Al galope del 6,7% de inflación en marzo, el mayor récord en 20 años, las negociaciones salariales empezaron a reflejar la aceleración de los precios. La dinámica quedó estampada en los acuerdos que ya incorporan una mayor cantidad de ajustes y más cercanos en el tiempo en función de expectativas de inflación cada vez más altas.
Es lo que ocurrió en comercio en las últimas horas, donde se acordó una suba del 59,5% para 2 millones de trabajadores. Fue en siete tramos casi consecutivos (6% en abril, 6% en mayo, 6% en junio, 10% en agosto, 10% en septiembre, 11% en noviembre y 10,5% en enero de 2023), cuando en 2021 habían sido cuatro los aumentos ese año, en torno al 8%.
El Ministerio de Trabajo Claudio Moroni avaló la "fórmula" con sumas no remunerativas, con tal de evitar una paritaria "corta" de tres meses. "Es lo que Economía puede aceptar", dijo un funcionario.
El desborde inflacionario en marzo llevó al Gobierno a adelantar la convocatoria de paritarias y cerrar una docena de acuerdos con aumentos de entre el 45 y 60%. Para abril, el escenario igualmente sigue siendo preocupante. Algunas consultoras estiman un piso del 5% del IPC hasta julio. El pronóstico es que después del shock en los commodities en marzo vendrá el shock de tarifas.
"La aceleración de precios debería ser temporal, pero las tarifas están muy atrasadas, no paran de caer en términos reales, entonces si las ajustas se acelera la inflación, y vienen los sindicatos que piden ajustar salarios y las empresas ajustan sus costos, entonces se retrasa el tipo de cambio y tenés que acelerar el ritmo de devaluación, lo cual vuelve a acelerar la inflación", dijo Fernando Marengo, economista jefe de Arriazu Macroanalistas.
El ministro de Desarrollo, Matías Kulfas, se mostró más optimista. "Todavía es apresurado para saber el número pero probablemente por encima del 4%", dijo el miércoles a El Destape Radio.
Por lo bajo, el Gobierno teme que se anualicen las expectativas de inflación a partir del dato de marzo. En ese caso, la inflación sería del 117%. El ministro de Economía Martín Guzmán le pidió a la CGT y la UIA que no lo hagan. A cambio, el Ejecutivo adelantó paritarias y esta semana lanzó un bono tipo IFE de hasta $ 18.000 para trabajadores informales y jubilados.
Síntomas de aceleración
Otra señal emergió en el sector bancario, donde ante la falta de brújulas la inflación que empieza a servir de guía es el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central. La encuesta, de la que participan los bancos, proyectó un 59,2% interanual en marzo. Ahora, el sindicato exige un aumento en espejo al REM, reclamo que reforzará con un paro el jueves.
"La política de ingresos que está planteando el Gobierno con la liberación de paritarias es que al no poder contener inflación le suelta la mano a los salarios para que se recupere el ingreso de las familias, pero en los próximos 12 meses se traduce en inflación más elevada, una clara mejora muy transitoria y un empeoramiento en el mediano y largo plazo", dijo el economista Rodrigo Álvarez, quien prevé un 65% de inflación.
El Banco Central reconoció los límites para actuar la semana pasada al subir las tasas por cuarta vez en el año y advertir que "es condición necesaria pero, por sí sola, no suficiente para reducir la inflación". Por el programa con el FMI, el Gobierno aceleró el dólar, las tarifas y los combustibles, a la vez que desistió de subir retenciones para desacoplar los precios.
La dialéctica salarial tiene otras derivaciones, como ocurre en Sanidad. Allí, las clínicas, sanatorios, hospitales privados y prepagas condicionaron el aumento solicitado por el gremio del 45% (en dos tramos y con revisión en agosto) a que les autoricen un incremento de las cuotas a los afiliados y de los aranceles a las obras sociales, PAMI y prepagas. En otras palabras, otra ronda de subas en los precios.
Ese espiral plantea dudas sobre el resultado de la aceleración en los ritmos y montos salariales (Camioneros pide un 85%), una situación que ya se dio el año pasado con la reapertura reiterada de paritarias. Pese al rebote de la economía y el empleo, la participación de las remuneraciones del trabajo asalariado en el producto retrocedió 4,86 puntos, mientras el sector empresario mejoró 3,84.
"¿Volverán a perder los trabajadores como el año pasado cinco puntos porcentuales en su participación o recuperarán algo? Lo segundo va a ser difícil. En tal caso, puede expresarse en una nueva caida en la participación. Las hipótesis: el PBI al menos por arrastre crecería un 3-4%, el empleo es muy difícil que aumente y los salarios (reales) tampoco", señaló Javier Lindenboim, economista y director del centro de estudios CEPED (UBA).
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