Miércoles 16 de enero de 2013 | Publicado en edición impresa
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Empleo
Moreno habló del fifty fifty aunque el Indec no da datos
El funcionario dijo que creció la participación del salario en el PBI; economistas relativizan esa mejora, de la que no existen informes
"La Argentina volvió a alcanzar en la discusión de la renta el famoso fifty fifty que planteó Perón", afirmó el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, en una entrevista que dio al diario BAE desde Abu Dhabi, donde acompaña en su gira a la presidenta Cristina Kirchner.
El "famoso fifty fifty " se refiere a las proporciones en que se distribuye lo producido por la economía del país, entre los asalariados y las empresas. Más precisamente, el índice de la "distribución funcional del ingreso" da cuenta de cómo se divide la torta del PBI de un período determinado entre los salarios, los ingresos de cuentapropistas y patrones, y las ganancias de las empresas. Sin embargo, en la Argentina no se conoce ese indicador desde 2008, porque dos años después de su intervención política y con muchos de sus datos cuestionados, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) discontinuó la serie. En aquel año, los asalariados se quedaban con el 43,6% y el índice se había mostrado en alza desde 2003 -inicio de esa serie-, cuando había sido del 34,3 por ciento.
Aunque los datos difieren en algo según la fuente, en 1974, el año en que Juan Domingo Perón falleció mientras ejercía la presidencia, la participación de la masa salarial alcanzó uno de sus puntos máximos, al acercarse al 50 por ciento. El registro más alto había sido el de 1954, cuando se superó levemente ese porcentaje, según consigna un estudio de los economistas del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (Ceped), de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que conduce Javier Lindenboim.
Tras fuertes oscilaciones en los años siguientes, el cálculo fue discontinuado luego. La estimación oficial volvió en la década pasada pero duró poco: el Indec dejó de publicar los datos. Sigue, hasta ahora, difundiendo un informe con el mismo título, pero con otra información: la de los puestos de trabajo y remuneraciones que declaran los empleadores sólo al sistema jubilatorio nacional. Esa es una parte de los insumos para el índice de la distribución funcional, que también considera los ingresos de quienes trabajan en la informalidad.
Economistas consultados por LA NACION advirtieron que, aún cuando se hubiera llegado al 50% de participación de los salarios, hay que tener en cuenta que el mercado laboral no es el mismo que el de hace cuarenta años. La diferencia fundamental es la mayor desigualdad dentro del universo laboral. Por un lado, hay un mayor porcentaje de informales, que por lo general son trabajadores con ingresos más bajos, afirma Jorge Colina, del centro de estudios Idesa. Y además, agrega un economista que pidió no ser mencionado, entre quienes están en blanco hay hoy diferencias más marcadas, con grupos que sufren pérdidas de salario real a causa de la inflación. Así, la estadística agregada podría mostrar un estado de cosas similar al de aquel entonces, pero no pasaría lo mismo con la situación de cada persona o familia.
Según el informe del Ceped, "un deterioro de la participación asalariada no es necesariamente perjudicial para los trabajadores, siempre que provenga de un salario real que aumenta a menor ritmo que la productividad, mientras que no todo aumento de la participación es necesariamente beneficioso, si es que resulta de un salario real que cae menos que la productividad".
Lo cierto es que el "famoso" objetivo del fifty fifty se ubica bastante por debajo de lo logrado en algunos países desarrollados como Estados Unidos, donde la participación de los salarios en el PBI se acerca al 60%, algo similar a lo que ocurre en Francia o Japón, según indicadores oficiales de esos países reproducidos en el mencionado trabajo.
Moreno aludió al tema al ser consultado sobre la negociación salarial, que ganó impulso en los últimos años dada la necesidad de compensar las subas de precios. El funcionario también se refirió a otros temas: dijo que para este año hay un objetivo de superávit comercial de entre US$ 10.000 y US$ 12.000 millones y agregó que la Argentina tendrá, en el segundo semestre del año, el desafío de discutir sobre competitividad, porque entonces los precios mundiales, afirmó, volverán a reflejar los costos.
REUNIÓN EN MARZO CON ROUSSEFF EN EL CALAFATE
En los primeros días de marzo, la presidenta Cristina Kirchner recibirá en El Calafate a su par brasileña Dilma Rousseff, con quien mantendrá una reunión bilateral. Será una continuidad del encuentro que ambas mandatarias, acompañadas por sus gabinetes, sostuvieron en diciembre último en Brasilia.
La cumbre seguirá a la reunión preparatoria de equipos técnicos binacionales, que se hará a mediados de febrero en Buenos Aires.
El encuentro estaba previsto para el 21 de este mes, pero fue trasladado a "los primeros días de marzo", informaron a Télam fuentes diplomáticas brasileñas, lo que luego fue confirmado por el embajador argentino en Brasil, Luis Kreckler.
En la reunión celebrada en diciembre en el Palacio de la Alborada, Rousseff había manifestado su interés por conocer El Calafate. En razón de ello, Cristina Kirchner la invitó a visitar la ciudad santacruceña.
El embajador Kreckler expresó su satisfacción por el repunte del saldo comercial positivo (US$ 221 millones) para la Argentina: "Tendemos a una relación bilateral más equilibrada, con más comercio por ambos países y con productos de mayor valor agregado".
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