Entrevista de Oscar Martinez, por Eco Radio, 29-10-16
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sábado, 29 de octubre de 2016
martes, 25 de octubre de 2016
Después de los datos, hay que actuar
- Clarín
- Javier Lindenboim Director del CEPED e Investigador del CONICET
El esperado segundo semestre no ha sido precisamente generoso en materia económica, tal como se esperaba por parte de las autoridades oficiales. En cambio, lo viene siendo en un aspecto relevante: la recuperación de las estadísticas públicas. Con ellas descubrimos lo ya sabido: mucha pobreza, alta inflación, desempleo.
Al término del primer semestre apareció el primer informe sobre variación de precios (IPC) correspondiente al mes de mayo. En julio se informó sobre las nuevas estimaciones de cuentas nacionales y se anticiparon nuevos datos. Falta disponer de aspectos relativos a la distribución del ingreso (Cuenta de Generación del Ingreso) como también imprescindibles detalles metodológicos.
En agosto se difundió el Informe de Prensa correspondiente a los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del segundo trimestre de 2016, cerrando un ciclo de casi un año sin información al respecto. Apenas iniciada la primavera se conoció el primer informe sobre pobreza e indigencia derivado de los datos mencionados de la EPH, luego de un trienio sin información oficial y a punto de cumplirse una década de intromisión en el INDEC. Con independencia de los datos específicos contenidos en cada uno de esos informes, el mero hecho de su producción y difusión en condiciones de credibilidad social es motivo de indudable celebración.
Es necesario remarcar el daño infligido a la sociedad toda a lo largo de la última década. A esta altura del año 2006, se multiplicaban las presiones de las autoridades políticas al personal a cargo del índice de precios al consumidor. Las mismas tenían inicialmente como objetivo la identi- ficación de las unidades económicas que con la información que proporcionaban regularmente (en condiciones de preservación de las normas de secreto estadístico) permitían la elaboración del IPC. La firme negativa de las funcionarias ante el atropello derivó en la intervención de hecho del INDEC en enero de 2007.
Aquel primer falseamiento estuvo basado en eliminar la variación del precio de la lechuga, al igual que el efecto de otros incrementos como el de la medicina prepaga y los gastos de turismo. De allí en más paulatinamente no sólo se degradó casi toda la producción del Instituto de estadísticas sino que se implantó un estilo netamente antidemo
crático. Se suprimió o al menos se disimuló la provisión de datos en materia de vivienda, previsionales o de seguridad, etc. En general se burlaron las normas existentes en materia de información pública. Se llegó al extremo de eliminar el cálculo oficial de pobreza –luego de proporcionar durante varios años datos falsos en la materia- esgrimiendo penosas argumentaciones. Más aún, en los años más recientes la ejecución de esta estrate
gia (des) informativa fue encarada por un equipo de economistas que hasta poco antes criticaban ardorosamente tales prácticas. Entre otras es por estas razones que la tarea de reconstrucción de la institución estadística y de su producción es significativamente valorable.
Dicho esto es menester alguna reflexión sobre lo que nos informan estos números. En primer término debe ponerse de manifiesto que había variados elementos que apuntaban a estimaciones cercanas a las que resultaron informadas ahora de manera oficial aunque con menor certeza en buena parte de los indicadores. Teníamos buenos indicios de que el aumento de precios anual era mucho mayor del 10% admitido en los años recientes. Teníamos fundadas presunciones de que había niveles de desaliento que mantenían contenida la tasa de desempleo
y que al mismo tiempo era muy posible que una parte de los probables desocupados figurasen como inactivos. Existían estimaciones alternativas acerca de valores más realistas en materia de evolución económica que incluía años de fuerte descenso que la estadística oficial se resistía a registrar. Hubo varias pruebas que ponían en cuestión la verosimilitud de unos cuantos datos en materia de comercio exterior. Y así de seguido.
En segundo lugar, también sabíamos que los “datos verdaderos” aludían a una situación económica y social cada vez más preocupante con creciente acumulación de tensiones que debían ser resueltas y cuyo abordaje era difícil de imaginar sin efectos negativos sobre el conjunto de la población.
Las relaciones sociales implicadas en el funcionamiento económico de una sociedad siempre contienen conflictos y contradicciones. Haber querido presentar una sociedad sin conflictos en materia económica condujo a finales de 2015 a un contexto en el cual buena parte de la sociedad creyó de buena fe que no teníamos serios problemas y que la falta de información o las mentiras cotidianas eran cuestiones de importancia secundaria.
