lunes, 23 de noviembre de 2015

Mercado de trabajo ¿quo vadis? Columna en Diario BAE

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Lun, nov 23 2015

Mercado de trabajo, ¿quo vadis?

Por Javier Lindenboim*
Las nuevas autoridades que asuman el 10 de diciembre tendrán una singular tarea por delante en materia socio-ocupacional en una doble perspectiva. Por una parte tratando de preservar o ampliar los logros en materia de relaciones laborales y, tanto o más importante, tratando de generar con su accionar las condiciones para recuperar el dinamismo económico perdido ya hace bastante tiempo.
Como es sabido, los puestos de trabajo no se reparten como los panes bíblicos. Son el resultado del crecimiento económico y este depende en gran medida de la inversión productiva. El gran desafío de la nueva gestión, seguramente, gira en torno de tales cometidos.
El punto de partida debiera ser el de un buen diagnóstico de la situación actual. Como sabemos no es esta una meta sencilla de alcanzar habida cuenta de las serias distorsiones introducidas en el INDEC, organismo rector de las estadísticas públicas de Argentina.
Pese a las limitaciones de información podemos desglosar la larga década posterior a la crisis de 2001 en tres etapas claramente diferenciadas. La primera desde mediados de 2002 (cuando el tipo de cambio llegó a su pico de cuatro pesos por dólar para retraerse a fines de en ese año a tres pesos y al mismo tiempo- se sanciona por decreto el otorgamiento de sumas fijas no remunerativas); así, se inicia el proceso de recuperación económica que se perfecciona al año siguiente con la asunción de las autoridades en mayo de 2003. Por entonces, tanto el PBI como el empleo aumentaban de modo significativo. En el invierno de 2003 los aumentos otorgados se transforman en remunerativos y se eleva el salario mínimo. Al año siguiente se retorna al funcionamiento de las paritarias para modificar las convenciones colectivas de trabajo.
Ese período inicial durante el cual crecía el producto y el empleo y, más lentamente, se recuperaba el salario real, perduró los primeros años de la nueva gestión. Ese dinamismo estuvo asentado en aprovechar la capacidad ociosa, la fuerte devaluación del peso y la adaptabilidad de las empresas medianas y pequeñas y no en una reestructuración productiva que apunte a un crecimiento sostenido y al desarrollo.
Es por eso que -a poco andar- se hicieron notar los límites de la economía argentina que provocaron el retorno de las tensiones inflacionarias y luego la restricción externa. Es así que en lugar de impulsar tales modificaciones sustantivas se optó por el camino de disimular los efectos alterando la información estadística. Para colmo luego se producen en el hemisferio norte las crisis financieras que recalan en nuestras playas hacia fines de 2008. La situación se agrava en 2009 con una gran sequía local.
Así la segunda etapa, hasta 2010 inclusive, produjo un amesetamiento del nivel de actividad y de la demanda de empleo. En el año del bicentenario se pensó que la tormenta había pasado y allí tampoco se generaron medidas estructurales. Todo lo contrario. Con lo que la recuperación apenas alcanzó para sostener el éxito electoral de 2011.
De allí en más no dejamos de estar estancados o declinar más allá de los malabares que hacían las autoridades estadísticas (sea el cambio de base para el cálculo del PBI y el “nuevo” índice de precios).
El año 2014 fue un lapso de pérdidas netas de empleo, junto con un deterioro del salario real. Y 2015 no mostró diferencia excepto que se volvió a utilizar la contención del tipo de cambio con el propósito de atemperar la presión inflacionaria. Pero todas las variables de la economía ya quedaron completamente desacopladas. Las virtudes de los superávit gemelos que caracterizaron los primeros años y que eran metas buscadas por el presidente Néstor Kirchner, quedaron en el recuerdo.
Eso explica que ya hace varios años no se crean nuevos puestos de trabajo por ejemplo en la industria. Y sólo lucen cambios positivos el empleo estatal y el autoempleo. Este último suele aumentar en situaciones críticas desde el punto de vista socioeconómico. El empleo público atenuó las necesidades laborales de parte de la población pero terminó por agravar la deficitaria situación fiscal en todos sus niveles.
En este panorama con presión al alza de los precios, escasez de recursos fiscales, baja en los precios de los principales productos de exportación e incertidumbre debida a la transición política resulta más fácil apreciar las dificultades que deben enfrentarse que los senderos para su solución.
La recuperación de la dinámica de crecimiento condición planteada por los equipos económicos de los dos candidatos del balotaje debe ser lograda. Pero esta meta debe incluir acuerdos para que su obtención sea producto de esfuerzos compartidos y no recaiga sólo sobre el eslabón más débil que principalmente es el de los asalariados. Quizás Argentina pueda mostrar que se puede proteger al trabajador no sólo en la bonanza y que retomar la senda perdida sea resultado de esfuerzos compartidos. Que así sea.
*Director del CEPED/UBA e Investigador del CONICET

