jueves, 19 de abril de 2012

El doble discurso, las estadísticas y la credibilidad

ESTA NOTA ESTABA LISTA PARA SER PUBLICADA EN UN MEDIO A COMIENZOS DE ESTE MES. PERO DIVERSOS ACONTECIMIENTOS RELEVANTES A NIVEL NACIONAL IMPIDIERON SU OPORTUNA APARICIÓN
Enviado para publicar el 4-4-12

En un país en el que ha desaparecido la credibilidad, empezando por la de las estadísticas públicas, se hace difícil encarar una reflexión sobre un amplio número de componentes de la realidad económica o social.
Se sigue escuchando que vivimos en un esquema de fuerte creación de empleo pero las propias estadísticas oficiales muestran que hace cuatro años que ello ocurre a un ritmo extremadamente lento. Veamos un poco más en detalle el punto.
A fines de 2006, en las ciudades en las que se realiza la Encuesta de Hogares, se habían alcanzado los diez millones de ocupados (sin planes), cifra notablemente alta comparada con los ocho millones de 2003.Desde entonces se agregaron apenas algo más de cien mil por año. Para tener una referencia de ello vale decir que es un cuarto o un tercio de la media inicial. Otro modo de verlo es que la proporción de ocupados en la población (tasa de empleo) subió 5 puntos porcentuales en los primeros tres años. En los cuatro años siguientes, en total, avanzó tan sólo un punto porcentual.
Es conocido el deterioro de la calidad de las estadísticas oficiales, aunque no siempre se le otorga el significado que merece. Además de lo atinente al índice de precios, se cuestiona la validez de las cifras de crecimiento económico y hay intriga sobre los propios datos de la Encuesta de Hogares, y muchas otras. Algunos pocos ejemplos pueden ilustrar la cuestión.
En enero se dijo que en el país se habían creado un millón trescientos mil puestos industriales,  cuando los datos de la Encuesta de Hogares nunca mostrarían un valor superior al medio millón de nuevos empleos en el sector.
En los primeros meses de 2010 oímos que uno de los efectos de la vigencia de la AUH había sido el incremento de la matrícula educativa. Hubo datos en la página del Ministerio del ramo, hubo mensajes presidenciales que mencionaban insistentemente el 25% de incremento. Pasado el entusiasmo inaugural, sin embargo, los datos oficiales son contundentes. Sumando los niveles inicial, primario y secundario en 2010 se registraron  alrededor de diez millones y medio de alumnos. Pero los datos del año anterior eran de 10,4 millones o sea que el aumento no fue del 25% sino apenas del ….1%. En sí mismo, esto no implica una crítica a la política social en cuestión sino a lo que parece un intento desesperado por imaginar una realidad y convencer a la sociedad de que lo que acontece es lo que está dicho. Esto configura un cuadro cercano a la manipulación estadística y de la información, con sensible efecto negativo sobre la credibilidad.
En los últimos meses, por ejemplo, se nos informó que estamos encuadrados en un esquema de sintonía fina; de ser así, estaríamos en similar situación que en el pasado inmediato sólo que ahora sería posible ensamblar algunos tornillos que aún permanecen desajustados. La realidad muestra, sin embargo, que el año 2011 terminó con serias evidencias de situaciones críticas que ya no podían ser disimuladas apelando al hallazgo de nuevos fondos que pudieran posponer un abordaje más sustantivo.
Ese mecanismo se usó con éxito –a costa del salario real- a la salida de la crisis y luego a través de otros instrumentos de tinte progresista como la ampliación de los porcentajes aplicados a las retenciones, la incorporación de los fondos acumulados en las AFJP o, posteriormente, la utilización (disimulada o no) de los fondos manejados por el Banco Central. Por fin, ya ganadas las elecciones, se optó por hacer los ajustes que antes eran denostados “porque enfriaban la economía”. Pero en lugar de reconocer la seriedad de la situación se pretendió aprovechar el impacto del éxito electoral, rotundo sin lugar a dudas, para dar un golpe de timón hacia la aplicación de medidas amargas sólo que denominándolas como de “sintonía fina”. Algunos severos acontecimientos, sin embargo, parecen haber puesto un enorme signo de interrogación sobre tales medidas, aunque el motivo de ellas no ha desaparecido, más bien todo lo contrario. Pero no se quiere afrontar el impacto político negativo de su puesta en ejecución de manera completa. Para el caso, sólo sigue firme la supresión de erogaciones cuya carga económica y política se supone será soportada por otros.
Las dificultades no se agotan en las cuestiones informativas o de naturaleza estadística. El carácter (más que) contradictorio puede observarse en la sanción de la ley antiterrorista en el marco de un gobierno que se define como defensor de los derechos humanos o en la “contribución” al oscurecimiento estadístico por parte de sectores presuntamente de avanzada dentro del gobierno nacional; también se habla contra los monopolios mientras la concentración se profundiza (en este contexto, cuesta imaginar la puja con REPSOL como una acción antimonopólica, máxime con el asesoramiento de Roberto Dromi, el privatizador del menemismo).
La conclusión no es precisamente creadora de optimismo. Cada vez que hubo un atisbo de que la mentira institucionalizada a través del INDEC podría superarse positivamente, se han consolidado tanto las personas como las orientaciones. Cada vez que fue necesario corregir una información oficial por errónea, se optó por suprimirla en lugar de reconocer el error.
Es difícil imaginar la construcción de una sociedad progresista, democrática, pluralista y abierta en estas condiciones.

