Columna publicada en Clarín el 27 4 2022
Se profundiza la baja calidad del empleo
En el último informe de INDEC sobre empleo y desempleo llamó la atención la baja de la tasa de desempleo. En primera instancia puede suponerse que ello se debe a un aumento de la ocupación.
Es por eso que la variable merece atención. En el período de Cambiemos, el empleo creció -pese a múltiples opiniones- aunque lo hizo principalmente en base al del sector no asalariado y al de los trabajadores precarios.
A la inversa, el balance de los dos primeros años del Frente de Todos arroja saldo negativo. En el sector privado disminuyó tanto el empleo registrado como el no registrado y también lo hizo la participación salarial en el producto. Todo esto habida cuenta de la pandemia y la cuarentena.
El componente privado del empleo en declinación
Si nos detenemos en el sector privado registrado la evolución posterior a la crisis de principios de este siglo se puede resumir así: durante el gobierno de Néstor Kirchner se agregaron anualmente unos 500 mil trabajadores. En los dos mandatos de su esposa -Cristina Fernández- la evolución fue declinando ya que en su primer período se agregaron por año 200 mil puestos en esta categoría y en el segundo apenas 100 mil.
Con posterioridad los valores ya son negativos. En el gobierno de Mauricio Macri hubo una pérdida anual del orden de los 10 mil y en el primer bienio de Alberto Fernández esa cifra fue superior: 50 mil empleos menos por año.
Se suele considerar a los asalariados no registrados y a los no asalariados (categoría compuesta principalmente por monotributistas y en la que predominan los no registrados) como los componentes más desfavorecidos del universo de trabajadores.
Sumando ambos conjuntos el promedio anual en los lapsos de gobierno desde 2003 (en miles) fue: 200, -15, 50, 300 y -58 mil. Los dos períodos con valores negativos son muy diferentes, ya que en el primero, 2007 y 2011, la disminución se explica por la transformación de asalariados precarios en protegidos. El bienio último -a su turno- incluye el fuerte deterioro durante la pandemia y la cuarentena extendida que afectó a ambas categorías de asalariados privados.
Las mayores variaciones positivas también difieren: entre 2003 y 2007 el crecimiento general del empleo también incluía a los trabajadores precarios; en el período de Cambiemos, el aumento de los puestos de trabajo, también significativo, se sostuvo en la suma de asalariados precarios y no asalariados. La recuperación del año 2021 de parte de lo perdido en 2020, se concentró asimismo en esas categorías (90%).
Todo esto significa que hasta 2015 hubo aumento del empleo privado registrado pero cada vez más lento y con pérdida de dinamismo. Desde entonces la situación de los trabajadores profundizó su deterioro.
La variación de los ingresos laborales
La heterogeneidad salarial es conocida. Los que más perdieron, en el último sexenio, fueron los precarios (no registrados) a los que le siguieron los empleados públicos y luego, con menor perjuicio, los registrados.
Su medición ha dado lugar a cuantificaciones diversas no siempre sostenidas en la información. Aquí miramos los datos del Ministerio de Trabajo que, en materia de ingresos, sólo refiere a los trabajadores (registrados) del ámbito privado. Pero hay un inconveniente derivado de que los datos de junio y diciembre incluyen el aguinaldo.
He aquí porqué con la misma fuente se pueden obtener datos dispares para medir la magnitud del deterioro de los ingresos salariales de este sector. El último dato disponible, enero de 2022, respecto de diciembre de 2015 pierde casi el 34%. Para homogeneizar tomamos diciembre de 2015 y 2021. Así, la caída se reduce al 14%.
Todavía más, si tomamos enero 2022 con el mes previo al cambio de gobierno en 2015 (a fin de evitar incluir el aguinaldo) la pérdida es un poco más pequeña: 7.5%. En resumen, hubo una pérdida de ingresos clara entre estos asalariados. Pero, sin dudas, no fue de un tercio como lo parece indicar la primera comparación. Los restantes cotejos giran en torno del 10%, retroceso que iguala el salario al vigente en 2010 en vísperas de la abrumadora reelección de la Dra. Kirchner.
La participación laboral en la distribución de la riqueza generada, cuyo descenso de 2015 a 2021 es del 13% (INDEC, Cuenta de generación de ingresos) un tercio del cual se debe al último año, es de todos modos, un parámetro significativo para apreciar la situación sociolaboral, distinto del salario individual.
Así. ha habido estancamiento del empleo de calidad y pérdida de los ingresos. Ese “combo” explica el deterioro que lleva la participación a niveles similares al promedio de 2008-2010. Un agudo analista del consumo ha señalado que estas objetivas similitudes deben ser tamizadas con otras percepciones de la sociedad que en la actualidad cree que el futuro difícilmente no sea peor que el presente. Esto hace a éste, menos soportable.
Calidad del empleo……y de las fuentes utilizadas
No hay dudas de que para modificar la situación del empleo y de los ingresos asociados a él, sería deseable que las acciones se sostengan en datos adecuados. Por ejemplo, saber que en el último bienio éramos tan pobres (o tan ricos) como en 2006 debido a que en el decenio reciente ha disminuido el producto per cápita.
Una buena base informativa es crucial como lo es un cambio en el encuadre político no sólo para encarar con eficacia el tema del empleo sino para no volver a tropezar haciendo lo mismo que nos trajo hasta aquí.
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