jueves, 1 de octubre de 2020

Para los economistas, la pobreza bajará si la economía crece M. Iglesia - Clarin 1-10-2020

 Nota de María Iglesia, publicada en Clarín, 1-10-2020


Las estimaciones de cuál iba a ser el impacto social de la crisis económica que profundizó el coronavirus en la Argentina se confirmaron: la pobreza trepó y alcanzó en el primer semestre al 40,9% de la población.

Parte de ese 40,9% se explica por la pandemia, sin dudas. Pero la situación al momento del impacto del covid-19 ya era compleja: un 35,5% de los argentinos no llegaban a cubrir sus necesidades básicas.

En medio de este panorama, las perspectivas no lucen alentadoras para los próximos años. En el mejor de los casos, si la Argentina creciera un 3% por año durante una década, aún habría un 15% de la población bajo la línea de pobreza, según surge de un estudio que del CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento).

Es por eso que el crecimiento económico es una condición necesaria para reducir la pobreza pero no suficiente, según surge de los comentarios de especialistas consultados.

Leopoldo Tornarolli, investigador del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata separó en dos aristas: la cuestión coyuntural, vinculada a la pandemia, y la más estructural de la pobreza.

Para el primer caso dijo que “una parte del aumento en la pobreza e indigencia puede ser revertido en forma más o menos rápida una vez que las actividades económicas que se encuentran paralizadas como consecuencia de la crisis del COVID retomen su nivel más o menos normal. Pero seguramente esta crisis nos deje con un piso de pobreza algo más alto al que teníamos antes de la misma”.

Sobre la aplicación de los programas IFE y el ATP consideró que por ahora fueron “relativamente exitosos para conservar empleo formal (veremos a mediano plazo), pero no han sido suficientes para compensar el tremendo deterioro del mercado informal, que es de donde derivan la mayor parte de sus ingresos los hogares pobres y aquellos hogares que no eran pobres pero que se encuentran muy cerca de la línea de pobreza”.

Respecto a la cuestión más estructural, dijo que la Argentina necesita estabilizar la macro y volver a crecer de manera urgente. Además, identificó que “desde 2010 la mayor parte de los países de la región lograron avanzar, a distintas velocidades, en la reducción de la pobreza, cosa que no logró Argentina”.

Las políticas, consideró, se deben centrar en crear más empleo formal y en migrar a un sistema tributario “más eficiente y progresivo que el que tenemos en la actualidad”. Además, desde el gasto “se debería evitar que otra vez gran parte se destine a los subsidios económicos a los servicios, que como muestran muchos trabajos, terminan en gran parte en manos de hogares de los estratos medios y altos de la distribución”.

“Evitar que esto vuelva a suceder permitiría, en un contexto de recursos fiscales escasos como nos espera, destinar mayor cantidad de esos recursos a programas específicos que atienden la situación de aquellos hogares en situación de pobreza”, mencionó.

Para Gala Díaz Langou, directora del programa de Protección Social del CIPPEC, se requiere una respuesta multidimensional, “con un conjunto de acciones que garanticen ingresos de manera de responder a la urgencia”, como prioridad en el corto plazo, pero también en trabajar en evitar la transmisión intergeneracional de la pobreza.

“Se vienen transfiriendo ingresos y eso seguramente hizo que este número no fuera mayor. En la infancia, fortalecer aún más ingresos a estas familias. Que 56% de los niños sean pobres es gravísimo. Un problema en la actualidad y una hipoteca para el futuro”, caracterizó.

Javier Lindenboim, director del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (CEPED) de la UBA, dijo que es siempre difícil responder a la pregunta de cómo reducir la pobreza ya que ninguna medida aislada resuelve el problema.

Mencionó que desde el gobierno de Raúl Alfonsín que la tasa de inversión viene en caída, razón por la cual es muy difícil incrementar el ritmo de crecimiento de la economía argentina en sí. “Si el PBI es más chico, todo va a depender del tironeo de la sociedad para quedarse con una porción mayor. Es la sustancia del problema”, definió.

Para Jorge Colina del IDESA sostuvo que es importante volver lo más rápido posible a las actividades que se puedan hacer con relativa normalidad para reducir el impacto en los sectores más informales. “Pero también hay que avanzar con resolver la inflación porque en esta situación una persona logra hacerse de algunos ingresos pero luego la suba de precios se lo termina llevando”, dijo.

Aún así, tras el paso de la pandemia del coronavirus, la realidad argentina desde el plano social no volverá a ser el mismo. “Va a disminuir un poco pero no creo que baje del 38% la pobreza el año próximo”, pronosticó Colina.

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