enorme cuantía de los subsidios económicos.

La derivación de todo esto podría ser muy perniciosa. El panorama que se presenta ante la sociedad incluye argumentos socializadores trastrocados en sus opuestos sin otro soporte que el cambio de la decisión misma, actuación estatal carente de la eficiencia y eficacia necesarias, así como alto grado de sospecha de que los motivos de la gestión se encuentran más cerca de los mezquinos intereses personales que de los loables intereses colectivos. No es insensato pensar que el resultado en la conciencia y en el humor de la ciudadanía sea el de rechazar cualquier acción futura de control estatal efectivo. Ese sería una de los legados más perversos que dejaría la actual gestión gubernamental.

domingo, 25 de octubre de 2015

El empleo está estancado y aumenta el desaliento Columna en Clarin 25-10-2015



    El empleo está estancado y aumenta el desaliento

Debate.Javier Lindenboim

El empeoramiento de las condiciones laborales durante los años noventa (aumento del desempleo y de la precarización de los asalariados) se justificaba porque los afectados no supieron adaptarse a los nuevos requerimientos del mercado de trabajo. Es decir no sólo estaban sin empleo sino con la culpa por sus propios pesares. Por contraste, al salir de la crisis de 2002 se multiplicaban las referencias sobre el inicio de una supuesta etapa sin fin de expansión económica y ocupacional. Esa halagüeña percepción se atribuía, casi por completo, a la acción del nuevo gobierno.
Aquí resulta de aplicación forzosa la expresión “ni tanto ni tan poco”. Rara vez hay una causa excluyente de algún fenómeno relevante. A comienzos de los noventa, la sociedad tomó por cierto el diagnóstico que esgrimía que el déficit fiscal, la inflación, la ineficaz prestación de gran parte de los servicios estatales, etc. derivaban de una perniciosa conjunción: fuerte presencia estatal y un gobierno que, por no responder al peronismo, no podía encontrar soluciones atinadas. Allí surgió en Argentina el “menemismo”, en un mundo que se sorprendió con la implosión del “socialismo real” y se deslumbró con el neoliberalismo.
En ese contexto el mercado de trabajo local sufrió tanto por el cierre de empresas no competitivas que eran también las más demandantes de trabajo como por el impedimento de sustentar el funcionamiento de la economía en base a los préstamos externos que alimentaron el consumo pero no la inversión productiva.
El auge inicial pareció convencer a la población que premió al gobierno de Menem con su reelección. Luego, la sucesión de episodios negativos (Rusia, Brasil, Extremo Oriente) hacia finales de la década, abrió un quinquenio de descenso del producto bruto argentino (1998-2002).
La clausura de ese experimento coincidió con un profundo cambio global. Se agotó el predominio del neoliberalismo y apareció un nuevo e importante jugador: China. Mientras Argentina ardía, ese país fue admitido en la Organización Mundial de Comercio en diciembre de 2001, elevando volumen y precios de las exportaciones latinoamericanas (petróleo, soja, cobre, etc.).
La crisis económica local inició un rápido modo de superación ya a mediados de 2002 de manera que al asumir Néstor Kirchner con el anterior equipo económico encontró el camino demarcado. El énfasis en el mercado interno encontró viabilidad en este nuevo contexto. La demanda laboral dinamizada enmarcó la reapertura de las negociaciones colectivas para la fijación de salarios. El empleo se elevó a ritmos tales que no se tenía recuerdo, llevando de 4% a 40% el aumento decenal de asalariados
Pero esa vorágine no duró demasiado, quizás cuatro años. Las ramas que más perdieron empleo en los noventa (industria y construcción) fueron las de mayor alza en esos años iniciales. Pero luego de 2007 casi no crecieron. Esto es: la bonanza duró lo que permitieron el aprovechamiento de la capacidad instalada y la inyección presupuestaria originada en la apropiación de una parte de la renta agraria, vía retenciones.
Ni en los noventa ni en los dos mil hubo cambios sustanciales de nuestra estructura productiva. Allí se encuentra una razón central por la cual hoy, más allá de las maniobras estadísticas oficiales, el empleo está estancado y hay fuertes indicios de reaparición de lo que en los noventa llamamos el desaliento: ante la percepción de la enorme dificultad por ingresar (o retornar) al mercado laboral, hay porciones de la población que se “retiran” de la oferta laboral, no salen a buscar trabajo, no se ofrecen. De manera que aunque no se vean cifras de mayor desempleo las tensiones existen.
En la actualidad existen múltiples mecanismos de ayuda para paliar la situación de carencia de la población que no logra un empleo. Sin embargo el reclamo, sea expresado a viva voz o en un susurro, es: no quiero un Plan, quiero un empleo.
Javier Lindenboim, Director del CEPED / UBA

viernes, 23 de octubre de 2015

LAS CONSECUENCIAS DE DOCE AÑOS DE GOBIERNO KIRCHNERISTA EN EL MERCADO DE EMPLEO Y LOS DESAFÍOS PARA EL PRÓXIMO PRESIDENTE

