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“En América Latina falta criterio para que los contenidos de la TV Pública no sean gubernamentales”
Entrevista a Martín Becerra, Doctor en Ciencias de la Información
Las pantallas ganan lugares de manera permanente en la vida cotidiana de las personas. En el hogar, televisores ultra delgados cada vez más conectados, computadoras que reproducen horas de video. En espacios públicos, dispositivos móviles con pantallas de tamaños mayores permiten recepciones de programas desde diferentes plataformas.
Podría decirse, como alguien señaló una vez, el contenido es rey. Miles de horas de todo tipo de programación propagados por diferentes plataformas ocupan espacios preponderantes. América Latina, sin dudas, no escapa a la tendencia mundial. Aunque estas latitudes tienen sus peculiaridades. Durante la última década han venido ganando nuevas deliberaciones sobre los medios, en especial, la televisión. Y más particularmente, el papel que juega la televisión y los medios privados. Abundan ejemplos de discusiones que recogerán los libros de historia sobre equilibrios, desequilibrios y disputas entre gobiernos y medios de comunicación, televisivos en especial.
Países como Venezuela, Argentina, Ecuador y Honduras, por citar algunos, han vivido –y viven- acaloradas discusiones teñidas de todo tipo de calificativos. Se renuevan tensiones entre los gobiernos y los medios sobre el papel que juegan estos últimos en el debate público y la formación de la opinión de masas. Se va de un lado a otro en la deliberación. Guardianes de la democracia, aseguran desde un lado. Deformadores de realidad y desestabilizadores de gobiernos, dicen desde el otro. La gama de epítetos es amplia y variada. Las disputas parecen llegar al ámbito normativo, con leyes que establecen más controles sobre los medios, con la reglamentada Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en Argentina y la Ley de Comunicación en Ecuador y de Telecomunicaciones en Honduras, actualmente en discusión.
Pero en medio de la aparición de nuevas tecnologías, de convergencia de servicios, de plataformas de entrega de video, en las discusiones de empresarios privados de medios y políticos, aparece un tópico que reverdece: el papel de los medios públicos. De vuelta las posiciones aparecen encontradas: ¿Se trata de potentes medios para la difusión de la cultura local y de programas no sólo basados en el entretenimiento? ¿O hablamos de potentes mecanismos propagandísticos de los gobiernos de turno?
Sobre estos temas, Signals Telecom News conversó con Martín Becerra, Doctor en Ciencias de la Información,
profesor de la Universidad Nacional de Quilmese investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina. Becerra, un estudioso de los medios y las industrias culturales, también es coautor–junto con Luis Arroyo, Ángel García Castillejo y Óscar Santamaría- de un libro de reciente aparición: “Cajas Mágicas, el renacimiento de la televisión pública en América Latina”, publicado por Tecnos y financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Banco Mundial y la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP).
Las entidades que financiaron el libro han organizado encuentros sobre el tema en Paraguay, El Salvador y Uruguay sobre medios y Estado. En los dos primeros países, también han dado soporte conceptual, ya que los gobiernos notan la necesidad de contar con medios públicos.
Signals Telecom News: ¿Por qué un libro que aborde estos temas ahora?
Martín Becerra: América Latina tiene cierta tradición europea al contar con medios públicos en manos del Estado, aunque también, durante la historia de los medios, recibió influencia de EEUU, con un viso más comercial. Sin embargo, el rasgo propio de América Latina es que el Estado utiliza los medios públicos con una perspectiva instrumental para propaganda oficial, del partido gobernante, no tanto del Estado.
A partir de los 2000 se da un cambio en la región, comienza a cuestionarse el funcionamiento del mercado de medios y estos cuestionamientos incluyen a los medios públicos. En 2004 aparece la ley de medios en Venezuela, en 2009 en Argentina. Hay un cambio de posicionamiento del Estado frente a los medios.
STNews: ¿Y cómo se da la discusión?
MB: Es una posición dificultosa porque no hay tradición de discusión sobre medios. A veces es difícil hablar con los políticos y hacerle entender la oportunidad histórica de cambiar el statu quo del sistema de medios. Sin embargo, al menos este estado de las cosas está en discusión. De todas formas, creo que son discusiones a largo plazo, no tendrán impactos inmediatos aunque es interesante y necesario darlas.
STNews: Teniendo en cuenta los tiempos de convergencia de servicios, ofertas multipantallas, etc. ¿no es un poco anticuada la discusión sobre la TV?
MB: Puede ser, pero se sigue viendo mucha televisión. Si bien quizás no se le presta atención como antes, el encendido es alto en América Latina. Ahora bien, cómo se verá televisión en unos años es algo que aún no se sabe con exactitud; sí se sabe que los contenidos audiovisuales tendrán preponderancia. Mientras tanto se discute la televisión, aunque es un mientras tanto largo.
