Entrevista de Carlos Hernández, Radio Nihuill, Mendoza, sobre las perspectivas económicas para 2020, realizada el 31-12-2019
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martes, 31 de diciembre de 2019
miércoles, 25 de diciembre de 2019
Otro texto de Carlos Leyba 25-12-19
¿Hacemos el 4?
Carlos Leyba
“Hacer el 4” es demostrar que, con dificultades, se puede permanecer en equilibrio. Una manera de demostrar que se está sobrio. Demostración que sólo se reclama a quien no tiene hábito de estarlo.
Muchos países desarrollados tienen déficit fiscal, abundante deuda, y sin embargo las renovaciones de la deuda se dan por descartadas y las tasas de interés rara vez superan la tasa esperada de crecimiento del PBI.
Nuestra falta de “sobriedad” deriva en la imposibilidad de renovación de la deuda y en las altas tasas de interés que nos cobran que multiplican varias veces la histórica tasa de crecimiento de nuestra economía.
La razón de tanta “discriminación” es que, para el mundo financiero, nuestro país no tiene reputación de “sobrio”.
El programa de Martín Guzman tan impactante, tan acelerado, tan de “emergencias”, es un salir a escena “haciendo el 4”. Condición necesaria para anunciar que estamos sobrios y que tenemos voluntad y – lo más importante – capacidad de equilibrio. Es decir – si mal no recuerdo en ese sentido es algo parecido a lo que pasó con la convertibilidad de Domingo Cavallo – Martín le dice al mundo financiero “no me lo pidan”, lo estoy haciendo, mira como hago el 4. No es un programa “del Fondo”, pero sí – además de serlo para la Argentina – es una manera de converger con las exigencias posibles del FMI y de los acreedores.
Sin embargo, este comentario tan real y simpático como “hacer el 4” para probar sobriedad, que aquí puede sonar jocoso, en otros lares provoca espanto. Hablamos de las palabras. Si a un ciudadano chino le dijerámos “hace el 4”, como en mandarín “cuatro” suena parecido a “muerte”, ese sonido lo espantaría: cuatro es por allá el número de la mala suerte.
Es que en todos los órdenes de la vida hay tensión. Cuando “estamos haciendo el 4” exhibimos nuestra capacidad de equilibrio pero, haciéndolo sobre un solo pie – que eso es el ajuste, este y cualquier otro -, hay que cruzar los dedos para no desbarrancar. El equilibrio en un pie no es un equilibrio estable.
Entre el mandarín y el lenguaje criollo, a estos efectos, hay parentesco: en un pie – aun sobrio – el equilibrio es transitorio, fugaz. Para no caer se requiere apoyarnos en el otro pie, que necesariamente es el del crecimiento. Sin crecimiento, el equilibrio en un solo pie es inestable y el riesgo de caer es grande.
Por ahora con el plan de Alberto estamos en el pie del ajuste, pero no asoma cómo vamos a afirmar el del crecimiento. Guzman habló de un “plan integral” .Reveló en sus palabras que comparte el concepto básico de la política económica activa que es que, toda política, debe ser “global y simultánea”. Es entender a la politica como la intervención en un sistema y por lo tanto requiere tener una definición para todas y cada una de las variables, es reconocer que no hay divorcio entre corto y largo plazo. ¿Ese programa ha sido lanzado? No parece que así sea por ahora.
No debe dejarse de lado la evidencia que toda economía que no crece y no se desarrolla, se transforma en una economía para la deuda. Nuestra estructura económica, la que vienen heredando sucesivas presidencias y todas la han profundizado, es la de una “economía para la deuda”.
No vino sola. ¿Cómo empezó? Fue el resultado de la coninua destrucción del aparato productivo que fue decidida basándose en una supuesta teoría científica que nunca existió y que, salvo en la Argentina, en ningun país se puso en práctica.
Lo que se predicó como “imitar lo que hacen los países exitosos” desnudó una ignorancia notable por parte de los políticos, los economistas y los periodistas que manifiestan no tener la menor información de cómo funciona la política económica en la UE, USA o cualquier país de ingreso promedio alto, ni ahora ni antes de ser lo que hoy esos países son.
Obviamente la ignorancia es la otra cara de la soberbia y es notable como dominan el campo de los medios. De los “Chicago boy´s” al mejor equipo de los últimos 50 años” hay un solo rumbo: la sociedad en reversa. A punto tal que hoy el mejor futuro sería volver al pasado. La diferencia entre nosotros es la fecha del pasado que elegimos.
Lo cierto es que en estas condiciones estructurales es imposible alcanzar el equilibrio estable: el que se tiene sobre ambos pies y bien plantado.
