(Texto de la nota de Darío Mizrahi en la edición de INFOBAE.COM del 4 de mayo de 2013)
A pesar de ser uno de los pilares del modelo económico oficial, la
generación de empleo se encuentra estancada desde hace 6 años, situación
que se agravó en los últimos meses. Crece el temor a perder el trabajo
"Un saludo a todos los trabajadores y trabajadoras argentinas. A
todos, a los que tienen la inmensa suerte de tener trabajo registrado,
a los que todavía no tienen trabajo registrado pero tienen trabajo, en fin, a
esta Argentina que ha generado millones y millones de puestos de
trabajo", decía Cristina Kirchner en su discurso de la
víspera del 1º de mayo.
Es habitual que la Presidente mencione la cantidad de empleos
que se crearondurante los gobiernos de ella y de Néstor Kirchner.
Lo que no dice es que de los 4 millones de puestos creados
en los últimos 10 años, 3 millones se generaron entre 2003 y 2007,
y poco más de 1 millón se creó desde entonces, según un informe del Instituto de
Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), coordinado por Claudio Lozano, economista y diputado nacional de Unidad
Popular.
Este dato explica que la tasa de desocupación haya estado
estancada en torno al 7 por ciento desde 2007 a esta parte, sufriendo
un ligero aumento del 6,7 al 6,9 por ciento en el último año.
Hasta el propio Antonio Caló, líder de la CGT oficialista,
manifestó el 1º de mayo su preocupación por la situación del empleo. "Vienen
tiempos difíciles. Hay que cuidar el trabajo", afirmó.
El estancamiento en la generación de empleo
"El 2012 fue, en el mejor de los casos, un
año de absoluto estancamiento, de no creación de empleo. Si uno lo compara
con los años 2003, 2005, 2006, donde eran centenares de miles los nuevos
puestos de trabajo que se creaban, es un contraste muy fuerte",
afirma el economista Javiar Lindenboim, Director del Ceped e investigador del
Conicet, en diálogo con Infobae.
"No me atrevo a decir que entraremos en un ciclo de caída, pero
este período de estancamiento o crecimiento lento va a persistir todo
este año y quizás un poco más. En 2013 tal vez se cree un poquito más
de empleo, pero de 0,7 a 1-1,2. No mucho más", explica a
Infobae Ernesto Kritz, economista y director del Área de Estudios
Laborales de Poliarquía Consultores.
"Este cuadro todavía no se traduce en mayor desocupación porque hay un proceso de destrucción de empleo formal en el sector privado, dominantemente en la industria y en la construcción, que está siendo compensado por la creación de empleo informal, básicamente a través del cuentapropismo, y de empleo público en los estados provinciales", cuenta Lozano en diálogo con Infobae.
El efecto compensación que está efectuando el empleo público se hizo muy
evidente en los últimos meses. Entre enero y septiembre de 2012, la
creación de trabajo asalariado registrado fue de 61.872 puestos, a
pesar de que se destruyeron 7.520 empleos privados en esta
categoría, según el informe del IPyPP (que está elaborado a partir de
estadísticas oficiales).
¿La razón? El estado generó 69.392 puestos de trabajo en el
período. Este panorama, si bien se acentuó en los últimos meses, comenzó
bastante tiempo atrás, y forma parte de un fenómeno más amplio: el
deterioro en la calidad del empleo.
"A pesar de la recuperación económica -dice Lozano-, la calidad del
empleo es baja, porque prácticamente la mitad de la fuerza laboral está
fuera del circuito formal: un34 por ciento de asalariados no registrados,
más otro tanto que se encuentra en lainformalidad del cuentapropismo y
quienes están desempleados".
"También hay un deterioro en el poder adquisitivo por la inflación.
El estancamiento y el empeoramiento del cuadro social en Argentina es un dato
nuevo en la etapa que se abre con la salida de la convertibilidad desde 2002 en
adelante, que comienza a desarmarse a partir de 2007", agrega el diputado.
La vigencia del modelo
"Entre 2003 y 2007 se crearon 2 de cada 3 de los empleos generados
a partir de 2003. Desde 2007 hasta ahora, sólo un tercio. Uno de los
motivos es la caída de la inversión. En segundo lugar, hay desequilibrios
crecientes entre los costos laborales y la productividad del trabajo. En tercer
lugar, para los sectores que tienen que competir en el mercado externo hay atraso
cambiario", describe Kritz.
"El modelo, para sintetizarlo, implicaba un tipo de
cambio competitivo con superávit fiscal y externo. Desde 2007 en adelante estos
tres elementos han ido desapareciendo", afirma Lozano.
¿Pero por qué el modelo que aparentemente había sido exitoso hasta 2007
dejó de serlo a partir de ese momento?
"Lo que uno se
podría preguntar es qué cambió para que haya habido crecimiento del empleo a la
salida de la crisis. Hay dos interpretaciones posibles: una, más apegada a la
oficial, aludiría a que en Argentina cambiaron las cosas con tanta
profundidad que se reconfiguró un mercado de trabajo con alto dinamismo.
