Entre
tanta incertidumbre, el empleo sigue en picada
Javier
Lindenboim
Director
del CEPED e Investigador del CONICET
Un
candidato presidencial afirma que levantaría el cepo cambiario al día siguiente
de asumir y desde el oficialismo le contestan que sería una locura, al margen
de que la Presidenta afirma que tal cepo no existe. Un asesor de otro candidato
cuestiona la perduración del dólar ahorro y el presidente del Banco Central
sale a cruzarlo con argumentos que podrían reputarse como liberales. En
simultáneo, la Presidenta inaugura una planta industrial apelando una vez más
al consumo igualándolo al nivel de los salarios, a pesar de que hace tiempo que
la composición del consumo depende menos del salario y más de las ganancias
empresarias. Como se ve, la confusión es abundante.
Entre
tanto, algunas realidades -que no están aún en la tapa de los diarios- deberían
preocuparnos seriamente. Por ejemplo el magro desempeño de la creación de
puestos de trabajo en los últimos años. Haciendo uso de los datos de la
Encuesta Permanente de Hogares se observael proceso de deterioro del mercado de
trabajo. Hay quienes sostienen que en el último año la EPH ha sido objeto de
extraños tratamientos que parecen disimular ese deterioro de manera importante
No hay
que olvidar que la década reciente se inició con altos ritmos de creación de
puestos de trabajo, principalmente en relación de dependencia y con cobertura
legal. Entre 2003 y 2007, la etapa de oro en casi todas las variables
sociolaborales a la salida de la crisis,
los asalariados aumentaban 6% al año. Pero entre 2010 y 2014, la misma
variable sólo crecía 0,6% por año o sea ni siquiera alcanzó a cubrir el ritmo
de aumento de la población. En el primero de esos períodos por cada empleo
precario nuevo se creaban seis protegidos. En el último cuatrienio, en cambio
era uno de cada 3. En otras palabras si bien en ambos lapsos siguió creciendo
el empleo “en negro” al principio lo hacía de manera muy moderada pero ahora volvió a tener
relevancia.
Miremos
los sectores productivos típicos. La industria crecía al salir de la crisis algo
más de 9% anual de lo cual 8% eran puestos protegidos. En el período reciente
casi no se modificó la dotación asalariada industrial con la particularidad que
pierde unas décimas de protegidos y aumenta unas décimas la de precarios. En la
construcción es igual o aún peor. Entre 2003 y 2007 crecía el empleo en esa
rama 13% anual, de los cuales 8% eran protegidos. Recientemente aumentó 1,5%
con pérdida del 2% de protegidos y alza de casi 4% de los precarios. Se trata
de un comportamiento demasiado parecido al de los noventa aunque ahora
afortunadamente sin la intensidad de los últimos años del siglo XX.
El
empleo en el servicio doméstico, a su turno, muestra ciertas buenas perfomances
dentro del marco general apuntado. En ambos lapsos el empleo protegido aumentó
2% anual. Pero el precario que subía casi 4% anual entre 2003 y 2007 bajó al 1%
entre 2010 y 2014. En esta rama podríamos decir que -dentro de las limitaciones
generales- parecen haber dado cierto resultado positivo los esfuerzos de
regularización del trabajo desprotegido.
El
empleo total en la Administración
Pública captado por la EPH muestra un aumento similar en ambos lapsos: 2,5%
anual. En el primer lapso incluye un fuerte impulso a la regularización (caída
importante del empleo precario) mientras que en el lapso reciente contiene un
leve incremento del empleo sin protección.
Ahora
bien, si tomamos sólo el año 2014, en cuyo transcurso se produjeron
modificaciones en la provisión de información de la Encuesta de Hogares que
probablemente disimulan el deterioro del mercado de trabajo, la situación es la
más negativa de cualquier año posterior a la crisis de principios de siglo
XXI. Los asalariados cayeron 1,5%. Casi en su totalidad el descenso lo explican
los trabajos regulares, en blanco,
Eso se
reproduce en todas las ramas con excepción de la construcción y los servicios
sociales y personales. Pero incluso en la construcción (que aumenta su dotación
asalariada) caen los empleos protegidos. Otra rama peculiar es la de comercio. En conjunto cae
el empleo 3,5% Pero la caída del empleo protegido es de 4,4% con la
consiguiente suba del componente precario de casi el 8%.
El
desempleo, hasta ahora, no presenta modificaciones según la EPH. Es una de las
fortalezas del momento actual .De todas maneras, el
descenso de la tasa de actividad sugiere, sin embargo, que hay síntomas de
desaliento que suele anticipar condiciones más complicadas en el mercado de
trabajo.
A menos que se decida
actuar como con la pobreza, no midiéndola, es de prever que podemos tener por
delante malas noticias en materia de desempleo. Un problema que creíamos
habíamos superado
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