domingo, 22 de noviembre de 2015

¿Qué pasa con el empleo?

Columna publicada en el diario PERFIL el 22-11-15

Los relatos o los mitos suelen surgir a partir de hechos concretos. En el caso del empleo, lo concreto es que en los primeros años de salida de la crisis, desde mediados de 2002, se vivió un proceso en el cual la recuperación de la dinámica económica a partir de la gran devaluación que modificó drásticamente las condiciones para producir internamente en lugar de importar y, además, volver a exportar dio origen a una gran demanda de puestos de trabajo. En esas condiciones propicias, la preocupación oficial por la calidad del empleo facilitó que la mayor parte de los nuevos puestos fueran protegidos. De allí que el gran salto fue el de los asalariados privados “en blanco” aunque el volumen de empleo precario -pese a bajar su proporción- mantuvo su volumen absoluto durante varios años.
Ese relativamente acotado período inicial que se extendió hasta 2007 aproximadamente fue continuado por unos años en los que ya se habían agotado los efectos de la salida de la crisis, asomaban de manera creciente y peligrosa las tensiones inflacionarias, había preocupación por los efectos posibles sobre nuestra economía de las complicaciones financieras en los países más desarrollados. De ese modo, durante 2008, 2009 y 2010 la creación de empleo privado asalariado protegido se mantuvo en una meseta. Por entonces, dada la ausencia de una política efectivamente de desarrollo, sólo asomó la demanda laboral proveniente del sector público.
Luego de un perceptible aumento del empleo privado en 2011, asociado con los múltiples mecanismos ensayados desde el gobierno para apuntalar la reelección de la presidenta Kirchner, se inicia la etapa en la que aún estamos. En ella hay declinación neta de asalariados privados –tanto los precarios como los protegidos- y un visible dinamismo en dos componentes que, por lo general, no asocian su desempeño con los mejores momentos del ciclo económico y menos aún del desarrollo: ellos son el empleo estatal y el empleo por cuenta propia.
Esas son las características que asoman del gráfico adjunto en el que se aprecia, por ejemplo, que el volumen del empleo asalariado protegido en 2015 es menor que en 2011. Dada la endeblez de la información estadística provista por el INDEC y habida cuenta de manejos no claramente explicados en materia de volumen poblacional de referencia, en este caso hemos desestimado los ajustes que se hicieron en la EPH desde fines de 2013.
Categ ocupac 2003-2015