Otra indicaría que en realidad no cambió demasiado el funcionamiento
económico, sino que como consecuencia del quinquenio recesivo 1998 - 2002,
tras la salida de la convertibilidad se produjo un rebote en condiciones
extremadamente propicias por el efecto devaluatorio interno y la demanda
externa de productos exportables", responde Lindenboim.
"Por eso, más que lo que cambió desde 2007 para acá,
estoy más tentado a decir que, como Argentina no cambió
estructuralmente después de la crisis, pudo aprovechar la buena
situación que la salida de la crisis propició, pero fue algo limitadoporque
no se cambiaron las cuestiones de fondo", agrega.
"El modelo funcionó en una coyuntura muy particular, que se
abrió con la ruptura de la convertibilidad vía devaluación, que produjo una
licuación brutal de los costos laborales y maximizó la tasa de beneficio de las
empresas. Ese cuadro, sumado a la capacidad ociosa disponible porque
la economía estaba paralizada, hizo posible una reanimación del proceso de
crecimiento a tasas muy significativas, que empieza a ponerse en
cuestión a partir del momento en el que la capacidad ociosa se ocupa, que
es entre fines de 2006 y principios de 2007", explica Lozano.
"Entonces comienza a ser visible que la tasa de inversión
no había acompañado la tasa de crecimiento ni en términos de magnitud
ni en términos de calidad. Consecuentemente, a partir de allí el
fenómeno de los precios es lo que va a desarmar la política económica
oficial. El modelo que se define inclusivo por la creación de
empleo hace rato que ya no existe", agrega.
El fantasma del desempleo
No llama la atención que este estancamiento se haya traducido en mayores
preocupaciones por parte de gran parte de la población.
Los miedos, que vienen incrementándose en los últimos años, dieron un
salto muy importante entre marzo y abril de 2013, según una encuesta
realizada por Poliarquía Consultores (ver documento adjunto).
"Lo que aparece como una preocupación es la posibilidad de
perder el empleo, o de que lo pierda algún otro miembro del hogar. Es algo
reciente, porque hasta hace no tantohabía bastante rotación y
muchos dejaban su trabajo por otro mejor", cuenta Kritz, que dirigió el
relevamiento.
El 53 por ciento de las personas está muy o bastante preocupado por la posibilidad de perder el trabajo, 8 puntos porcentuales más que en marzo.
La tendencia se acentúa entre los más jóvenes, ya que la
preocupación alcanza al 55 por ciento, cuando un mes atrás no
superaba el 45.
La encuesta también da cuenta de cierta pérdida de confianza en
la capacidad del Gobierno Nacional para revertir la situación, ya que,
entre quienes aprueban su gestión, el porcentaje de preocupación ascendió del
35 al 43 por ciento.
"Cuando preguntamos cómo consideran que está la disponibilidad
de trabajo, dos tercios dicen que es escasa y que no aparecen muchos
empleos disponibles -continúa Kritz. Eso se corresponde con lo que está
pasando. La creación total de empleo en 2012 fue de 0,7 por
ciento según el Indec".
El 62 por ciento de los consultados opina que la
disponibilidad de empleos es escasa. La proporción de los que creen que la
situación del mercado de trabajo es positiva disminuyó del 38 por
ciento en marzo, al 33 por ciento en abril.
"Es muy difícil que esto se revierta"
"La sensación es que hay un deterioro lento -afirma Lozano.
No estamos frente a uno abrupto, como sí tuvimos por ejemplo en 2009, donde la
economía cayó 3 o 4 puntos, a pesar de que el Indec no lo reconoció. Pero en
ningún caso uno puede tener expectativas de que por el lado del empleo o por el
de los ingresos haya sorpresas importantes para los trabajadores".
El mismo panorama avizora Kritz. "Es muy difícil que
esto se revierta. La clave es que crezca la inversión, pero no veo
demasiadas perspectivas de que en este contexto haya grandes inversiones.
Al mismo tiempo, si las empresas deben pagar aumentos salariales en una situación
de congelamiento de precios, van a tener mayores dificultades".
"Cuando miro hacia adelante trato de no enredarme en los
artilugios que un secretario de comercio puede hacer de la noche a la mañana,
y de considerar la ausencia de una política de largo plazo. Es penoso tener esa
convicción, pero es la que me surge. Yo no veo en las autoridades nacionales
decisión de tocar nada de lo que han venido haciendo hasta ahora, por lo tanto, mi
mirada agudiza el pesimismo", afirmaLindenboim.
"En las condiciones en las que está Argentina hoy es inimaginable
que haya inversión privada, y las arcas fiscales están cada vez en mayores
dificultades para lo poco o mucho que el sector estatal puede hacer en materia
de inversión. Por lo tanto las condiciones de creación de empleo están
bastante afectadas", concluye.
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