La realidad sociolaboral del país en un año electoral
Javier LindenboimPARA LA NACION
En este inicio de un año electoral vale repasar algunos datos de la realidad sociolaboral. En la Argentina estamos lejos de ponernos de acuerdo sobre lo que efectivamente ocurre, para poder luego debatir cómo interpretar los datos o qué líneas de acción se proponen. Falta adoptar un conjunto confiable de información.
-El empleo, ¿crece o declina?¿Aumenta el desempleo?
-Entre el inicio de 2016 y el último dato disponible (tercer trimestre de 2018), el número de puestos de trabajo se incrementó en algo más de 750.000. Los datos de la Encuesta de Hogares (EPH) muestran, para el total urbano, unos 450.000 ocupados nuevos entre el tercer trimestre de 2015 y mediados de 2018. Por último, en octubre de 2018 se registraron unos 220.000 empleos más que en diciembre de 2015. Al margen de la falta de la homogeneidad en la información, el dato es que el mercado de trabajo se amplió en este lapso. Esta es una constatación irrefutable. Sin embargo, hay que considerar dos aspectos esenciales: a) la evolución estuvo sesgada no hacia empleos de buena calidad, y b) el mayor dinamismo laboral se dio entre mediados de 2016 y los primeros meses de 2018. Por último, el mayor número de ocupados captados por la EPH fue acompañado de un alza en el desempleo, aunque no originado en destrucción de puestos, sino en búsquedas que no pudieron ser satisfechas.
-¿El salario real se derrumbó?
-En materia de ingresos laborales la situación es preocupante. En el caso de los asalariados privados registrados, los ingresos reales (corregidos por inflación) de octubre último son 5% inferiores a los de fines de 2015. No hay buenas mediciones sobre el deterioro de los salarios estatales ni de los trabajadores precarios. En ambos casos los indicios sugieren pérdidas aun superiores. Sin embargo, la EPH (segundo trimestre) muestra que la merma de los ingresos de la ocupación principal fue de 2% entre 2015 y 2018. Seguramente, los datos de la segunda mitad de 2018 mostrarán una mayor caída del poder de compra.
-¿Hay cambios en la desigualdad y la distribución del ingreso?
-El reciente Panorama Social de América Latina de 2018 de la Cepal muestra que la Argentina es uno de los países con menor coeficiente de desigualdad (Gini). Además, en 2017 -año al que refiere el informe- la desigualdad cayó unas décimas respecto de 2014 y 2016. En cuanto a la participación salarial en el PBI, nuestro país comparte con Costa Rica, Brasil y Honduras las primeras posiciones, y a la vez si bien en 2016 la proporción cayó respecto de 2015, fue mayor a la de 2014. Según el Indec, los ingresos salariales (referidos al valor agregado bruto) fueron en 2017 similares a los de 2016, pero desde el segundo trimestre de 2018 han perdido varios puntos porcentuales.
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