Disponer ahora de información oficial que de manera descarnada nos informa de
una realidad para nada satisfactoria es un primer paso de extrema importancia. A partir de aquí aparece la posibilidad de encarar los requerimientos (no sólo los de naturaleza económica) sobre bases ciertas. Esa es una opción que se abre para la sociedad en su conjunto. Y una especial demanda para quienes fueron elegidos en esta ocasión para hacerse cargo de las responsabilidades de gobernar.
Los datos no pueden sorprendernos porque no son estrictamente nuevos. Pero reclaman la debida atención por la profundidad y variedad de las demandas que encarnan. Entre las demandas están, también, las relativas a la revisión de los datos producidos en estos años y la supresión del aislamiento técnico del INDEC al que condujo la anterior gestión. La tarea está lejos de ser pequeña.
lunes, 24 de octubre de 2016
Después de los datos hay que actuar - Columna en Clarin 24-10-2016
Columna aparecida en CLARIN, 24-10-2016
El
esperado segundo semestre no ha sido precisamente generoso en materia
económica, tal como se esperaba por parte de las autoridades oficiales. En
cambio, lo viene siendo en un aspecto relevante: la recuperación de las
estadísticas públicas. Con ellas descubrimos lo ya sabido: mucha pobreza, alta
inflación, desempleo.
Al
término del primer semestre apareció el primer informe sobre variación de
precios (IPC) correspondiente al mes de mayo.
En
julio se informó sobre las nuevas estimaciones de cuentas nacionales y se
anticiparon nuevos datos. Falta disponer de aspectos relativos a la
distribución del ingreso (Cuenta de Generación del Ingreso) como también imprescindibles
detalles metodológicos.
En
agosto se difundió el Informe de Prensa correspondiente a los resultados de la
Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del segundo trimestre de 2016, cerrando un
ciclo de casi un año sin información al respecto.
Apenas
iniciada la primavera se conoció el primer informe sobre pobreza e indigencia
derivado de los datos mencionados de la EPH, luego de un trienio sin
información oficial y a punto de cumplirse una década de intromisión en el
INDEC.
Con
independencia de los datos específicos contenidos en cada uno de esos informes,
el mero hecho de su producción y difusión en condiciones de credibilidad social
es motivo de indudable celebración.
Es
necesario remarcar el daño infligido a la sociedad toda a lo largo de la última
década. A esta altura del año 2006, se multiplicaban las presiones de las
autoridades políticas al personal a cargo del índice de precios al consumidor.
Las mismas tenían inicialmente como objetivo la identificación de las unidades
económicas que con la información que proporcionaban regularmente (en
condiciones de preservación de las normas de secreto estadístico) permitían la
elaboración del IPC. La firme negativa de las funcionarias ante el atropello
derivó en la intervención de hecho del INDEC en enero de 2007.
Aquel
primer falseamiento estuvo basado en eliminar la variación del precio de la
lechuga, al igual que el efecto de otros incrementos como el de la medicina
prepaga y los gastos de turismo. De allí en más paulatinamente no sólo se
degradó casi toda la producción del Instituto de estadísticas sino que se
implantó un estilo netamente antidemocrático. Se suprimió o al menos se
disimuló la provisión de datos en materia de vivienda, previsionales o de
seguridad, etc. En general se burlaron las normas existentes en materia de
información pública. Se llegó al extremo de eliminar el cálculo oficial de
pobreza –luego de proporcionar durante varios años datos falsos en la materia-
esgrimiendo penosas argumentaciones. Más aún, en los años más recientes la
ejecución de esta estrategia (des)informativa fue encarada por un equipo de
economistas que hasta poco antes criticaban ardorosamente tales prácticas.
Entre
otras es por estas razones que la tarea de reconstrucción de la institución
estadística y de su producción es significativamente valorable.
Dicho
esto es menester alguna reflexión sobre lo que nos informan estos números.
En
primer término debe ponerse de manifiesto que había variados elementos que
apuntaban a estimaciones cercanas a las que resultaron informadas ahora de
manera oficial aunque con menor certeza en buena parte de los indicadores.
