A menudo recuerdo el diálogo mantenido en un tren en Italia hace tres décadas con un ciudadano de ese país que decía conocer a Argentina. “¿Me puede explicar cómo un país tan rico como el suyo se encuentra tan mal?” Traté de balbucear alguna respuesta a un interrogante que sensatamente aparece al reflexionar sobre el devenir económico, social y político de nuestro país del último medio siglo, obviamente sin éxito.
Quizás una forma de plantearnos la cuestión sea la de volver al trajinado tema de la “anomia boba”, expresión que sintetiza la violación o la simple inobservancia de la ley que parece no beneficiar a nadie y torna ineficiente al conjunto social. Veamos. Una postura, puede ser etiquetada como de “derecha”, expone la pretensión de comprimir en todo lo posible la carga impositiva.