¿Cómo se rompen esas condiciones? con un crecimiento extraordinario de la tasa de inversión. No hay otra manera. Ningún programa que no se proponga hacer crecer de manera expedita la tasa de inversión en actividades de producción puede esperar el éxito que, aclaremos, es sinónimo de “salida”. Salir del círculo vicioso del estancamiento que con la fuerza de un remolino nos arrastra al fondo del pozo. Inversión reproductiva, ni shoppings ni torres de Puerto Madero, porque nosotros cada vez producimos menos bienes y servicios transables. Lo que es transable es lo que podemos exportar o podemos dejar de importar, y por lo tanto lo que nos mejora la balanza con el resto del mundo.
Todo se conecta, una economía pro transables es una economía de empleo productivo. Hoy la economía asigna enorme cantidad de fuerza de trabajo a actividades de servicios sin transabilidad que son los que de una manera u otra fortalecen la “economía para la deuda”. Necesitamos ser una economía de productores exportadores de eso no hay la menor duda.
Lo cierto es que la procura de la inversión no se realiza desde hace 45 años. Néstor no lo hizo durante la mayor oportunidad histórica de ese período. El cronómetro del crecimiento, de la inversión reproductiva, se detuvo en 1975. Es lo que dicen las estadísticas.
Desde entonces se apostó a la “nueva sabiduría” de retirar al Estado de los incentivos a la inversión, dando lugar al ordenamiento del desarrollo por obra de los mercados financieros.
La consecuencia fue la búsqueda irracional de la abundancia de dólares para financiar la sustitución de producción nacional por importaciones. “Economía para la deuda”.
Derrotar ese “sentido común dominante” es el verdadero cambio de rumbo de la Argentina. Por ahora nada que lo anuncie.
¿Qué se logró? Destrucción del aparato productivo, desempleo, pobreza, desorganización social, florecimiento de los compartimentos estancos; y sustitución de la movilización cultural por el desarrollo y la justicia, por las demandas de las minorías militantes que, tal vez sin saberlo ni quererlo, ocultan lo que provoca la decadencia económica y social, tras el entusiasmo por el “éxito de las batallas culturales”.
Todo esto hereda Fernández la “tercera versión” del peronismo contando desde 1983.
¿Podrá reinstalar la vocación de desarrollo por la inversión reproductiva, el rebalance territorial y demográfico? No hay hasta ahora ni hechos ni señales en esa dirección. Pero sí – digno de mencionar – una urgencia notable por el Protocolo para el aborto como derecho.
Alberto logró la ley programa “de solidaridad y reactivación”, su “condición necesaria” para conversar con los acreedores y con el FMI, demostrando que “estamos haciendo el equilibrio”.
Abrir la puerta “haciendo el 4” es demostrar que estamos haciendo antes que lo pidan, lo que nos habría de pedir el mundo financiero para cualquier programa de cancelación, estabilización o espera, referido a la deuda.
Fernández optó por ofrecerlo como conducta propia, sin demasiada discusión y a ritmo acelerado. La adhesión de todo el peronismo, la izquierda asociada, los movimientos sociales, el silencio sindical y del empresariado, le da al programa un volúmen político que ese programa jamás habría alcanzado sin Alberto y sin Cristina.
¿Los dos van en el primer asiento del vehículo? Las transferencias de Poder Legislativo al Poder Ejecutivo que contiene la ley, implican que Alberto la mandó para agarrar el volante por un rato aunque, también está claro, todo lo que no es “lo económico y relaciones exteriores” está claramente en manos de Cristina. En realidad parece que son dos vehículos y no uno. El primero lo maneja Alberto. El de la”cultura, justicia, seguridad” lo maneja Cristina. ¿Van en la misma dirección? ¿Hasta cuando? El movimiento se demuestra andando. Por ahora son unos metros. Nada podemos saber.
“El Fondo aceptó esa lógica de trabajo” (Alberto Fernández, Página 12), le dijo a los empresarios más poderosos. “Les dijimos que nos dejen construir un plan sustentable y sobre esa base acordar cómo pagarles. …: el Fondo aceptó esa lógica de trabajo, no estamos improvisando” . Kristalina Georgieva debe haber dicho: “Martín si querés arreglar con nosotros, dejá de tomar”, antes de volver demostranos que están sobrios.
Superávit primario y poco de emisión reactivante. Guzman quiere poner bajo control la negociación de la deuda creando condiciones para la conversación con el FMI y los acreedores.
Por lo demás, ajuste contundente de las cuentas públicas – no hay otra manera de llamarlo – para neutralizar la tendencia al desequilibrio fiscal primario y alcanzar superávit primario para 2020 aumentando impuestos. Algunos que, en principio, desalientan las exportaciones, y otros que gravan el atesoramiento y el consumo en dólares, a los que suma el gravar los patrimonios brutos. En segundo lugar, el ajuste, se realiza tendiendo a “desindexar” los pagos de transferencia (jubilaciones) compensando con sumas fijas a las transferencias menores que son la mayor parte de esos pagos. En la urgencia han logrado zafar del apriete los jueces y los diplomáticos a los que la solidaridad previsional no les corresponderá y notablemente los petroleros y la minería.
Este ajuste es el requerido para las conversaciones con los acreedores – que son imprescindibles y urgentes – con la manifiesta voluntad de pagar las deudas para lograr una espera de capital e intereses por un largo período.