Teníamos buenos indicios de que el aumento de precios anual era mucho mayor del
10% admitido en los años recientes. Teníamos fundadas presunciones de que había
niveles de desaliento que mantenía contenida la tasa de desempleo y que al
mismo tiempo era muy posible que una parte de los probables desocupados figurasen
como inactivos. Existían estimaciones alternativas acerca de valores más
realistas en materia de evolución económica que incluía años de fuerte descenso
que la estadística oficial se resistía a registrar. Hubo varias pruebas que
ponían en cuestión la verosimilitud de unos cuantos datos en materia de
comercio exterior. Y así de seguido.
En
segundo lugar, también sabíamos que los “datos verdaderos” aludían a una
situación económica y social cada vez más preocupante con creciente acumulación
de tensiones que debían ser resueltas y cuyo abordaje era difícil de imaginar
sin efectos negativos sobre el conjunto de la población.
Las
relaciones sociales implicadas en el funcionamiento económico de una sociedad
siempre contienen conflictos y contradicciones. En el capitalismo no puede ser
de otro modo. La clave es si la sociedad encuentra o no mecanismos tales que permitan
enfrentarlos de modo no traumático.
Haber
querido presentar una sociedad sin conflictos en materia económica, más allá de
las infatigables expresiones verbales que parecían recorrer senderos paralelos,
condujo a finales de 2015 a un contexto en el cual buena parte de la sociedad
creyó de buena fe que no teníamos serios problemas y que la falta de
información o las mentiras cotidianas eran cuestiones de importancia
secundaria.
Disponer
ahora de información oficial que de manera descarnada nos informa de una
realidad para nada satisfactoria es un primer paso de extrema importancia.
A
partir de aquí aparece la posibilidad de encarar los requerimientos (no sólo
los de naturaleza económica) sobre bases ciertas. Esa es una opción que se abre
para la sociedad en su conjunto. Y una especial demanda para quienes fueron
elegidos en esta ocasión para hacerse cargo de las responsabilidades de
gobernar.
Los
datos no pueden sorprendernos porque no son estrictamente nuevos. Pero reclaman
la debida atención por la profundidad y variedad de las demandas que
encarnan.
Entre
las demandas están, también, las relativas a la revisión de los datos
producidos en estos años y la supresión del aislamiento técnico del INDEC al
que condujo la anterior gestión. La tarea está lejos de ser pequeña
miércoles, 12 de octubre de 2016
El rol de las universidades y el pensamiento crítico
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lunes, 3 de octubre de 2016
Salario y pobreza según las últimas cifras - Entrevista para Tiempo Argentino 30-9-16
Entrevista de Randy Stagnaro, de TIEMPO ARGENTINO, realizada el 30-9-2016 en preparación de su nota aparecida el domingo 2-10-2016.
La preocupación era acerca de la conexión entre el nivel (media o mediana) de los ingresos laborales informados por el Ministerio de Trabajo y la la magnitud de la Línea de pobreza informada por INDEC a fines de setiembre. Y sobre la diferencia entre la medición de la pobreza en hogares y personas.
En el diálogo se habló de que esa relación supone que sigue un solo ingreso solventando los gastos de los hogares (o, lo que es lo mismo, la perduración del rol proveedor masculino).
Y que lo importante es disponer ahora de datos oficiales que, además, sean creíbles.
En el diálogo se habló de que esa relación supone que sigue un solo ingreso solventando los gastos de los hogares (o, lo que es lo mismo, la perduración del rol proveedor masculino).
Y que lo importante es disponer ahora de datos oficiales que, además, sean creíbles.
Leer la nota en el diario
sábado, 1 de octubre de 2016
DATOS DEL INDEC SOBRE POBREZA Rep. de Cintia Vespasiani - INFOREGION
Nota de Cintia Vespasiani para INFOREGION.COM.AR publicada el 1°-10-2016
DATOS DEL INDEC SOBRE POBREZA
Celebran datos oficiales, pero disienten en el futuro económico
El economista Claudio Lozano aseguró que el Gobierno es responsable de 1.600.000 pobres más. “La perspectiva es un escenario de conflictividad social e inestabilidad política”, apuntó a Info Región. El director del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo, Javier Lindenboim, asegura que “hay indicios alentadores” de que mejore la economía.
