La imposibilidad de comparar los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) recientemente publicados por el Indec con las series anteriores constituye un gran obstáculo para los investigadores, que deben apelar a fuentes extraoficiales y a la intuición para delinear alguna tendencia. Más allá de esa dificultad, los números correspondientes al segundo trimestre de este año permiten observar del mercado laboral, al que el economista Javier Lindenboim calificó como “preocupante”.
A partir de los datos publicados recientemente por el Indec, ¿qué evaluación hace del escenario laboral actual?
Que estamos complicados, que los problemas de inserción laboral claramente son preocupantes. Falta conocer una parte no menor de la información que no aparece inicialmente pero que es muy relevante, que es cuál es el nivel de ingreso de las personas que están en el mercado laboral. Pero sí, es duro. Uno tiene fuertes elementos para pensar que la situación laboral se vio afectada quizás no tanto en materia de disponibilidad de puestos de trabajo, pero sí más en cuanto a la duración de la jornada, por ejemplo con las suspensiones que algunos indicios dieron a lo largo de estos primeros meses del 2016. Eso y la situación en materia de ingresos son dos elementos constitutivos de la valoración que a mi juicio son suficientemente importantes.
Eso es, por el momento, todo lo que podemos decir porque el drama que presenta esta fotografía es que no tenemos la secuencia de la película, no tenemos posibilidad de comparación.
¿Le llamó la atención algún dato en particular de los publicados oficialmente?
Muchos destacaron, por ejemplo, el aumento de la tasa de actividad, que alcanzó el 46%. Sí, me llamó la atención eso y más aún el aumento de la tasa de empleo. Es leve, pero aumento al fin, contra lo que uno podía haberse imaginado. Pero son comparaciones que en sí mismas hay que ponerlas entre muchas comillas, porque los datos previos y los actuales son por definición incomparables. De todos modos, si uno hace pese a todas las advertencias el ejercicio de cotejo, resulta que más o menos con respecto a un año atrás habría habido 400.000 desocupados más, pero también 400.000 ocupados más. A uno le llama la atención, y mi intuición me dice que no es que hubo tal cambio, probablemente en ninguna de las dos variables, sino que son criterios metodológicos heterogéneos que dan resultados no comparables. Respecto al aumento de la PEA, uno no sabe si se debe a que antes estaba disminuida artificialmente porque a la gente que buscaba trabajo se la ponía como inactivo, para disimular el volumen captado de desempleo, cosa que es perfectamente imaginable.
También fue notable la tasa de desempleo en los menores de 29 años, de 18,9%. ¿Esto muestra la persistencia de la problemática del desempleo juvenil?
No lo miré comparativamente con los datos anteriores, pero tengo la impresión de que ese número no debe ser demasiado distinto a lo que ya se conocía con anterioridad. En la vieja versión realizada hasta el año pasado de la EPH era notable la alta incidencia de la desocupación en la gente más joven, que dificultaba su ingreso al mercado laboral.
Es un tema estructural entonces.
Sí, por eso creo que si uno comparara se vería en los viejos datos también una incidencia significativa del desempleo en lo tramos iniciales de 15 a 19 años, de 20 a 24.
La esperanza es que ahora, a partir de la fotografía actual, podamos tener hacia adelante alguna idea de variación.
Sí. Los nuevos datos corresponden al segundo trimestre, necesitaremos por lo menos completar este año, que no va a ser completo porque el primero no se relevó, pero por lo menos nos va a dar un panorama del grueso del año e inclusive al interior del año hay alguna tendencia que pueda ser percibida. De todos modos, por razones de estacionalidad uno debería esperar a volver a tener un segundo trimestre de un año contra otro.
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