Los privados, ha trascendido, estarían dispuestos a una espera sin quita por el capital y a una financiación, inclusive a tasas normales (no las de terror que pagamos) de los intereses. Más deuda, pero menos problemas: es el costo de los beneficios de un default sin default y desalentar el riesgo de los holdouts que siempre ganan.
Fernández está buscando replicar las “condiciones ideales de gobierno” que son para él– su mantra – aquellas con las que gobernó Néstor Kirchner.
Néstor gobernó en default sin haberlo declarado (superávit financiero de hecho), con un heredado tipo de cambio más que generoso – barrera interna y promoción externa – y retenciones para generar superávit primario, tarifas pesificadas, cincuenta por ciento de pobreza y alto desempleo con salarios mínimos, y una calma social dificil de imaginar en el presente. Nada de eso lo puso en marcha Kirchner “lo heredó”. Un hombre afortunado.
Aquella economía – de abundante capacidad ociosa – recibió el doble motor del retorno de capitales fugados, que adquirían activos a precios, en dólares, irrisorios; el repunte de los términos del intercambio; y una memoria de estabilidad de precios de una década previa, sostenida por el lento incremento de la demanda de una economía con abundancia de oferta y marea de pobreza.
¿Cómo aproximarse a repetir esas condiciones? Guzmán ofrece lograr el superávit fiscal financiero suspendiendo, de manera acordada, el pago de intereses y capital de la deuda externa; segundo, lograr el superávit primario sumando impuestos “no trasladables a precios” (p.ej. autos de alta gama), aumentando las retenciones (30% soja o 33; 12 o 15 maíz, trigo, sorgo y girasol; 5 regionales e industria); y tercero, conteniendo la principal indexación del gasto público nacional (transferencias a pasivos) y dando lugar al incremento de las cargas sociales. Del ajuste siempre alguien zafa y como es de esperar, y en todo gobierno, los petroleros y mineros, reciben beneficios: las retenciones les bajan de 12 a 8 %. Y los deudores impositivos que logran otra moratoria extraordinaria y van ...
Algunas de estas decisiones revelan una baja atención sistémica. El tema del cianuro habilitado en la mineria mendocina es preocupante. Lo es el apoyo del Presidente. La cuestión es simple: permiso científico. No pueden dictarse leyes generales sobre el tema. Cada proyecto es minería es único y el primer paso es el permiso científico independiente que el Estado y la política deben garantizar. Y eso refiere a la visión sistémica: dólares sí pero no, por ejemplo, a cambio de contaminar las aguas de varias provincias o, por ejemplo, a costa de no reconstituir la materia orgánica al suelo. Los precios “sociales” son un elemento esencial de una política razonada más allá de las urgencias.
Hay, no obstante, cuestiones que resultan más dificiles. La calma social requiere más gasto; el retorno de capitales exige otros incentivos porque los precios en dólares de los activos y las expectativas, no son las mismas que recibió el afortunado Néstor.
Ni remotamente están las condiciones que recibió Kirchner. Es imposible imaginar como probable el rebote espontáneo que recibió Néstor ni las condiciones externas que le dieron oxigeno.
Lo que recibe Alberto es notablemente peor , aunque las apariencias engañen, y las posibilidades de rápida salida depende exclusivamente de la estrategia que desarrolle él y no de las condiciones exógenas que lo beneficien.
El mundo es diferente y el daño acumulado en la estructura productiva y en la base social tienen dimensiones inimaginables si el mirador lo instalamos en el momento en que se desencadenó la debacle (1975).
Y además Macri dejó una inflación anual promedio del 38%; una caída anual del PBI de 1,2% y una caída de 14 % en el salario real y un 40% de pobreza.
En esas condiciones más que complejas, además, la sociedad está profundamente dividida. Y eso exige mucho más al gobierno.
Los discurso de Alberto Fernandez, al respecto, son apropiados. Pero es dificil que logre imponer esa cultura de encuentro en la misma Cristina, que insiste en que el “ente” tiene genero, o en el Intendende de Avellaneda J. Ferraresi que saluda a lo nazi mientras los niños de su ciudad recitan que lo aman: lo que hay que oir.
Tal vez en los próximos días, con conversaciones sobre la deuda encaminadas, empecemos a debatir el ABC del desarrollo: incentivos a la inversión, atracción a los capitales fugados, reconstruir la substitución de importaciones, el sistema ferroviario y la industria local, la industria maritima, una verdadera revolución del transporte y la ocupación del territorio.
Además del ajuste para conversar de la deuda, necesitamos la estrategia de desarrollo para poder terminar con la “economía para la deuda”.
Y para eso hay que poner en caja el tamaño del Estado improductivo congelando el empleo públio en todas las jurisdicciones nacionales, provinciales, municipales, del ejecutivo, la legislación y la justicia: una convoctaoria a gobernadores e intendentes y a todos los organismos autónomos, al poder judicial y al poder legislativo.