viernes, 13 de abril de 2012

Es sólo doble discurso?

Demasiados motivos para preocuparse

Un rápido repaso de los tiempos económicos, sociales y políticos más recientes acumulan elementos que no pueden dejar de inquietar.
Podemos hacer un ejercicio en tal sentido para apreciar el resultado de manera más abarcativa, sin pretender un ordenamiento cronológico ni necesariamente jerarquizado.

  1. Un punto ineludible es el de la ruptura de la continuidad de la actividad de producción de estadísticas públicas confiables. Si bien hubo amenazas a lo largo de 2006 que hacían presagiar lo que ocurriría luego, fue a partir de la intervención desembozada en el verano de 2007 y la manipulación consecuente de diversos componentes del sistema estadístico nacional que arribamos a la situación actual. No sólo en este blog se ha tratado este tema de manera permanente sino en otras publicaciones. Una síntesis de ello puede encontrarse en el artículo aparecido en Trabajo y Sociedad Nº 16. Lo dicho puede sintetizarse en algo como lo que sigue: ¿es posible conciliar la pretensión de una épica de progreso y de defensa de los sectores populares con una práctica de mentira y ocultamiento de las estadísticas públicas?
  2. Una muestra reciente de los efectos que tal destrucción ha generado puede verse en la información totalmente alejada de la realidad brindada por el Ministerio de Industria en un comunicado emitido con membrete presidencial a comienzos de este año 2012. Allí, para "avalar" la afirmación de que transitamos un modelo industrialista, generador de empleo, etc.,   se argumenta que en estos años de gestión del matrimonio Kirchner se habrían creado un millón trescientos mil empleos. Sin embargo, los datos de la Encuesta Permanente de Hogares referidos a la treintena de aglomerados en los que se realiza tal relevamiento arroja no más de trescientos mil. Si tal número se expande al total del país podría ampliarse a medio millón. Nunca se alcanzaría la cifra señalada en el comunicado gubernamental. Nuevamente aparece el conflicto entre loables propósitos y prácticas sostenidas en la falta de verdad. Nota al pie: luego de varios comentarios al respecto en el mismo mes de enero, no se conoce ninguna corrección o modificación del "error" cometido.
  3. Otro caso emblemático ha sido (y sigue siendo pues se sigue repitiendo el dato como si fuera verdad) el del número de viviendas construidas desde 2003. Desde la Presidencia de la Nación se dijo a mediados del año 2011 que se habían construido cien mil viviendas por año pero la verdad era que ese número no llegaba a cuarenta mil (viviendas nuevas terminadas). Como hubo varias expresiones de alerta sobre la falacia, incluida nuestra propia entrada del 12 de junio último, la página oficial en la que se podía verificar el "error" fue levantada y, en su lugar, se puso otra información. Con este cambio ya no podía distinguirse la importante diferencia entre "construir" una vivienda y "repararla". De todos modos podía verse que al menos una da cada cuatro casos se trataba de acciones en curso, es decir inconclusas. (Véase nuestra entrada del 30 de junio de 2011)
