Ciclo de Seminarios: “Políticas
sociales y el mundo del trabajo: actualidad y cambios frente a nuevos
paradigmas”.
Mesa 6-7-16:
“Consecuencias
sociales y laborales: salario, pobreza y conflictividad laboral”
(más abajo están las diapositivas presentadas)
Imagino
–luego de los adecuados agradecimientos por la invitación- que actualidad
y cambios frente a nuevos paradigmas alude a una mirada de largo plazo,
ubicada en América Latina pos crisis y con términos de intercambio favorables
luego de medio siglo, que propiciaron o, al menos, acompañaron el abandono de
las estrategias económicas de cuño neoliberal. O en todo caso le quitaron
centralidad a esas estrategias.
En
relación con eso, el tema de la mesa de hoy sería el de apreciar
si tal situación novedosa produjo, o no, cambios eventualmente favorables
sobre algunos de los aspectos claves del mercado laboral.
Descarto
que ambas denominaciones estén asociadas con los seis meses transcurridos luego
del cambio de gobierno en Argentina. Aunque una mirada muy sesgada (que no es
buena para nuestras instituciones) podría tener esa pretensión.
Si
peses a todo, este último fuese el caso habría, primero, que analizar cuidadosamente el escenario
económico social a fines de 2015 y segundo desprenderse de los preconceptos
para considerar alternativas de políticas imaginables para reconfigurar el
panorama productivo, laboral y distributivo.
Como
el análisis del escenario enlaza claramente con la interpretación inicial y,
además, fue el centro del libro reciente publicado por Eudeba “Hora de balance”
con los resultados de un nutrido grupo
de miembros de los equipos del CEPED y del núcleo Cambio Estructural y
Desarrollo Social del Instituto Gino Germani, me basaré en ese contenido para
esta condensada presentación.
Por
otra parte, se recoge así la tradición de ASET en cuyo seno, desde que fue
creada hace más de tres décadas, se ha procurado siempre privilegiar la mirada
estructural y de largo plazo y, además, matizada con perspectivas, disciplinas
y experiencias variadas.
Algunos de los interrogantes que alumbraron los
distintos capítulos son los que componen la enumeración siguiente.
• ¿Por qué
la reiteración del “cuello de botella” representado por la restricción externa?
¿Por qué aún en períodos de fuerte crecimiento económico (1963-1973 o
2003-2013) el país no ha logrado pasar a una etapa sustantivamente distinta,
sólida, autosustentable en lo económico y con capacidades inclusivas que no
admitan su nueva reversión? ¿Qué incidencia tiene en estos procesos la
naturaleza de la inserción internacional de Argentina en base a la producción
primaria?
• ¿Por qué
la participación de los salarios en la riqueza generada ha mostrado
oscilaciones pero con una tendencia declinante? (dibujando una v invertida
desde la segunda guerra)
• ¿Hemos alcanzado
un nivel de desarrollo basado en el desempeño industrial relativamente
autosustentable? ¿Por qué se mantiene, en rigor se agrava, el diferencial de
productividad media de la economía argentina en el contexto internacional?
¿Cuáles son los mecanismos que permiten la sobrevivencia de los agentes
económicos productivamente menos desarrollados?
• ¿Se puede
prescindir de una gestión estatal de largo aliento, planificada, que incorpore
las necesidades energéticas y los modos de atenderlas eficazmente? ¿Cuáles son
las razones para que dentro de un mismo decenio de crecimiento haya contrastes
tan marcados en el desempeño económico general así como en el ámbito
ocupacional y en el de los principales atributos que aluden al bienestar de los
hogares?
¿Son los aspectos monetarios o de política fiscal
cuestiones separadas de los conflictos estructurales aludidos?
En
otras palabras, ¿cómo podemos explicar
que luego de un período de intenso crecimiento económico orientado, además, al
mercado interno, uno de cada tres asalariados se desempeña sin protección? ¿cómo podemos explicar, también, que
luego de este período indudablemente de bonanza uno de cada tres hogares se
encuentra en condiciones de pobreza? ¿cómo
podemos explicar, por último, que nos hayamos desenvuelto casi a ciegas en
materia de información estadística asistiendo a una inédita defección estatal que
excede en mucho a la gestión del INDEC?