Terminar con la evasión fiscal, empezando, sí, por el chiquitaje aunque suene mal, todo el comercio cotidiano. Obligando a la boleta, a pura tarjeta (incluido el sube social) y posnet, cada intendente puede ser un agente contra la evasión, fin del empleo en negro, de abajo para arriba, una batalla social.
Si hacemos todo eso, inversión reproductiva, empleo en bienes transables, poner en caja al Estado, combatir la evasión, economía de productores, permiso científico para la minería, nadie nos volverá a pedir que hagamos el 4 y dejaremos de cazar en el zoologico para lograrlo.
Si no lo hacemos “el 4” tendrá el sonido mandarín.
Tiempos dificiles.
viernes, 20 de diciembre de 2019
El ajuste del ajuste El Cronista 20-12-19
Columna aparecida en El Cronista, el 20-12-2019
Es notable en Argentina
la dificultad por llamar a las cosas por su nombre y la vocación por etiquetar
vacuidades. Uno de estos ejemplos es el modo de denominar la necesidad de
actuar sobre los desequilibrios notorios, persistentes y frustrantes que
muestra la economía de nuestro país.
Por lo general ese
hábito va de la mano de otro: la simplificación extrema de las complejidades
inherentes a la sociedad moderna y, por tanto, el apego a consignas facilistas.
Nos empecinamos en no
reconocer que una parte no pequeña de la bonanza de la primera década del siglo
XXI se originaba, como en gran parte de América Latina, en una novedad mundial
que cambiaba el recorrido de la evolución de los términos de intercambio. Esa
relación entre los precios de las ventas y los de las compras en el exterior
(muy desfavorable para toda América Latina en la segunda mitad del siglo XXI)
se dio vuelta como una media.
Los precios de los productos
primarios de exportación latinoamericanos crecieron de modo inusitado (el
petróleo, por ejemplo, pasó de 20 dólares en 2002 a 140 en 2009 antes de la
crisis financiera cuando cayó a 40 dólares; su recuperación lo mantuvo en las
cercanías de 100 dólares hasta 2015). Ese proceso para los combustibles
alimentó el desempeño de Venezuela, de Ecuador o de Bolivia, así como el de la
soja incidió en Argentina o Brasil. Y no fueron los únicos bienes ni los únicos
países que recibieron este enorme impulso que empezó a declinar al comenzar el
segundo decenio de este siglo.
La mayoría de nuestros
países no concretaron modificaciones a su estructura productiva, quizás
convencidos de que ese buen momento sería permanente o, al menos, más
perdurable. Al carecer de ese soporte se hizo imprescindible afrontar los
desafíos volviendo a la realidad de las limitaciones de nuestra configuración
productiva. Esta tiene atraso tecnológico, escasez de inversión (no necesariamente
de ahorro), escaso apego a las normas legales y a las obligaciones fiscales,
alta confianza en que medidas mágicas producirían de inmediato la solución
deseada. En cada uno de los momentos de cierto dinamismo económico, los
sectores beneficiados, en particular las capas medias, tienden a concebir sus
mejorías como logros propios y permanentes por lo que los cambios
macroeconómicos les producen mayor decepción y desapego.
Argentina tiene, en ese
contexto, algunas peculiaridades, en particular por ser el único país en el que
se considera que hay sólo un sector político (que, a su vez, se ve a si mismo
como la encarnación de la Nación) con capacidad de afrontar las dificultades y
construir el futuro apetecible.
Así, se observa aunque
termina siendo difícil de comprender, la asunción de propuestas denostadas
hasta hace unos momentos (el equilibrio fiscal, en lugar destacado) que ahora
son expuestas con naturalidad, maquilladas con el argumento de que se trata de
tragos amargos sólo necesarios por la pésima gestión precedente.
De un plumazo se borra
así la larga historia de estancamiento productivo del país, la sucesión de
orientaciones políticas divergentes (incluso desde una misma facción política),
la fuerte irregularidad de nuestro ciclo económico (caemos un año de cada
tres), la mencionada escasez de la tasa de inversión, la pérdida de la
participación del salario en el ingreso nacional desde mediados de los setenta,
seguida de una recuperación importante a la salida de la crisis de 2001 pero
sin condiciones de sustentabilidad (subsidios crecientes, desaparición de
superávits fiscal y externo) que empezaron a mostrarse en el segundo mandato de
la Dra. Kirchner y eclosionaron en la segunda mitad de la gestión macrista.
Ya en 2011 se ensayó –con
aquello de la “sintonía fina”- un esbozo de ajuste sin llamarlo tal. Ahora hubo
una constante andanada contra toda propuesta de Cambiemos por atender a algunos
de los temas nodales (como el de la sostenibilidad fiscal y externa) no criticándolo
por los reales o supuestos errores de implementación sino en su conjunto. No eran
cosas que hacían falta, se decía
Ahora, al margen de
algunas medidas acotadas, la formulación “hay que poner plata en el bolsillo de
la gente” se expresa en “cuanto hace falta sacar de los bolsillos de la gente”
para arreglar el desaguisado recibido. Al no irse a fondo y en serio, se
repiten formulaciones a veces huecas pero que, convengamos, tienen andamiento
en vastos sectores de la sociedad.