Con la información graficada, el aumento del empleo en los aglomerados cubiertos por la EPH fue de medio millón entre 2008 y 2011 y nulo desde entonces para aquí. (Para llevar estos valores al equivalente del total del país hay que agregarles un 60% aproximadamente).
En rigor el saldo casi nulo se compone de un aumento de 300 mil entre cuenta propia y asalariados públicos compensados por una caída similar de asalariados privados (200 mil) y patrones (100 mil). Es decir,  no sólo estamos lejos de la dinámica económica y ocupacional pujante de los primeros años posteriores a la crisis sino que se ve que el modelo industrialista con inclusión queda sólo en un título muy atractivo pero sin soporte perceptible.
La tarea que tiene por delante el próximo gobierno, cualquiera sea el triunfador en el balotaje es enorme pues hace falta recuperar el crecimiento económico –lo cual requiere cambios sustantivos en varias áreas, que faciliten e impulsen el regreso de la inversión productiva- y que dicha recuperación incluya en su definición el componente relevante de la demanda laboral. Las normas protectorias del sector del trabajo deberán integrar los nuevos planes oficiales recordando que resguardar al trabajador es algo que se logra, más allá de las palabras de ocasión, con acciones integrales.
Claro que esto alude a las cantidades, como les gusta decir a los economistas. Falta discutir la cuestión de los precios, en este caso, la remuneración del trabajo. Y esto se vincula con otro tema pendiente: la sociedad requiere mejorar su capacidad productiva (obtener más bienes y servicios con similar esfuerzo) pero ello se conecta con la necesidad de mayor equilibrio en la apropiación de tal mejoría. Ya tuvimos períodos en que la mayor productividad quedó sólo en manos de los empresarios y eso no se tradujo en crecimiento a mayor escala ni en desarrollo. Es hora de que estos temas nos convoquen de verdad.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Politización, sí; partidización no!

Reportaje de Gustavo Bazzán, Radar Económico, FM Cultura 97,9
El tema fue el de la utilización de instituciones públicas para pronunciamientos partidarios violentando la pluralidad propia de tales instituciones


jueves, 19 de noviembre de 2015

Las insituciones académicas y la partidización

El alineamiento de rectores y decanos de distintas universidades públicas con el candidato del FPV, Daniel Scioli, generó un fuerte malestar entre grupos de docentes y graduados que repudianel uso de las instituciones educativas en favor de un partido político.
En los últimos días se difundieron decenas de comunicados que, lejos de hacerse a título personal, alineaban a universidades nacionales y muchas facultades de diversas carreras llamando a "defender lo logrado" votando a Daniel Scioli.
Esta postura fue tomada por varias facultades de la UBA y de laUniversidad de La Plata, entre otras. Y hasta de investigadores y científicos del CONICET.
Pero rápidamente aparecieron también las protestas y las disidencias. Ayer se hicieron públicos comunicados de docentes y graduados repudiando la actitud tomada por las autoridades universitarias.
Un grupo de docentes de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata, expresó su desacuerdo con la declaración de esa alta casa de estudios en apoyo a la gestión del gobierno nacional en el marco de las elecciones presidenciales del domingo próximo. 
"La comunidad académica de la Universidad está integrada por un amplio abanico de docentes con pensamientos, opiniones e ideologías diferentes que son parte esencial de su riqueza democrática y republicana", indicaron los profesores en un comunicado. Y agregan: "Entendemos que la Universidad, si bien es un ámbito central del debate de ideas, como institución no debe tomar posición por ninguna de la alternativas políticastratando de influir en la decisión de los ciudadanos", concluyeron. Firman, entre otros, los economistas Daniel Artana, Fernando Navajas, Martín Tetaz y Leonardo Gasparini.
También graduados de Agronomía de la UNLP se pronunciaron en contra del llamado al voto de un candidato en particular, en este caso Daniel Scioli.
"No compartimos y repudiamos las expresiones de apoyo, proclamadas en solicitadas en diarios, revistas y medios de comunicación del Decano Daniel Scatturice y diferentes actores de la facultad; entendiendo que lo hacen desde la institucionalidad y no desde lo personal".
"Las instituciones universitarias deben tener y contener posiciones ideológicas pero respetando a
los que también pensamos muy distinto sobre cómo se enseña, investiga, debate y se vinculan con
los gobiernos de turno.
El profesor de la carrera de ciencias económicas de la UBA, Javier Lindenboim -muy respetado entre sus colegas-, se pronunció en soledad, utilizando su cuenta en Twitter: "Algún día habrá que pedir rendición de cuentas a los abusadores de las instituciones, sean Rectores, Decanos o Presidente de Conicet".
La investigadora del Conicet Mirta Varela publico días atrás una columna en Clarín en la que expresaba su queja sobre el alineamiento del CONICET: "El pronunciamiento partidario de estas instituciones esinaceptable porque el CONICET y las universidades no le pertenecen a ningún gobierno, aunque en algunos casos se les haya aplicado unalógica clientelar. El desprestigio de estos mecanismos es difícil de reparar y resulta penoso ver cómo quienes debieran salvaguardar el pensamiento crítico se han convertido en aplaudidores seriales."
Hoy, en el diario La Nación, la historiadora e investigadora del CONICET, Hilda Sábato se expresa en el mismo sentido: "Estas convocatorias (a votar a Scioli) no se hacen a título personal de quienes las firman, sino en nombre de las instituciones: la facultad, la universidad, etcétera, y constituyen una violación de los criteriosque guían la vida universitaria en la Argentina. No se requiere (y no se debe requerir) adscripción partidaria o ideológica alguna para quienes se desempeñan en esas instituciones en cualquier condición que sea (profesores, alumnos, personal no docente), por lo que cada casa de estudio es (y debe ser) un espacio plural en materia ideológica y política, situación que enriquece decididamente la vida institucional y académica. Las autoridades, debidamente elegidas por la comunidad educativa, pueden a título personal tener afinidad por una y otra posición política o ideológica, pero ello no implica que esas posiciones representen a la institución en su conjunto y puedan enunciarse como "la" postura oficial.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Declaración de PLATAFORMA 2012 sobre la utilización de medios y recursos estatales

