jueves, 2 de julio de 2015

Interesante artículo de Carlos Leyba en EL ECONOMISTA


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¿Cuál es la cuestión? Los términos del intercambio favorables fueron la gran oportunidad para producir un boom de inversiones, facilitadas por una política fiscal comprometida con las transformaciones productivas y de infraestructura, que lograran el postergado salto de productividad.
Simple: más inversiones significan más potencial tributario recaudatorio y menos gasto social compensatorio. Más empleo y más ingresos reales, y menos gasto social compensatorio. Eso es equilibrio fiscal productivo y de bienestar.
Y ese salto en la productividad significa la posibilidad de un equilibrio en la balanza comercial externa industrial. El desequilibrio de ese sector de la balanza denuncia la rémora de la productividad, por ausencia de inversiones, y es el responsable de la recurrencia de la restricción externa.
Podemos observar o no los accidentes que haya en el camino de ahora a 2016. Pero lo que nos informa la pérdida del superávit comercial externo es que, sin términos del intercambio extremadamente favorables –que los tuvimos– , retorna la restricción externa. Y ese retorno denuncia la escasez de teoría para comprender nuestra verdadera realidad económica. No es la coyuntura, sino la estructura la que nos problematiza. De eso no se habla si simplemente se habla de “continuidad” o “cambio”.

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