Al no estar convencida
la dirigencia ni la sociedad de que se trata de problemas extremadamente
complejos y que requieren seguramente lapsos no acotados, entonces se reemplaza
esa explicitación por consignas que siguen encubriendo los problemas como si
estos se resolvieran por sí mismos.
El caso del sistema
previsional es –quizás- un dramático ejemplo. Desde la reforma de hace un
cuarto de siglo, sólo se cambió el manejo de los cuantiosos fondos (de manos de
las AFJP a las arcas públicas) sin cambiar nada de su estructura básica y sólo
atendiendo a los heridos con moratorias sucesivas pues no resuelven las
cuestiones centrales. La negativa a sentarse a discutir seriamente ha llevado
sucesivamente a parches que cada vez más rápidamente muestran su insuficiencia
sino su ineficacia. No se conoce aún la opinión de los especialistas que
miraron siempre con recelo la gestión macrista por las presumidas propuestas
retrógradas que impulsaría frente a las nuevas medidas planteadas en el marco
del paquete económico oficial, que al menos temporalmente, vuelve a dejar al
arbitrio de la autoridad presidencial los ingresos y el futuro de ese amplio
sector de la sociedad (suspensión de los ajustes periódicos legales y de
regímenes especiales, por ejemplo).
En estos días en que
seguramente tendremos en manos del nuevo gobierno atribuciones excesivas
dirigidas a resolver las urgencias, que son muchas, perderemos otra vez la
oportunidad de discutir acerca del horizonte por alcanzar y los medios para
ello. Por eso sólo nos queda, negando el ajuste, hacer el ajuste. Y punto. Una
verdadera lástima
sábado, 14 de diciembre de 2019
BOLETIN INFORMATIVO - CEPED - 2do. semestre 2019
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jueves, 7 de noviembre de 2019
El empleo y la distribución del ingreso: contenidos de la disputa social - UNR 7-11-2019
Exposición en la Universidad Nacional de Rosario, el 7-11-2019, en ocasión de la celebración del Centenario de la Facultad de Ciencias Económicas y Estadística
Trabajar menos...¿producir más? LA NACION+ 6-11-2019
Es una solución la reducción de la jornada laboral?
Ese fue el disparador de la entrevista que me realizara Luciana Vazquez en LA REPREGUNTA, por LA NACION +
Ese fue el disparador de la entrevista que me realizara Luciana Vazquez en LA REPREGUNTA, por LA NACION +
miércoles, 6 de noviembre de 2019
El emplo y la distribución del ingreso A Provensal y C de Moya, ABC, Radio UNR, 6-11-19
Entrevista de Analía Provensal y Claudio de Moya, programa ABC, Radio de la Universidad Nacional de Rosario sobre la situación sociolaboral actual, en vísperas de mi participación en una actividad vinculada con el Centenario de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNR
sábado, 19 de octubre de 2019
La situación económica y social de Argentina al fin del gobierno de Cambiemos 19-10-19 UNLP
Entrevista de Damian Toschi en Derecho de autor, Radio UNLP, AM 1390
jueves, 10 de octubre de 2019
Datos del INDEC: la pugna entre indicadores y opiniones Columna en CLARIN 10-10-2019
Tribuna
Datos del INDEC: la pugna entre indicadores y opiniones
Columna aparecida en Clarin, 10-10-2019
Entre los resultados de la manipulación estadística operada en el INDEC entre 2007 y 2015, uno de los más perniciosos es el que se refiere a la pérdida de un punto de referencia para el análisis e interpretación de la situación socio-laboral.
De allí surge la multiplicación de “datos” así como la omisión de resultados formalmente comparables con otras evidencias.
CAMINO
Apelo a la anuencia del lector en el sentido de dar por descontado un juicio para nada favorable referido a la calidad del empleo creado en los años más recientes y a su desfavorable impacto en la capacidad de compra de los ingresos laborales correspondientes.
Los datos la Cuenta de Generación de Ingresos de INDEC muestran, entre principios de 2016 y comienzos de 2019, la creación de casi 950 mil puestos de trabajo. De todos ellos la mitad fueron no asalariados y ninguno de asalariados privados registrados. Esto habla de un perfil de empleo no sólo preocupante socialmente sino de muy escasa potencialidad productiva, en todo caso coherente con la magra evolución del PBI.
Al mismo tiempo, los datos de salario real del empleo privado registrado con respecto a diciembre de 2015, mostraba a junio pasado una pérdida del 11%. Ambas referencias por sí solas hablan de un contexto laboral y social más que preocupante.
Valen sin embargo ciertas acotaciones.