Después de tres años, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) difundió el Índice de Pobreza, que reveló que uno de cada tres argentinos padece esa condición. En diálogo con Info Región, el economista y ex diputado Claudio Lozano y el titular del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo, Javier Lindenboim,celebraron la difusión de datos oficiales. No obstante, disintieron respecto del pronóstico para los próximos meses: mientras que el primero indicó que se espera un escenario de “mayor conflictividad social e inestabilidad política”; el segundo consideró que “hay indicios alentadores” de que “lo peor empezará a quedar atrás”.
El coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) y dirigente nacional de Unidad Popular celebró que los nuevos datos “desmontan la falacia construida por el gobierno anterior del 4,7 por ciento de pobreza”. “También de que teníamos menos pobreza que Alemania. Esto ciertamente demuestra que la política denominada de inclusión no logró resolver la problemática social de la argentina “, indicó Lozano.
“Que sigamos teniendo niveles de pobreza como los que tenemos demuestra que no alcanza con crecer, sino que hay que modificar los contenidos de concentración, de extranjerización y el perfil productivo que tiene la Argentina para poder replantear la situación”, reflexionó.
A su vez, criticó que el macrismo “parece sentirse ajeno al número o porcentaje, a estos 13.800.000 pobres de la Argentina”. “Cuando la verdad es que una parte de esto le corresponde a las políticas que han puesto en marcha. Según nuestras estimaciones, 1.600.000 pobres más son los que tenemos como consecuencia de la aplicación de las medidas puestas en marcha por el gobierno actual”, reveló.
En ese sentido, dio un panorama negativo con vistas al último trimestre del año. “Si no se toma en cuenta, a partir de estos datos, que Argentina está socialmente atada con alambre, si el sistema político dominante no registra esta situación, la perspectiva y el futuro de Argentina es un escenario de conflictividad social creciente e inestabilidad política”, previó.
Desde el Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo, su titular, Javier Lindenboim, advirtió que es “extraordinariamente alentador tener nuevamente información confiable”. “No debemos olvidarnos de esto porque sería equivocado omitir que hace tres años atrás tuvimos un ministro de economía que decía que medir la pobreza era estigmatizante”, señaló.
Respecto de lo que depara el último trimestre, Lindenboim fue más optimista y advirtió que “hay indicios absolutamente alentadores”. “Da la impresión de que la peor situación empezó a quedar atrás y me hace acordar a cómo vivíamos el 2002.Estábamos en el medio de una situación extremadamente aguda y, luego de eso, vino un quinquenio de muy fuerte crecimiento económico. No creo que eso se reproduzca en esa intensidad, pero hay altas probabilidades de que efectivamente haya posibilidades de dejar atrás la crisis más fuerte de este primer semestre”, consideró.
Metas de inflación 2017. Luego de que el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, diera un panorama optimista respecto de las previsiones sobre el índice de precios para el año próximo, Lozano consideró que esa hipótesis oficial “se funda en un criterio reaccionario, conservador e injusto”.
“Las metas de inflación planteadas por Sturzenegger se basan en una hipótesis que es no reabrir paritarias ahora y dar por sentado que en las negociaciones del año próximo los trabajadores van a aceptar que perdieron lo que perdieron y van a discutir sólo en función de la inflación futura”, criticó Lozano.
Según el economista, las metas auspiciosas para el próximo año son a costa del salario de los trabajadores. “Sturzenegger piensa que se puede organizar una recuperación de la actividad económica de la Argentina sobre la base de salarios más bajos y una distribución más desigual del ingreso”, consideró.
“Del mismo modo que la reducción de la inflación que se vio en el curso de estos últimos dos meses fue a costa de la caída de los niveles de actividad, lo que el titular del BCRA propone es sostener una hipótesis de inflación de esta naturaleza en salarios bajos y desigual distribución del ingreso. Obviamente esto no necesariamente va a ocurrir. Creo que los trabajadores y la sociedad argentina tienen suficientes herramientas y capacidades para cuestionar ese objetivo y, probablemente, si eso ocurre, las metas planteadas por Sturzenegger no den resultado”, cuestionó.
Y advirtió que las previsiones anunciadas buscan que la gente “crea en los peces de colores”. “Si un país o una economía tiene una caída de más de dos puntos del producto y, en ese contexto, una inflación del 40, pensar que por arte de magia vamos a crecer el 3,5% y que la inflación va a ser la mitad o menos, es francamente creer en los peces de colores”, resaltó y fustigó: “Es una hipótesis que se funda en un criterio bastante reaccionario, conservador e injusto, como es trasladarle el problema y la crisis a los trabajadores, al mismo tiempo que es absolutamente irreal”.