LogoPlataforma2012
Pronunciamiento Plataforma 2012


14 de noviembre de 2015

En las últimas semanas se han reiterado declaraciones de autoridades universitarias que se han pronunciado oficialmente reclamando que se vote a un determinado candidato en las elecciones presidenciales. Como signo de estos tiempos, académicos e intelectuales, otrora referentes del pensamiento crítico, han respaldado estas declaraciones, naturalizando lo que consideramos inaceptable: la utilización de los medios y recursos de las instituciones del Estado, el poder de influencia de los cargos de los funcionarios públicos, para denostar a adversarios políticos, desprestigiar interpretaciones diversas sobre la situación política y social y demandar de la sociedad acciones en favor de un determinado candidato partidario.
Las instituciones públicas, y más aún las educativas, deben tomar posición acerca de los grandes temas, aunque nunca una posición partidista para intentar influir en un proceso electoral. La independencia de las instituciones universitarias y del sistema de investigación científico respecto de las estructuras partidarias se encuentra arraigada en el espíritu mismo del sistema universitario argentino, imbricada en la noción de autonomía universitaria sostenida por la Constitución nacional y reforzada por su régimen de cogobierno, que pretende incorporar una pluralidad de voces. Esta independencia está expresada en los estatutos universitarios que las autoridades académicas juran cumplir. Por ejemplo, en su art. 4 el Estatuto de la Universidad de Buenos Aires sostiene:
"La Universidad es prescindente en materia ideológica, política y religiosa, asegura dentro de su recinto la más amplia libertad de investigación y de expresión, pero no se desentiende de los problemas sociales, políticos e ideológicos, sino que los estudia científicamente."
El tenor de las declaraciones emitidas y el hecho de que las mismas sean impulsadas desde el poder institucional obliga a toda la comunidad académica a posicionarse en un escenario político, que fuerza a optar entre el apoyo al partido del Gobierno o ser ubicado arbitrariamente como partidario de intereses contrarios a la institución.
Este tipo de situaciones en las que lo partidario se confunde con lo social nos convoca a problematizar cuál es el tipo de compromiso social esperable y exigible de las universidades. ¿Dónde estaban las autoridades universitarias comprometidas con el bien público y el conocimiento científico para cuestionar la intervención del INDEC, la contaminación con cianuro en los ríos, la imposición de la megaminería y el fracking, los persistentes problemas de salud pública, el hambre y la desnutrición infantil, la pobreza y su invisibilización, los riesgos habitacionales de buena parte de la población, entre otros temas de gran relevancia social? Nos urge un proyecto de resistencia y reconstrucción cultural en el que científicos, académicos y artistas trabajemos en conjunto, trascendiendo las ilusorias fronteras divisorias construidas desde el poder. La tarea de propiciar el pensamiento crítico constructivo es una empresa de relevancia histórica que hoy nos convoca para enfrentar la difícil situación social que se avecina. La construcción de un proyecto de país que supere la situación de dependencia, desigualdades crecientes y corrupción generalizada exigen de la intelectualidad y del conjunto de la comunidad universitaria, científica y cultural una completa emancipación respecto a los poderes gubernamentales.
El desafío actual es el de rescatar de nuestra propia historia aquellos ejemplos de resistencia y construcción, de compromiso social y crítica al poder, que en diferentes momentos supieron caracterizar a buena parte de nuestra intelectualidad.