Que el empleo creado sea de tan mala calidad no excluye que ha habido aumento del empleo total a tal punto que el último trimestre informado de la Encuesta de Hogares arroja una leve suba de la tasa de empleo hasta 42,6% Debe compararse este indicador con los de los segundos trimestres anteriores del período macrista que no alcanzaba a 42% al igual de lo ocurrido en 2014 y 2015 (41,4 y 41,5%, respectivamente). ¿Puede esto interpretarse como que la situación ocupacional es buena? En modo alguno. Solo que es similar, o levemente mejor a lo acontecido desde 2014 hacia aquí.
Diferente es la situación de los ingresos. La misma EPH indica que la pérdida real entre el segundo trimestre de 2015 y el mismo lapso de este año de los ingresos de la ocupación principal es del 15% Esta pérdida de capacidad de compra de nuestros ingresos es muy significativa y los números disponibles indican que el deterioro corresponde casi totalmente a los últimos doce meses.
La misma encuesta proporciona otras informaciones en materia de ingresos. Por ejemplo, los denominados ingresos individuales (laborales o no laborales, es decir que incluye transferencias por ejemplo) sufrieron levemente menos que los de la ocupación principal.
Finalmente, un tercer indicador relevante es altamente significativo. El promedio de ingresos por persona en los hogares (Ingreso per cápita Familiar) perdió “sólo” 5% con respecto al segundo trimestre de 2015. Además,es levemente superior al de igual lapso de 2014.
Mi propuesta al lector es que coteje estas evidencias con los elementos que cotidianamente circulan –a veces, incluso, desde fuentes presuntamente confiables. Seguramente la sorpresa será no menor.
Dicho de otra manera. Los datos expuestos proporcionan de por sí una mirada dura y crítica sobre la situación presente e incluso sobre toda la gestión de Cambiemos. ¿Para qué entonces hacer uso de información catastrófica que no surge de los datos oficiales?
Agreguemos otras comparaciones. En este caso (siempre para el segundo trimestre) tomemos el promedio de 2011, 2012 y 2013 cuando estábamos en los mejores momentos en materia de ingresos, con relación al promedio de 2016, 2017 y 2018. Para el Ingreso de la Ocupación Principal, el trienio reciente es apenas 2% más bajo que aquel buen momento. Para los Ingresos individuales el deterioro es de tan sólo 1% Y para el Ingreso per cápita Familiar la comparación da una ventaja de 2% para el trienio reciente. Nótese que lo que se denomina la “sensación térmica” alude a todo el período posterior a diciembre de 2015 como algo catastrófico, a despecho de estos datos.
Siempre puede haber quien considere que la disputa político partidaria justifica tales distorsiones. No lo creo, pero no es ese el punto relevante. ¿Ayudan tales deformaciones de la realidad a mejorar el diagnóstico o más aún, a encontrar los caminos adecuados para su solución? No parece.
Sabemos que durante el mandato de Macri la actividad económica industrial y su empleo han sido declinantes. ¿Podremos revertir ese proceso si ignoramos que lo mismo venía ocurriendo en el segundo período de la Dra Kirchner?
A la crítica situación económica de Argentina al momento de las elecciones de 2015 se le agregó una orientación discutible y una gestión cuestionable, al menos con el diario del lunes. La pregunta sería, ¿hemos atravesado el desierto sin haber podido reconocer la naturaleza y la profundidad de la crisis de Argentina que, en modo alguno se inició en aquél momento?
¿No nos dice nada que en las últimas siete u ocho décadas uno de cada tres años hemos producido menos que el año precedente? ¿No nos inquieta que desde la recuperación de la democracia, de lo producido anualmente cada vez se dedica menos a ampliar y mejorar la creación de riqueza, es decir, que nuestra tasa de inversión es no sólo escasa sino declinante?
Hemos transitado contiendas electorales sin asomarnos a muchos de los temas importantes que nos acucian. ¡Qué bueno sería no insistir en el mismo error!
martes, 1 de octubre de 2019
Sobre los datos de pobreza anunciados por el INDEC J Scaramella
Entrevista de Julio Scaramella, La conversación, Radio LED, 1-10-2019
lunes, 30 de septiembre de 2019
La carencia de inversión tiene que ver con nuestra decadencia. Entrevista de El Litoral, S. Fe, 30-9-19
Entrevista de Mario Caffaro para El litoral, publicada el 30-9-2019
https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/209725-la-carencia-de-inversion-tiene-que-ver-con-nuestra-decadencia-charla-con-javier-lindenboim-politica.html
-¿Está claro elporqué?
-De todas maneras
alguien nos hizo creer que somos ricos más allá de que tengamos 30% de pobreza, 1O % de desempleo y alto empleo en negro.
-Estamos ante un mundo
laboral que demanda mejor
formación y especificidades.
-Pero hay queponer temas sobre la mesa.
