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El empleo dos años después: ni blanco ni negro
Junto con la lentitud en la recuperación de la dinámica económica, la situación ocupacional, sin ser dramática, mantiene niveles de tensión e insatisfacción notables.
El último dato disponible de la Encuesta Permanente de Hogares, tercer trimestre de 2017, sugiere un comportamiento del empleo sin sobresaltos: leve aumento en las tasas de actividad y de empleo; modesta disminución de la de desempleo; incremento de la subocupación.
Acotada la mirada al componente asalariado del sector privado registrado se aprecia que en 2017 se generó un importante número de puestos en ese ámbito, luego de un año previo singularmente desventajoso. La capacidad adquisitiva del salario en cambio aún no logró en noviembre de 2017 el nivel de dos años atrás, restando poco más de un punto porcentual para alcanzarlo.
En el conjunto del empleo protegido, el año 2017 estaría cerrando con un incremento similar al promedio anual de los últimos cuatro años de la gestión kirchnerista.
En pocas semanas más tendremos los resultados del cuarto trimestre de la EPH con lo que el panorama será más integral pues sabremos qué ocurrió con el empleo no registrado y con la totalidad de los ingresos laborales.
Mientras tanto podemos poner la atención en las turbulencias de este verano que ponen cierto interrogante sobre la continuidad del comportamiento favorable del mercado de trabajo tal como se aprecia en los datos de 2017.
En efecto, a lo largo de los primeros siete años de registro (2009 a 2015 inclusive) se creó un importante volumen de empleo, claro que concentrado casi en un 80% en 2010 y 2011. En 2009 y 2012 hubo pérdida y en 2014 la variación fue casi nula.
El promedio de once meses de ese lapso arroja unos 80 mil empleos de los cuales casi la mitad fueron de comercio y transporte aportando un quinto los servicios de enseñanza y salud y menos del 20% la industria sumada a la construcción. Los once meses disponibles de 2017 muestran cifras similares y quizás más atractivas ya que el peso del empleo creado en la industria y la construcción fue más importante y, en general, las diversas ramas crecieron algo más armónicamente.
Si la dinámica económica de modesto crecimiento continuara en 2018 podría preverse una absorción de empleo similar a la del año último aunque no es claro que ello se verifique de ese modo, habida cuenta de los nubarrones que se observan en el horizonte que han determinado que las proyecciones conocidas vayan siendo modificadas a la baja.
Así, a la necesaria búsqueda de al menos una plena recuperación del nivel de compra de los salarios registrados de fines de 2015 se suma la expectativa por la continuidad de la demanda laboral
En cuanto al resto del empleo (registrado) las perspectivas son algo mejores. Comparando la participación de las categorías en el periodo 2012 -2015 con el año 2017 hay algunas notas de interés. Lo más notable es la fuerte caída en el peso del sector público en la creación de empleo. En contraste se aprecia la duplicación de la participación del sector privado y finalmente el aumento del peso de los monotributistas.
El promedio anual durante la segunda etapa de gobierno de la Dra. Cristina Kirchner, alrededor de un cuarto millón de puestos se sostenía en el aumento del empleo público. Una cifra agregada similar se dio en 2017 pero cambia completamente de composición.
Nuevamente estas evidencias no anulan la existencia de requerimientos sociales y económicos en materia laboral sino en todo caso indican que tales demandas continúan las preexistentes. Como antes, ahora hace falta una mayor cuota de inversión productiva así como tener éxito en la lucha contra la inflación.
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