Plataforma 2012: Osvaldo Acerbo, Julio Aguirre, Pablo Alabarces, Mirta Antonelli, Jonatan Baldiviezo, Héctor Bidonde, Jorge Brega, José Emilio Burucúa, Diana Dowek, Lucila Edelman, Roberto Gargarella, Adriana Genta, Adrian Gorelik, Alejandro Katz, Diana Kordon, Darío Lagos, Alicia Lissidini, Rubén Lo Vuolo, Gabriela Massuh, José Miguel Onaindia, Patricia Pintos, Marcelo Plana,  Daniel Rodríguez, Ana Sarchione, Beatriz Sarlo, Rubén Szuchmacher, Maristella Svampa, Nicolás Tauber Sanz, Jaco Tieffenberg, Enrique Viale, Patricia Zangaro.


domingo, 15 de noviembre de 2015

El empleo en la era K: ni todo bien ni todo mal La Nación, 15-11-2015


Mejorar el escenario laboral, una gran tarea del próximo gobierno
LA NACION
DOMINGO 15 DE NOVIEMBRE DE 2015

Parece ser ésta una época en la que no es muy común encontrar un análisis del comportamiento socioeconómico (a veces sólo una descripción) realizado con el equilibrio necesario para evitar sesgos, al menos los más groseros.
Se ha dicho hasta el hartazgo que a la salida de las vicisitudes de 2001, en particular a partir del invierno de 2002 se inició el "rebote" desde la profundidad de la crisis, tanto en términos del nivel de la actividad como del empleo. Ese proceso se consolida y recibe nuevos impulsos con la asunción del gobierno de Néstor Kirchner a mediados de 2003.
En esa gestión creció el empleo privado, tanto el protegido como el precario, con una baja inicial del empleo estatal registrado por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). El empleo "en blanco" de los asalariados adquiere un dinamismo pocas veces registrado antes, hasta el punto que su volumen se incrementa en cuatro años 60%. El empleo precario avanza, pero mucho más lentamente, al 20%. Esta es la razón por la que cae su peso relativo en el conjunto de asalariados.
Pero durante dos períodos presidenciales que siguieron, los de Cristina Kirchner, la situación cambió sustancialmente. En la primera parte, el empleo protegido se estancó y se recuperó con un llamativo impulso antes de las elecciones de 2011. De allí en más, con alguna irregularidad, se inicia un descenso continuo. El empleo precario evolucionó con tendencia declinante, y en 2014 y 2015 su volumen es equivalente al del punto de partida en 2003.


Distinto es lo ocurrido con el empleo por cuenta propia. Su dinámica es moderada hasta 2011, pero luego adquiere un ritmo llamativo. Entre mediados de 2011 y mediados de 2013, el número de cuentapropistas se eleva 15% según la EPH. En ese lapso el conjunto del empleo casi no registró variación, lo que hace más llamativo el desempeño del autoempleo. En décadas pasadas, los momentos de fuerte dinámica de ese empleo eran definidos como expresión de sensibles dificultades ocupacionales y, en general, de conflictos socioeconómicos visibles.
Pero el componente destacado es el empleo estatal. Hasta mediados de 2008 casi no tuvo cambios. Luego muestra un ritmo sostenido y crece 20%. Es posible que se subestime esa realidad, en tanto le encuesta del Indec cubre sólo una treintena de los aglomerados más poblados.
La mejora del empleo privado con protección ha sido indudable. Ese aumento si bien no desapareció empezó a declinar, hasta el punto de que en 2015 incluye a menos personas que en 2011. El relativo estancamiento en el agregado del mercado laboral se sostiene en los años recientes sobre la base del empleo estatal y el cuentapropista. Esos fenómenos han mostrado en el pasado que no son expresión ni causa de un proceso de crecimiento y menos aún de desarrollo. La tarea por delante, cualquiera que sea el resultado de las elecciones, es enorme en términos económicos y sociales.
El autor es director del Ceped/UBA e investigador del Conicet