Se destina el 6% del PBI a educación, ¿ha mejorado el sistema educativo?
https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/209725-la-carencia-de-inversion-tiene-que-ver-con-nuestra-decadencia-charla-con-javier-lindenboim-politica.html
Javier Lindenboim es licenciado en Economía Política, docente en grado y posgrado de la UBA, investigador del Conicet y polémico. "Como ve, con mis declaraciones no me dejo de ganar enemigos" le dice a El Litoral cuando cuestiona determinados temas
como la calidad de la enseñanza o algunas políticas del propio sistema univers itario o bien el rol de los empresarios de
la economía, por ejemplo.
Estuvo en Santa Fe acompañando a Joaquín Blanco y María Fernanda Ghilardi en la presentación de "Experiencia Santa Fe. Transformación productiva e inclusión social", libro que analiza las políticas públicas de la provincia desde múltiples miradas y donde el investigador escribió uno de los tres trabajos del capítulo dedicado a mercado laboral y desigualdad.
"Mi aporte en el libro es sobre mercado de trabajo y distribución del ingreso. Cómo lo conecto con el funcionamiento del aparato productivo, por qué me parece relevante distinguir dos cosas que se las nombra con la misma palabra y yo las diferencio: una es distribución y la otra redistribución. Las políticas que más a mano aparecen en la Argentina son mecanismos redistributivos que -bienvenidos son-, pero el núcleo problemático como en todos los países
capitalistas es de qué modo se hace el reparto inicial, lo que llamo la distribución. Desde allí hilvano reflexiones y evidencias que expongo en el libro. Ese es el núcleo, y alrededor de eso si la demanda ocupacional no es de que haya un ministro de Trabajo o un presidente que diga necesitamos más trabajo, sino que el capital y en algún momento el Estado puedan crear los mecanismos para que esa demanda exista, es decir invers ión.
Me meto con el tema de la inversión y reflexiono en que su carencia tiene bastante que ver con nuestra decadencia", resume su participación ante El Litoral.
-¿La falta de inversión hace a nuestra decadencia?
-Es
mi opinión. Se puede decir que en los tres gobiernos kirchneristas mejoró
indudablemente la participación del salario en la distribución; la contracara es que se achicó la percepción de renta del capital, la ganancia. Ese podría
ser un argumento que se utilice por parte del empresariado para decir por qué fue decreciente en este lapso la tasa de inversión. Cuando muestro desde 1980, vemos. que la declinación es gobierno a gobierno. Nada es lineal pero tomando los valores medios de cada gobierno se ve cómo la cosa va declinando. Saco el período desastroso de la Alianza y de Duhalde donde fue el pozo más grande, pero los tres gobiernos kirchneristas fueron de mayor a menor y los tres primeros años de Macri fueron aún menores que el último de Cristina en materia de tasa de inversión. Este es un núcleo importante.
-¿Está claro elporqué?
-No. Uno puede usar argumentos para acercarse al tema pero no para
explicarlo. Es lo que la historia del empresariado argentino muestra y es que
predomina un empresario que no tiene el carácter que (Joseph) Schumpeter dec ía era propio del empresariado capitalista necesario, sino que más bien vive colgado de la teta del Estado. En los últimos 70 años,
de cada tres años, en uno la economía argentina cayó, se achicó. Días atrás escuchaba a Bernardo
Kosacoff mostrando un dato parecido con otra fuente. También hay un trabajo del Banco Mundial con el cuadro con un centenar de países
con mayor proporción de años de caída de su economía. El primero es Congo, segundo
Argentina y después hay una
sucesión de países en general agobiados por múltiples cuestiones como
guerras, pestes, etc. El segundo americano que aparece es Venezuela. La intensidad de las oscilaciones (el gráfico parece un electrocardiograma) más la no lucha contra la inflación, son
dos factores claves para que el sector empresario, de verdad o como argumento, no invierta. En el primer año de Macri, los inversores tanto externos como internos decían "no sabemos
cómo viene la mano"; el segundo, "hay que ver si gana las elecciones", ganó y no hubo inversión y afuera le soltaron la mano y nos hundimos en las tinieblas. La respuesta a la falta de inversión no la tengo.
-De todas maneras
alguien nos hizo creer que somos ricos más allá de que tengamos 30% de pobreza, 1O % de desempleo y alto empleo en negro.
-¿Qué es un país rico? Arabia Saudita lo es en el sentido de capacidad de generar riquezas como otros países árabes, pero no necesariamente esa
riqueza se transforma en bienestar para sus habitantes. Nosotros tenemos una enorme capacidad para generar riqueza especialmente en dos aspectos: lo que podemos producir desde la tierra y con el pasado virtuoso de la Argentina, la extensión de la educación pública, de la clase media que dio como resultado que la fuerza de trabajo en la Argentina se ha distinguido históricamente como de una actitud singularmente buena. Somos ricos desde ese punto de vista. Pero, por otro lado no sabemos cómo doblegar a la inflación; nos creemos piolas, capaces
de incumplir lo que firmamos; por ejemplo en 2005 acuerdos internacionales y en 2007 intervenimos el lndec supuestamente para no pagar los intereses que había que pagar por ese acuerdo. Si hacemos todas estas cosas
será difícil que esa capacidad de ser ricos se concrete.