Cintia Vespasiani
El coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) y dirigente nacional de Unidad Popular celebró que los nuevos datos “desmontan la falacia construida por el gobierno anterior del 4,7 por ciento de pobreza”. “También de que teníamos menos pobreza que Alemania. Esto ciertamente demuestra que la política denominada de inclusión no logró resolver la problemática social de la argentina “, indicó Lozano.
“Que sigamos teniendo niveles de pobreza como los que tenemos demuestra que no alcanza con crecer, sino que hay que modificar los contenidos de concentración, de extranjerización y el perfil productivo que tiene la Argentina para poder replantear la situación”, reflexionó.
A su vez, criticó que el macrismo “parece sentirse ajeno al número o porcentaje, a estos 13.800.000 pobres de la Argentina”. “Cuando la verdad es que una parte de esto le corresponde a las políticas que han puesto en marcha. Según nuestras estimaciones, 1.600.000 pobres más son los que tenemos como consecuencia de la aplicación de las medidas puestas en marcha por el gobierno actual”, reveló.
En ese sentido, dio un panorama negativo con vistas al último trimestre del año. “Si no se toma en cuenta, a partir de estos datos, que Argentina está socialmente atada con alambre, si el sistema político dominante no registra esta situación, la perspectiva y el futuro de Argentina es un escenario de conflictividad social creciente e inestabilidad política”, previó.
Desde el Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo, su titular, Javier Lindenboim, advirtió que es “extraordinariamente alentador tener nuevamente información confiable”. “No debemos olvidarnos de esto porque sería equivocado omitir que hace tres años atrás tuvimos un ministro de economía que decía que medir la pobreza era estigmatizante”, señaló.
Respecto de lo que depara el último trimestre, Lindenboim fue más optimista y advirtió que “hay indicios absolutamente alentadores”. “Da la impresión de que la peor situación empezó a quedar atrás y me hace acordar a cómo vivíamos el 2002.Estábamos en el medio de una situación extremadamente aguda y, luego de eso, vino un quinquenio de muy fuerte crecimiento económico. No creo que eso se reproduzca en esa intensidad, pero hay altas probabilidades de que efectivamente haya posibilidades de dejar atrás la crisis más fuerte de este primer semestre”, consideró.
Metas de inflación 2017. Luego de que el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, diera un panorama optimista respecto de las previsiones sobre el índice de precios para el año próximo, Lozano consideró que esa hipótesis oficial “se funda en un criterio reaccionario, conservador e injusto”.
“Las metas de inflación planteadas por Sturzenegger se basan en una hipótesis que es no reabrir paritarias ahora y dar por sentado que en las negociaciones del año próximo los trabajadores van a aceptar que perdieron lo que perdieron y van a discutir sólo en función de la inflación futura”, criticó Lozano.
Según el economista, las metas auspiciosas para el próximo año son a costa del salario de los trabajadores. “Sturzenegger piensa que se puede organizar una recuperación de la actividad económica de la Argentina sobre la base de salarios más bajos y una distribución más desigual del ingreso”, consideró.
“Del mismo modo que la reducción de la inflación que se vio en el curso de estos últimos dos meses fue a costa de la caída de los niveles de actividad, lo que el titular del BCRA propone es sostener una hipótesis de inflación de esta naturaleza en salarios bajos y desigual distribución del ingreso. Obviamente esto no necesariamente va a ocurrir. Creo que los trabajadores y la sociedad argentina tienen suficientes herramientas y capacidades para cuestionar ese objetivo y, probablemente, si eso ocurre, las metas planteadas por Sturzenegger no den resultado”, cuestionó.
Y advirtió que las previsiones anunciadas buscan que la gente “crea en los peces de colores”. “Si un país o una economía tiene una caída de más de dos puntos del producto y, en ese contexto, una inflación del 40, pensar que por arte de magia vamos a crecer el 3,5% y que la inflación va a ser la mitad o menos, es francamente creer en los peces de colores”, resaltó y fustigó: “Es una hipótesis que se funda en un criterio bastante reaccionario, conservador e injusto, como es trasladarle el problema y la crisis a los trabajadores, al mismo tiempo que es absolutamente irreal”.
Cintia Vespasiani
* Nota correspondiente a la publicación del día 01 de Octubre de 2016
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