viernes, 6 de noviembre de 2015

De qué estamos hablando?????

De qué estamos hablando?????
En el sitio de REALIDAD ECONOMICA encuentro una nota del periodista Claudio Scaletta
Tomo apenas un par de párrafos como ejemplo de las confusiones que contiene: 
Camino incompleto
El kirchnerismo, a través del crecimiento conducido por la demanda, logró la expansión del Producto Interno Bruto (PIB), sentó las bases para iniciar el desarrollo y, al hacerlo, dio comienzo a estos procesos de ruptura. Lo hizo invirtiendo la secuencia lógica: primero reorientó las relaciones internacionales hacia países con economías complementarias, como las de los BRICS, especialmente con Rusia y China, y no hacia las competitivas, como Estados Unidos y Europa, que se caracterizan además por intentar imponer ciertas políticas económicas a sus aliados periféricos. Fue una secuencia un poco obligada por rupturas anteriores, como el default de la deuda pública a partir de diciembre de 2001, pero reafirmada en la Cumbre de las Américas de 2005 en Mar del Plata cuando se rechazó el ALCA, el plan de Estados Unidos para liberalizar el comercio continental y subordinar a las economías latinoamericanas.
Frente a estos procesos iniciados tempranamente, más dificultades y demoras encontró la transformación de la burguesía local, lo que explica que el kirchnerismo haya tenido que subsanar este retraso mediante el recurso del Estado como actor económico. Lo hizo a través de la recuperación de la seguridad social y de YPF, los dos casos más emblemáticos, pero también del Correo, de Aerolíneas Argentinas y, más recientemente, de los ferrocarriles.

La atribución de virtudes no necesita violentar la secuencia histórica de los acontecimientos. El crecimiento económico, por caso, se empieza a recuperar en el invierno de 2002. Si queremos forzar la historia, podemos decir que es a partir de 2003. Pero en todo caso es muy anterior a la denominada reorientación de las relaciones internacionales (en alusión al acercamiento a China y Rusia en los años recientes). Por tanto, la crisis de 2001, la recuperación económica desde 2002, lo del ALCA en 2005 etc. no tienen relación alguna con los acontecimientos que llevaron a pedir el auxilio de China con un préstamos de yuanes para disimular la falta de divisas en el Banco Central.
El segundo elemento argumentado (estatización fondos AFJP, fin de 2008-comienzos de 2009, YPF -en 2012-, Aerolíneas -2008-, ferrocarriles -2014,) tampoco tienen relación con la recuperación económica.
En verdad el importante crecimiento del empleo y del producto son caracterísitcas propias del lapso que cubre principalmente al periodo en que Néstor Kirchner fue presidente. Si queremos estirar un poco, hasta 2008. No olvidemos que en la segunda mitad de 2008 el gobierno estableció el programa de protección del empleo (REPRO) y los otros de estímulo a la demanda de automóviles, motocicletas, etc. como consecuencia de la llegada -así se argumentó- a nuestras playas de los efectos de la crisis financiera internacional.
En otras palabras se atribuye un dado carácter virtuoso a acciones que en modo alguno explican el período de bonanza de los gobiernos kirchneristas los cuales se dieron previamente a ellos. Y como consecuencia el razonamiento pone entonces en la vereda de enfrente, como un credo, a todos los que no comulgan con este relato.
No podemos hablar un poco más seriamente?