La última parte de 2018
marcó un punto importante del deterioro en los ingresos reales de los
argentinos. Según la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, la comparación
interanual del cuarto trimestre arroja un perjuicio del orden del 13%, sea en
los ingresos de la ocupación principal (IOP), en la totalidad de los ingresos
individuales (II - cualquiera fuera su origen) o en el ingreso per cápita familiar (IpcF). La pregunta
es: ¿para qué nos sirve este termómetro de la situación económica y social?
Una forma de
aproximarnos a la respuesta es preguntarnos qué ocurría en el primer trimestre
de 2018. En ese momento, la comparación interanual arrojaba una mejora de 2,4%
del IOP, del 5,6% de los II y del 9,9% del IpcF. Visto retrospectivamente
deberíamos haber estado descorchando champaña.
Evolución de
los ingresos reales – Por trimestres - 2018 (%)
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Variación interanual
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Índices
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Primer trimestre
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Cuarto trimestre
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Ingreso
Ocupación Principal
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2.4
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-12.6
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Ingreso
Individual
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5.6
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-12.5
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Ingreso
per cápita familiar
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9.9
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-13.2
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Fuente:
Elaboración propia del CEPED sobre la base de EPH - INDEC
Aquellos buenos
indicadores de hace un año y los pésimos más recientes, se conjugan en el
resultado del promedio de 2018 respecto de 2017. Los tres indicadores
comentados fueron negativos pero más moderados: -5,0% para el IOP, -4,0% para
los II y -2,4% para el IpcF. Dicho de otro modo el deterioro mayor vino del
lado de los ingresos laborales ya que al computar todos los ingresos de las
personas (que pueden incluir jubilaciones o transferencias públicas) la pérdida
fue menor. Finalmente para las familias, el resultado negativo agregado fue la
mitad de lo que sufrió el ingreso del trabajo.
Pero aún se puede hacer
otro contraste que no deja de tener interés. Si se compara la pérdida sufrida
en los tres indicadores en 2018, los guarismos son menores que lo que pasó con
los mismos en…2014. Por ejemplo el ingreso de los hogares se deterioró más de
tres veces en 2014 que lo que perdió en 2018. El lector se estará haciendo la
pregunta sobre qué significa la información estadística frente a las
expresiones de preocupación y descontento de la sociedad. Sin duda es un buen
interrogante sobre el que es necesario reflexionar.
Evolución anual
de los ingresos reales – Años 2014 y 2018 (%)
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Índices
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2014
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2018
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Ingreso
Ocupación Principal
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-6.7
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-5.0
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Ingreso
Individual
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-5.9
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-4.0
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Ingreso
per cápita familiar
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-8.1
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-2.4
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Fuente:
Elaboración propia del CEPED sobre la base de EPH - INDEC
Sabemos que en 2014
hubo una fuerte devaluación apenas se inició el año, y que hubo notables
pérdidas de empleo, una presión inflacionaria notable –en especial en la
primera mitad de ese año- lo que en conjunto derivó en un sensible deterioro de
los ingresos reales. Pero, haciendo memoria, no es posible revivir el hervidero
que parece representar la situación y el humor social perceptibles en 2018.
Aún no están
disponibles los datos oficiales sobre participación salarial en la riqueza
generada. Estimaciones propias ubican la cifra de 2018 en el orden del 46% es
decir cuatro puntos porcentuales menos que en 2017. De ser así retornaríamos al
nivel de participación correspondiente a 2011 año en el que la Dra. Kirchner
fue reelegida con más del 50% de los votos.
Indudablemente, a menos
que optemos por desechar los indicadores sociales utilizados en las últimas
décadas, debemos seriamente cuestionarnos por la verdadera significación de la
dura experiencia económica y social de Argentina.
Claro que el ejercicio
no debe tener como propósito encontrar ningún tipo de “consuelo de tontos” sino
que podríamos aprovecharlo para un cometido doble. Primero para esforzarnos
para entender los contenidos estructurales de las situaciones que padecemos. Segundo
para reflexionar en torno de las vías para encontrar un camino verdaderamente
diferente que nos aleje de la realidad presente.
Dicho de otro modo, si
todo fuera tan sencillo como para retrotraer la política económica y la fase
del ciclo económico a algún momento del pasado reciente la cuestión no sería
muy complicada. Si, lo es, apenas reconocemos que aunque no haya eclosionado la
angustia laboral y social en ciertos momentos del pasado, eso no significa que
no hayamos sufrido similares contingencias.
Pero, además, esa
reiteración tiene su origen en acciones (o, posiblemente, en no acciones) de
los gobiernos de turno pero también en otras falencias como, por ejemplo, la
escasa productividad de la economía argentina y el déficit que venimos
arrastrando en materia de inversión productiva desde hace demasiado tiempo. Esta
carencia es atribuible, de modo esencial, a la deserción de los empresarios al no
transformar parte de la ganancia en incremento del nivel de actividad.
Es notable. Desde la
mirada pro mercado se apela a intervenciones erradas que estimulan al capital a
actuar en sentido contrario al pregonado. Y desde la mirada más
intervencionista se omite completamente reflexionar sobre las razones por las
cuales el porcentaje de inversión sobre el producto viene bajando desde
Alfonsín para acá.
Las situaciones
críticas requieren fuerte presencia en materia redistributiva pero ésta no se
sostiene si no es con una intensa y persistente expansión del nivel de
actividad, es decir con inversión.
Muy poco se pone sobre
la mesa que la construcción de un futuro mejor se logra iniciando un camino
que, por definición, debe ser de largo aliento. Y la pelea contra los
facilismos de distinto signo es una tarea de la dirigencia y de la sociedad
civil.
2-5-19 Columna en Clarin (Inversión y empleo: herramientas para salir del laberinto) (https://www.clarin.com/opinion/inversion-empleo-herramientas-salir-laberinto_0_6ygeHoeGW.html)