domingo, 5 de febrero de 2017

Sobre la inversión pública y su rol dinamizador Nota de E Burgo en CLARIN 5-2-17

La apuesta a la obra pública

El caballito de batalla de la economía de Macri incide poco en el PBI

El gasto en infraestructura representa cerca de 3% del producto. Pero el Gobierno insiste en su impacto.
Cuando se indaga alrededor del Presidente Mauricio Macri de dónde brotará el crecimiento, una de las respuestas que nace enseguida es “de la obra pública”. Se señala que unos $ 236.000 millones presupuestados para caminos, rutas y puentes, desencadenarán un sendero de expansión hasta las elecciones. Sin embargo, la magnitud de ese impacto está por verse. La mayoría de los cálculos de los economistas señala que el peso de la obra pública en el PBI es alrededor de 3%. ¿Qué quiere decir? Que si la inversión en infraestructura crece 10% el producto se expandirá 0,3 puntos porcentuales. No parece mucho.
Además se plantea otro interrogante. Y es si el Gobierno será capaz de ejecutar el monto presupuestado en tiempo y forma. El año pasado, tras cerrarse el acuerdo con los holdouts, en la Rosada se jactaban de contar con unos $ 200.000 millones para volcar a obras ya que, como decía Prat-Gay, se había evitado un ajuste con el acceso al financiamiento. Pero nada de eso se cristalizó finalmente. El Gobierno priorizó que no suba más el déficit fiscal como consecuencia que la recaudación no repuntaba y que el ahorro de los subsidios fue menor al imaginado por culpa del conflicto con las tarifas. Al final $ 182.000 millones fueron los desembolsados en gastos de capital.
El Gobierno dice que esta vez será diferente. Y que éste es el año de la obra pública porque dispone de unos $ 236.000 millones -entre Nación y Provincias- para inyectar, o sea, una cifra 30% mayor a la de 2016. El número es más grande (38%) si se suman los fondos propios de las provincias: en ese caso la inversión total sería de $ 250.000 millones.
Ahora, ¿cuál es el impacto macroeconómico de todo esto?
-El ex secretario de Industria Dante Sica ofrece un cálculo. Si el gasto en capital sube 40% en términos nominales (descontando la inflación daría un aumento real de 15% aproximadamente), “podría sumarle al crecimiento un impacto de 0,4 puntos porcentuales”.
-El economista José Luis Espert describe así el crecimiento de este año: “Supongamos un punto por la obra pública, uno por la inversión privada, 1,5% por el consumo y tal vez algo más por la mejora de la balanza comercial”.
-Martín Polo, economista de Analytica, dice que la obra pública aportará un punto porcentual al PBI total (prevé 5% de crecimiento para la economía en total).
-Melisa Sala, economista de LCG, estima que el impacto estará entre 0,3 y 0,4% del PBI.
-Y Marina Dal Poggetto, socia del Estudio Bein, calcula que, “con todo a favor”, la contribución de la inversión en obra pública podría llegar a 2 puntos porcentuales.
En todos los casos, las proyecciones son a precios corrientes y para el conjunto Nación-provincias.
Por qué el impacto de la obra pública luce acotado obedece a una cuestión insoslayable: el consumo es el rey del PBI en Argentina. Según una estimación de la consultora LCG, alrededor del 70% del valor agregado generado es producto de ese componente. Y la obra pública 3,4%. Según un funcionario, esa cifra rondó 2,5% del producto durante el año pasado.
Por esto mismo Sica piensa que la economía argentina necesita más que obra pública para crecer lo máximo posible en 2017. Un reciente trabajo suyo dice que en Argentina sólo el 23% de las obras son financiadas por el sector público.
Espert advierte que todos estos cálculos acerca del impacto de la obra en el PBI podrían adolecer de una sobrestimación por culpa de la inflación. Aunque, por otro lado, admite que estos ejercicios subestiman “una infinidad de interacciones que hay en la economía”.
¿Cuáles son esas interacciones?
Los economistas Jorge Puig y Guillermo Vuletin, en un artículo publicado hace unos años atrás en el blog Colectivo Económico, contaron que el multiplicador del gasto público en capital en la Argentina es mayor al del gasto público corriente. Javier Lindenboim, economista e investigador de la UBA, reconoce que la obra pública “no sacude el árbol de la inversión aunque sí dinamiza la demanda de empleo más rápido que otras variables”. Según estadísticas del Ministerio de Trabajo, hoy existen 33.117 puestos de trabajo registrados menos en la construcción que hace un año atrás. Si la obra pública repunta probablemente el empleo del sector recupere terreno.
Macri, entre 2007 y 2015, llevó la inversión pública de la Ciudad a 17% de los gastos totales cuando en el resto de las provincias era 13%. Ahora, como Presidente, apuesta a accionar la misma palanca. Aunque la ficha que más pague de acá a las elecciones siga siendo el consumo

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