STNews: ¿Cómo evalúa los procesos de migración hacia la Televisión Digital Terrestre (TDT) que tienen lugar en América Latina?
MB: Quizás hubiera sido más interesante destinar los recursos de la migración hacia la Televisión Digital Terrestre (TDT) a la expansión de la banda ancha, en un escenario de convergencia tecnológica y multipantalla.
STNews: La promesa de la TDT es multiplicar las voces de diferentes actores sociales, sin embargo la duda que surge es cómo se financiará la existencia y la perduración de esas voces
MB: Es un gran desafío desarticular el financiamiento de los contenidos. Y tampoco estoy muy seguro que sea deseable. Por ejemplo, la TV Pública de Chile tiene un modelo en el que se sustenta sólo con publicidad, pero no se diferencia en contenidos de la TV de aire privada, es decir, tampoco es deseable este modelo. Un modelo con aportes estatales e ingresos de privados del tipo “sponsor” sería recomendable. En realidad, el ideal sería que la TV Pública tenga un rating suficiente para poder seleccionar publicidades.
Debería existir un articulado de contenidos, con el Estado como sostén de subsidios para canales públicos. Debe haber un arreglo con un compromiso de contenidos, como en el caso de la BBC, que propone contenidos y pautas de programas, con un proyecto y el resultado de las señales que posee para que el Parlamento apruebe partidas presupuestarias.
Sin embargo, en América Latina falta criterio público para que los contenidos no sean gubernamentales. Se debe entender que los recursos que sostienen los canales púbicos son del Estado, es decir, de la sociedad, no de un gobierno en particular.
STNews: ¿Considera que este ambiente de discusión llegó para quedarse?
MB: Creo que sí, aunque las situaciones difieren dependiendo de los países. Brasil dio marcha atrás con una ley de medios. En 2011 dictaron una ley de TV Paga que consolidó un nuevo status quo entre los grandes grupos. En Uruguay se está trabajando en una ley que viene algo demorada; estimo que será algo moderada. El único país del Cono Sur que tiene una posición fuerte frente a los grupos mediáticos es Argentina contra el Grupo Clarín. Los países del ALBA también tienen posiciones fuertes, como Venezuela o Ecuador.
STNews: ¿Qué posición tienen los grupos mediáticos?
MB: Son claramente un factor de poder que tienen una interrelación privilegiada con los gobiernos. En estos países con posiciones fuertes se vive un cambio de paradigma, en parte se rompió este canal de diálogo privilegiado, aunque no tiene un eco similar en todo el arco político.
STNews: ¿Cómo se genera la multiplicidad de voces?
MB: Por lo general, las nuevas leyes buscan que el espectro esté repartido en partes similares entre Estado, canales comerciales y comunitarios. En el caso de las organizaciones comunitarias, operativamente, la multiplicidad de voces se resuelve por medio del financiamiento estatal; claro que no es un aporte gratuito ni filantrópico. Es común que haya una subordinación de los contenidos para lograr el sustento financiero, pero el sector comunitario no es el Estado ni mucho menos el gobierno, por lo que si se subordinan contenidos se rompe el equilibrio que se busca con la repartición de espectro. Es decir, existen recursos estatales para lograr adhesión. Sin embargo, no lo veo necesariamente como un intercambio viciado. Hay organizaciones comunitarias que comulgan con los intereses de los gobiernos, o sea, en muchos casos esta adhesión es legítima.
STNews: En el libro se mencionan las clásicas funciones de la TV: educar, informar y entretener, ¿cuál es el estado de la TV pública al respecto?
MB: Por lo general, las cuestiones educativas son aburridas, no corresponden a un lenguaje audiovisual. En Argentina se está buscando un nuevo modelo con señales como Encuentro. En cuestiones informativas, se tratan temas muy acordes a los intereses gubernamentales, lo cual desacredita la información por sí misma, ya que no trasciende a otros sectores más allá de los adherentes a estas políticas. Y en cuanto a entretener, la verdad que la TV pública no lo hace muy bien. Sin embargo, en el caso argentino hay una búsqueda. Por ejemplo, en Canal 7 no empezó con este gobierno, sino que noto ciertas líneas de continuidad que comenzaron con la administración de Fernando de la Rúa; allí se comenzó a lavarle la cara a la señal estatal.
STNews: ¿Cómo puede modificar el escenario la TDT?
MB: Es una respuesta difícil. Si tomamos el caso de Europa, la TDT quitó espacio a la TV Pública, calló voces y permitió el ingreso de señales estadounidenses a la TV Abierta. En América Latina no percibo que las políticas hayan tomado nota de lo que sucedió en Europa. Si no hay una política de sostenimiento clara y transparente de la multiplicidad de voces, es muy probable que vayamos por el camino europeo.
Entrevista realizada por Juan Gnius
@JBGSignals
Desde aquí puede descargar el libro “Cajas Mágicas, el renacimiento de la televisión pública en América Latina”
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