Cable de Noticias Argentinas con un texto propio solicitado por la agencia

Economia y Negocios/Nota
   Empleo-Opinión
 LAS CONSECUENCIAS DE DOCE AÑOS DE GOBIERNO KIRCHNERISTA EN EL
MERCADO DE EMPLEO Y LOS DESAFÍOS PARA EL PRÓXIMO PRESIDENTE
   Buenos Aires, 23 octubre (especial para NA por Javier Lindenboim*) –
Un análisis de los doce años del kirchnerismo en materia de empleo como de ingresos de asalariados no es tarea sencilla, ya que choca con la decisión oficial de haber introducido en el principal organismo a cargo de las estadísticas públicas, el INDEC, distorsiones que producen más brumas que nitidez.
   Con los recaudos necesarios, puede mencionarse que el ritmo de creación de empleo entre mediados de 2002 y mediados de 2007 tuvo un dinamismo que no sólo contrasta con el magro desempeño de los años noventa, sino que tiene pocos antecedentes.
   Durante el último cuarto de siglo, el empleo asalariado urbano elevó su número de ocho a nueve millones entre 1991 y 2000 pero la crisis de 2001 retrajo su volumen al punto de partida. Ya en 2007 se había alcanzado un total de 11,2 millones que se elevó a doce millones en 2013. Si comparamos este último dato con el del  2000 el aumento fue del orden de un tercio, pero contra 2002 el alza es del 50%.
   A fin de evitar el enredo coyuntural, vale hacer esta comparación histórica: el empleo asalariado de la industria en argentina se incrementó en un 50% entre 1935 y 1941, llegando a su duplicación antes de que termine la guerra. Al asumir Juan D Perón su gobierno en 1946, el empleo industrial era el 120% más voluminoso que a mediados de los años treinta con un millón de asalariados en el sector fabril. Luego de esa fecha el empleo industrial no creció demasiado al punto de que en la actualidad se ubica en torno del millón y medio.
   Entre 2002 y 2007 los asalariados se incrementaron a un ritmo del 6% anual aproximadamente. Desde entonces el aumento no alcanza al cinco por ciento acumulado, no anual sino por trienio (eso vale tanto para 2007-2010 como para 2010-2013). El contraste no puede ser más evidente para mostrar el estancamiento registrado recientemente en el empleo. Dicho cambio deriva, sin dudas, de la interrupción del crecimiento económico que habíamos logrado a la salida de la crisis conjugando la devaluación de nuestra moneda,uso de la capacidad instalada, recuperación de la mediana y pequeña empresa y un fuerte estímulo proveniente del sector externo de la economía.
   En el último cuatrienio, por contraste con el primer gobierno del kirchnerismo, la nota característica es el estancamiento económico y, por tanto, la disminución (sino la ausencia) de demanda ocupacional. Además, en aquellos primeros años de bonanza, lo dominante era la creación de empleo protegido mientras que desde hace un quinquenio no se logra disminuir la proporción de asalariados precarios.
   Los datos de ingresos del sector del trabajo después de la crisis indicaron una recuperación significativa pero rezagada respecto del aumento del empleo. Esto significa que recién a partir de 2004 se hace visible la recuperación del salario real.
   Sin embargo desde 2007 la reaparición del proceso inflacionario (el que quiso ser disimulado con el falseamiento de las estadísticas de precios) generó tensiones y mayores heterogeneidades entre distintos núcleos de asalariados. Además también aquí hay incertidumbre sobre la verosimilitud de los datos correspondientes originados en la EPH.
   En tiempos recientes se divulgaron datos según los cuales, en medio de las dificultades visibles en el mercado de trabajo, el INDEC informaba que en un año el empleo precario había mejorado sus ingresos significativamente más que los empleados "en blanco". Difícil de admitir pero son los datos disponibles.
   Debe anotarse, también, que a lo largo de este decenio extendido hubo desde el punto de vista normativo esfuerzos importantes por mejorar el escenario en que se desempeñan los asalariados, junto con la recomposición de la propia institucionalidad de la cartera. Las normas tendientes a la regularización del empleo precario, con ser valiosas, no lograron  perforar el porcentaje de un tercio de asalariados sin protección. Una hipótesis plausible sería que ese fenómeno no se circunscribe al accionar del mercado laboral y a su normativa sino que se conecta con la dinámica económica general y con la política fiscal global.
   En este marco, la tarea por delante seguramente dependerá menos de la acción que pueda emprenderse desde el Ministerio de Trabajo cuanto de la orientación de la política económica para la cual el panorama que se presenta es harto complicado.
   El dinamismo perdido deriva tanto de notables errores de política (o directamente de la ausencia de una estrategia orientadora de las medidas de corto plazo) como de un empeoramiento de las condiciones que nos vinieron asistiendo en gran parte del lapso reciente. La fuerte demanda de productos primarios que impulsó fuertemente a toda América Latina está flaqueando y los precios se han debilitado de manera notable.   
   Esto se puede ver en el petróleo que había alcanzado los 150 dólares el barril y desde hace un año está en 50. Aunque con menos intensidad también afecta a nuestras exportaciones de soja. En nuestro país se agrega la crítica situación de un importante socio y comprador como es Brasil.
   De modo que –sin llorar sobre la leche derramada- no podemos evitar lamentar que en los años más propicios no hayamos podido reconstruir las bases productivas y la forma en que se distribuye el ingreso generado por la economía. Sobre esto último tampoco se cuenta con información fehaciente más allá de los imprecisos anuncios acerca de la eventual superación del famoso "fifty-fifty". Las manipulaciones estadísticas llegaron también a lo que se denomina las Cuentas Nacionales. Hay fuertes cuestionamientos sobre la verdadera dimensión la producción anual y sobre el ritmo de su evolución al menos en el último quinquenio.
   De esto deriva la necesidad de sugerir al nuevo gobierno que la preocupación por la recuperación macroeconómica no deje de lado los esfuerzos por proteger y mejorar el empleo asalariado.  
   Esa protección debe abarcar a la totalidad del sector laboral no sólo a los cubiertos por las normas legales vigentes para lo cual entre otras medidas de alcance general está la de conocer verdaderamente el volumen, características y dinámica del empleo en Argentina lo que requiere recuperar las estadísticas públicas.

   JL/GCH/LDC
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NA 2015-10-23 12:02:51