Una manera de
sintetizar los hallazgos del libro (que apunta a las respuestas pero no en
todos los casos las alcanza): Ni esta
década es un todo homogéneo temporalmente ni constituye un contraste
estructural con la precedente
Por
otra parte, en la sesión anterior ya se hizo un racconto de lo que se
consideraron medidas más significativas de la gestión actual que en sus grandes
trazos han sido coincidentes con las previstas por los asesores económicos de los otros candidatos con chances en la
última compulsa electoral (hace pocos días M Bein recordó que era necesario
resolver cuestiones relevantes como el cepo, el juicio perdido con los
acreedores externos, aflojar algo las retenciones a la soja y suprimir las restantes,
abordar el enorme atraso de las tarifas de servicios públicos {dado que ni
siquiera se concretaron los anuncios de “sintonía fina” hace casi un lustro}) e
inclusive varias decisiones en el sentido de mantener y mejorar herramientas ya
existentes (desde Ahora 12 o Precios Cuidados hasta la AUH). Todo esto en un
marco en el que la ausencia de estadísticas dificulta en exceso la adecuada
captación de la realidad socioeconómica presente. Sin mencionar que el mismo
asesor de Scioli en campaña concluyera: "La
agenda del actual gobierno es la correcta, no es neoliberal"
Dada
la restricción temporal sólo haré mención de los rasgos que entiendo destacados
de la poscrisis.
·
El empleo recobró dinamismo en los
primeros años de la crisis. Si el empleo asalariado creció en los noventa un 4%
en los dos mil multiplicó por diez ese ritmo.
·
La calidad del empleo asalariado,
también a la inversa del decenio precedente, mejoró significativamente. Del
pico cercano al 45% de empleo precario se logró bajar al 33%
·
La caída del salario real,
principalmente observada en el quinquenio de caída del PBI (1998-2002) se
revirtió de manera significativa en el primer quinquenio pos crisis.
·
Todo esto derivó de una conjunción
singular de adecuadas decisiones de política en 2002 reforzadas al año
siguiente (y mejoradas con la recuperación de la gestión institucional del área
laboral en materia de protección laboral) en un marco favorable:
o
cambio de precios relativos a partir de
una enorme devaluación,
o
aparición y fortalecimiento de la demanda
externa –que benefició a toda América Latina-,
o
disponibilidad de una importante
capacidad ociosa que facilitó la pronta demanda laboral dado el predominio de
la pequeña y mediana empresa,
·
Sin embargo, el mantenimiento de la
estructura productiva y la matriz distributiva (fortalecimiento de la
concentración y extranjerización de la producción, proceso atemperado con las
estatizaciones de Aerolíneas y de YPF), junto con la falta de dinamismo de la
inversión productiva determinó primero el amesetamiento y luego el franco
deterioro de la demanda laboral. En 2014 según la EAHU se perdieron 400.000
puestos de trabajo
·
Desde los años críticos (2008-2009) en
adelante, el empleo se ha sostenido, según EPH, en la dupla empleo estatal y
por cuenta propia, siendo el empleo asalariado privado protegido el más
afectado en los años recientes.
Lo expuesto se
puede ilustrar con unas pocas informaciones en el ppt
Ese es el
escenario en el que inicia su actuación el nuevo gobierno. No voy a agregar
denominaciones a las tantas que se le pusieron antes de que asuma. Aún
carecemos de información porque la destrucción estadística de casi una década
requiere una ardua tarea de reconstrucción. Con lo poco que hay se puede
indicar que en el primer semestre hubo quizás no tanto caída del empleo como
suspensiones. La caída ocupacional es probablemente moderada en relación a la
pérdida de 2014. En donde el impacto seguro que fue importante es en materia de
salario real, en particular porque en este lapso fueron pocos los convenios
firmados y efectivizados.
Para el cierre:
Hay mucho que cambiar en Argentina. Pero todo lo que
tenemos por delante requiere evaluar cuidadosamente nuestro pasado reciente. En
muchas ocasiones nos empecinamos en tropezar con la misma piedra.
La piedra más grande, a mi gusto, es el capitalismo en el que vivimos. Mientras encontramos una buena opción no deberíamos engañarnos con falsas promesas.
La piedra más grande, a mi gusto, es el capitalismo en el que vivimos. Mientras encontramos una buena opción no deberíamos engañarnos con falsas promesas.
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