-Estamos ante un mundo
laboral que demanda mejor
formación y especificidades.
-Sí, sobre eso me parece que se tiene que tener un cuidado adicional. En los 90 se decía que como estábamos en presencia de una gran transformación y Jos problemas del mercado de trabajo derivaban de que los trabajadores no se adaptaban a las nuevas
necesidades, hecho no totalmente válido a partir de que el desempleo también afectó a los más instruidos, los más formados. Todavía en la Argentina no se produce esto, en parte porque los empresarios no se dedican intensamente al mejoramiento tecnológico productivo que podría ayudarnos a pegar saltos, como lo que pasó en el sector agropecuario. Tenemos dos ventajas: el ritmo de crecimiento de la población argentina es bajo todavía
y por eso no tenemos grandes dramas de desocupación. Una baja demanda que no enfrenta una alta oferta, y por otro lado, no hicimos aún el cambio tecnológ ico con intensidad. Por ambas cosas todavía nuestro drama es manejable, pero tenemos que pensar en la formación, y los que se dedican a temas educativos insisten en que debemos educar para los empleos que todavía no sabemos cuáles van a ser, para lo cual la formación es mucho
más complicada
en un país -donde lo que para mí es un meollo de la formación educativa el cuerpo docente que dej a demasiado que desear. Como ve, no me guardo enemistades para generar.
-Pero hay queponer temas sobre la mesa.
Se destina el 6% del PBI a educación, ¿ha mejorado el sistema educativo?
-Creo que no ha mejorado. Hay datos que lo demuestran. La pérdida de la matrícula en el ámbito estatal es eso. Cuando se dice eso, siempre aparecen los just ificadores....
Discutamos por parte:¿mejoró?,¿hay más eficiencia?,¿es cierto
o no que a montones de chicos se les daba por aprobado el año o la carrera, simplemente porque no hacerlo era como diría Axel (Kicillof) estigmatizante? Esa no es la pauta. No seré yo el que hable en contra de la defensa gremial de los derechos del magisterio; sí voy a decir que los dirigentes del magisterio tendrían que saber distinguir entre lo que es defender los derechos y lo que es fortalecer privilegios. No sólo en el magisterio. Cuando se discute sobre la reforma laboral hay dos posiciones extremas que es imposible que se toquen, así como se formulan. Los empresarios, y muchos funcionarios del gobierno nacional, convencidos de que con cambiar la regla se acaban los problemas -otra simplificación- y la dirigencia sindical que no quiere ni empezar a hablar del tema. Esto se ve en muchos ámbitos y en otros -muy cercanos a mí-, como el univers itario, sabe la declinación que se originó en restricciones de distinto tipo. Había menos presupuesto y muchas universidades a las obligaciones formales que ya no eran 8 horas, se seguían achicando porque no se podía subir el salario. Se reducía la jornada hasta extremos locos.
En
los no docentes y en los docentes se empezó a permit ir un aumento del número de colaboradores en las cátedras que era repartir la tarea. Cuando en los 2000 las cosas empezaron a mejorar se empezó a plantear el buen criterio de la retribución y no se volvió a discutir si todos lo que tenían designación era lógico que la tuvieran y mantuvieran, y en qué condiciones. Fui jurado en mi facultad y sé de qué hablo.
Esas cosas hacen a la ineficiencia del gasto. Conozco y las que no conozco no puedo describir, pero me las puedo imaginar. En los distintos niveles de los ámbitos estatales - nación, provincias, municipios- no hallo razón para no encontrar que no pasen.
-Las competencias habría que discutirlas porque el tema
es el financiamiento.
-Por eso se debe mirar siempre el gasto consolidado, aunque cada jurisdicción tiende a decir miremos lo que hago yo, pero para la razonabilidad no se puede mirar de otro modo. Somos un país federal que tenía un montón de cosas a nivel Nación. Se empezó con educación y salud transferidas a las provincias en los 90; antes fue el agua. La nación dejó
de lado la solidaridad soc ial. Hay
necesidad de discutir el hacer de cada uno, y de dónde sale el financiamiento. Sino le encontramos el modo de hincar el diente a alguna
de esas cosas quj en quiera que lidere esta conversación va
a pagar el precio
Desde este punto de vista, el gobierno intentó
apuntar en esa dirección. Esa era la parte virtuosa que le veía al es que del
gobierno. Me parece espantoso que algunas cosas importantes en sociedades como
la Argentina son argumentos esgrimidos desde los voceros del pensamiento de
derecha y no desde los voceros de un pensamiento de izquierda, o por lo menos
se hacen notar unos y no los otros. Una cosa es que no diga estas cosas porque
nadie se lo mostró y otra es cuando uno es consciente de la no exteriorización
porque entonces todo es chapucería curcunstancial. Es atender a la coyuntura y
como la coyuntura en el mundo actual es cada vez más difícil, entonces el éxito
es cada vez más acotado. Cuando llego a este punto me asusto.
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