martes, 15 de marzo de 2016

Una vez más sobre el INDEC -Artículo de Víctor Beker

El INDEC necesita reconstruirse desde cero

Tribuna
Víctor Beker

A fines de enero de 2007 la abrupta remoción de la entonces Directora del Indice de Precios al Consumidor del INDEC, Graciela Bevacqua, marcó el inicio de una etapa de manipulación sistemática de las estadísticas económico-sociales en Argentina. Quienes a lo largo de estos 9 años denunciamos la manipulación de la información y la degradación institucional del organismo esperábamos que a partir del 10 de diciembre pasado se iniciara un proceso de normalización del INDEC. Sin embargo, poco se ha avanzado en este sentido.
Es cierto que se ha procedido a la reincorporación de algunos de los técnicos desplazados por la intervención a partir de enero de 2007 así como a la cobertura de los cargos vacantes. Resulta positivo que se haya transparentado a la ciudadanía la caótica situación heredada de un gobierno para el cual la destrucción del INDEC fue un objetivo estratégico para la construcción del “relato”. Es también positivo que se hayan dejado de publicar datos que nada tenían que ver con las prácticas estadísticas normales y con la realidad, pero no debe olvidarse que el INDEC es un organismo que debe prestar el servicio público de brindar información verídica y confiable a la población en forma permanente. A más de 90 días del cambio de autoridades el INDEC ha producido escasos datos.
Es que el organismo no ha logrado superar la crisis institucional heredada. Reflejo de la misma han sido los acontecimientos que culminaron con el relevo de sus funciones de la recién reincorporada Graciela Bevacqua. Este episodio ha agravado la desconfianza hacia el organismo por parte de la opinión pública. Y sin revertir este estado de desconfianza poco se podrá hacer para recuperar la credibilidad perdida.
Pareciera que desde el gobierno no se ha entendido ni la profundidad de la crisis del organismo ni la necesidad “de urgentes reformas de carácter institucional orientadas a generar un marco que garantice la mayor independencia de su accionar y la más alta excelencia técnica de sus productos”, según lo recomendara el informe de la UBA sobre el INDEC emitido en 2010.
La intromisión del gobierno anterior con el fin de manejar las estadísticas a su gusto puso de manifiesto la debilidad institucional que implica la dependencia del organismo respecto al Poder Ejecutivo. Las funciones específicas del INDEC lo convierten en una suerte de auditor de las políticas del Ejecutivo. Las estadísticas que difunde el organismo marcan los aciertos o fracasos gubernamentales en crecimiento económico, inflación, pobreza, indigencia, desocupación, etc. De ahí la tentación de alinear dichas estadísticas con las políticas del oficialismo.
Por tal razón, un grupo de ex funcionarios del INDEC elaboramos junto a un conjunto de diputados opositores a lo largo de 2010 un proyecto de ley que apuntaba a garantizar el carácter eminentemente técnico del organismo, dotándolo de autonomía funcional y autarquía financiera y previendo la designación de todos los funcionarios superiores por riguroso concurso público de antecedentes y oposición. 
Dicho proyecto, apoyado por todo el arco opositor de aquel momento, fue aprobado en la Cámara de Diputados pero no logró ser tratado en el Senado. En 2014 el bloque del Frente Renovador presentó un proyecto similar.
El actual Poder Ejecutivo, acertadamente, ha encomendado al actual Director del INDEC proponer las reformas a la Ley de Estadística “que considere necesarias para la mejor administración del Sistema Estadístico Nacional (SEN) y para brindar a las autoridades y a la opinión pública inteligencia de la información social y económica”.
Los proyectos comentados –el de 2010 contó con la firma de representantes del actual oficialismo- pueden constituir un buen punto de partida para dicha propuesta, ajustándolos a la realidad actual. Lamentablemente, el estado de crisis heredado y el hecho que en la mentalidad popular el INDEC se haya convertido en sinónimo de falsedad no deja otra alternativa que crear un nuevo organismo desde cero, dotado de autonomía y con perfil eminentemente técnico. Sólo así Argentina podrá contar con estadísticas al nivel de los requerimientos y de las capacidades del siglo XXI. Se clausurará así definitivamente la ominosa etapa abierta en 2007 y se recuperará el prestigio que siempre tuvieron nuestras estadísticas a nivel internacional. 

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