Buenos Aires, 6 octubre (Especial de NA, por Gerardo Choren) --
El economista Javier Lindenboim advirtió que el mercado laboral
argentino sufre un proceso de "franco estancamiento", situación
que, según evaluó, podría empeorar y significaría un "reverdecer
de las formas precarias de contratación de asalariados".
Lindenboim -director del Centro de Estudios de Población,
Empleo y Desarrollo (CEPED) de la Universidad de Buenos Aires e
investigador del Conicet- cuestionó además al Gobierno nacional
por "no haber trazado y ejecutado una estrategia de largo aliento"
a nivel macroeconómico.
El economista dialogó con la Agencia Noticias Argentinas e hizo
un detallado análisis de la situación laboral del país:
-- ¿Cuál es su análisis sobre la evolución del mercado laboral
en los últimos meses?
Este año ha continuado la situación laboral en los marcos del
último bienio, es decir, escaso crecimiento del empleo (privado)
protegido y continuidad de la absorción por parte de alguno de los
niveles del Estado. Los datos de las bases usuarias de la Encuesta
Permanente de Hogares no están disponibles para este año, por lo
que no puede hacerse un análisis más detallado. Sin embargo, los
indicios parecen apuntar a un empeoramiento de las condiciones
generales, lo que significaría un reverdecer de las formas
precarias de contratación de asalariados.
-- ¿Que se puede esperar para 2014?
En la medida en que las condiciones económicas y políticas
generales no reviertan, la previsión para 2014 –en el mejor de los
casos- sería de mantenimiento de las condiciones preocupantes
actuales. Algunos trazos del comportamiento en los últimos años
pueden iluminar el horizonte inmediato. Si bien es indudable que
luego de la crisis de cambio de siglo el mercado de trabajo cobró
un dinamismo muy relevante, ello caracterizó a los primeros años
pos crisis. Luego se amesetó para finalmente entrar en un terreno
de franco estancamiento.
-- ¿Cómo se reflejó esta situación en las estadísticas?
Por ejemplo, la variación media anual del empleo asalariado
entre 2003 y 2006 fue de 7.3% mientras en el último bienio apenas
alcanzó un tercio de aquel ritmo aumentando solo el 2.3% por año
(valor parecido al de los años intermedios: 2007-2008-2009).
Más interesante aún es ver el comportamiento por tipo de empleo
asalariado. En el primer subperíodo el empleo precario crecía casi
2% por año, en el segundo lapso tuvo un leve descenso absoluto y
en el bienio reciente ya volvió a aumentar nuevamente: medio por
ciento por año. Podría pensarse que se trata del núcleo más
difícil de resolver y es posible.
Pero el empleo protegido, que aumentaba casi 6% al año al
inicio, bajó a la mitad su ritmo en el lapso intermedio y a un
tercio en el bienio último. Es decir que lo que no se nota mirando
toda la década, se percibe con claridad en el análisis más
detallado. Si estas manifestaciones derivan de la falta de cambios
en la estructura productiva y si a ello se le adicionan las trabas
resultantes de decisiones como el cepo cambiario, el panorama
hacia adelante no puede ser optimista.
-- Entonces, según su visión, las perspectivas del mercado
laboral son preocupantes...
Hay razones que ponen en cuestión afirmaciones que se han
expresado desde algunos ámbitos, en torno de la eventual aparición
de un nuevo modelo de mercado de trabajo, concomitante con la
argumentada aparición de un nuevo modelo productivo.
Desafortunadamente, ni ha cambiado la estructura productiva
(sigue siendo predominantemente terciaria y con un porcentaje
inmodificado de participación de la producción industrial en el
producto y del empleo sectorial en el conjunto del empleo), ni ha
cambiado la concentración relativa dentro de la economía en su
conjunto y en cada una de sus ramas ni se ha modificado, por
tanto, la denominada pauta distributiva.
Ello no implica que no se haya producido un mejoramiento en la
equidad distributiva (particularmente como consecuencia del mayor
empleo antes que resultante de un mejoramiento de la capacidad de
compra del salario individual).
Pero tal mejora se producido desde un bajísimo nivel de
partida, respecto del cual es perceptible el cambio, pero en
términos de las décadas pasadas no lo es tanto.
La participación salarial en la renta, por ejemplo, según el
dato oficial más reciente disponible (de 2008) sería del 43% valor
cercano pero aún inferior al del inicio de la serie del Ministerio
de Economía (1993) que era del 45%.
En estas condiciones si bien no se atraviesan momentos de falta
de trabajo como en los noventa, la eventual continuidad de esta
suerte de estancamiento bien podría preanunciar el regreso de
dificultades serias para el ingreso al mercado laboral o para la
permanencia en él de forma satisfactoria
-- En una visión más global, ¿qué observa de la macroeconomía
nacional?
Llevamos más de un lustro con una inflación anual superior al
20%.
Esta situación, combinada con la extremadamente lenta
depreciación de la moneda en términos de las divisas ha hecho muy
complicada la colocación de productos en el exterior y ha
facilitado la presión de la producción externa dentro de nuestras
fronteras. Además, la imprescindible aplicación de subsidios para
paliar la devaluación en términos de las demandas cotidianas
durante el primer momento de salida de la crisis de 2002 se
extendió y amplió peligrosamente en los años posteriores.
Todo esto fue requiriendo crecientes fondos que se obtuvieron
primero con las retenciones hasta 2007, luego se agregó a ello el
manejo de los fondos transferidos de las AFJP, más tarde el manejo
discrecional de las así llamadas ganancias de cambio del Banco
Central. Pero al no haberse encarado proceso de cambio estructural
alguno se presentan los mismos o mayores problemas con menor
capacidad de maniobra.
De modo que el decenio inicial del siglo XXI, que luego de más
de medio siglo presentó una oportunidad excepcional y casi única
en lo que se conoce como los términos del intercambio (relación
entre la media de precios de lo que vendemos al mundo respecto de
la media de precios de lo que compramos fuera del país) concluye
no habiendo aprovechado tan favorable circunstancia, por no
haberse trazado y ejecutado una estrategia de largo aliento que
capitalice tal ventaja.
GCH/JC/JA
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NA 2013-10-06 15:05:06
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