  4. Puede mencionarse, también, el remanido argumento de que aún antes de cumplirse el segundo mandato presidencial ya se habrían creado "más de cinco millones de empleos", según dichos de la Sra. Presidenta transcriptos en Tiempo Argentino el 10 de febrero de 2011. Los datos oficiales no avalan tal afirmación. Tomando datos de un centro de investigaciones de la Universidad de La Plata que no puede ser calificado como crítico a las autoridades nacionales publicados en su revista Entrelíneas, puede verse que entre 2003 y 2010 se habrían creado según la EPH dos millones de puestos (cifra extraordinariamente importante, por cierto que, además, estuvo compuesta principalmente por empleo protegido). Ese valor podría a lo sumo llegar a 3,2 millones expandido a todo el país lo que daría una cifra extraordinariamente distante de la utilizada en el discurso mencionado. Lo preocupante es que reiteradamente aparece la misma cuantía en declaraciones, documentos oficiales u oficiosos, reportajes y demás por parte de funcionarios y dirigentes como si fuera necesario apartarse de la verdad para dar más fuerza a la argumentación favorable a la mirada oficial. 
  5. Aún atribuyendo escasa importancia a tamaña "diferencia" cuantitativa sobre todo el período, queda fuera de la percepción un aspecto tanto o más relevante: en el trienio inicial el aumento de la tasa de empleo fue del orden de 5 puntos porcentualesl (el empleo crecía casi tanto como lo hacía el Producto) pero en el cuatrienio posterior no se llegó a incrementar más que un punto porcentual. El futuro del empleo no está asegurado en absoluto. Si en los primeros años de salida de la crisis de la convertibilidad la creación de empleo fue del orden de los cuatrocientos mil puestos anuales el promedio de los años recientes apenas excede los cien mil por año. Sin embargo se sigue repitiendo que el eje de la acción oficial es la creación de fuentes de trabajo.
Como se puede observar, son demasiados los elementos que muestran que hay luces pero también hay sombras, que la "pintura" que se presenta sobre la realidad se descascara con facilidad y que hay demasiados elementos en los meses recientes que darían cuenta de que la situación económica y social es suficientemente complicada como para que deba apelarse a una aparente "profundización" que no estaría más que en el discurso. La concentración económica creciente, el fracaso completo en materia de control del aumento de precios, la necesidad de persistir en la manipulación estadística, etc. requieren ahora de otras medidas no menos inquietantes llámense "ley antiterrorista" o intrusión desembozada en la acción judicial mientras el mal funcionamiento ferroviario sigue cobrando vidas y en otros órdenes se denota la impericia en la gestión (¿para qué se aturdió a la población con la inminencia de la instalación de un nuevo sistema para el transporte metropolitano a partir de la primera semana de febrero?)

Para hablar de la corrupción (que, indudablemente, mata) necesitaremos otra entrada.

domingo, 1 de abril de 2012

Reportaje de Marilina Esquivel para LA NACION 1-4-12

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Cambios en el trabajo

La Asignación Universal impacta en el mercado laboral femenino

Un informe indica que podría desalentar la búsqueda de empleo para cobrar el subsidio
Por   | Para LA NACION

 Asignación Universal por Hijo (AUH) es, según la mayoría de los especialistas y casi todo el arco político, una de las políticas sociales clave del Gobierno. Este beneficio que alcanza a más de 3,5 millones de chicos y 1,9 millones de familias desde hace más de dos años, tiene una amplia llegada y aceptación.
Pero más allá de sus virtudes y de las críticas ya conocidas al programa, entre ellas la merma que sufre el monto asignado producto de la inflación o la polémica por su verdadero impacto en la educación, algunos expertos señalan que habría provocado cambios en la dinámica del mercado laboral.