Empleo registrado: todavía no amanece
Javier
Lindenboim
Director
del CEPED/UBA e Investigador del CONICET
La sociedad argentina está pendiente
de buenas noticias en materia laboral que no terminan de aparecer. Como suele
ocurrir el acento puede estar en lo que falta o no ocurre. Pero también puede
afincarse en identificar posibles cambios en la dinámica del corto plazo recién
transcurrido.
El Ministerio de Trabajo actualizó
la información a marzo último de los diversos componentes que integran el
mercado de trabajo registrado (protegido), integrados principalmente –pero no
sólo- por asalariados privados y del sector público.
Una vez más debe recordarse que
el proceso de reconstrucción del sistema estadístico estatal está en proceso de
reconstrucción y, por tanto, no se dispone de información abarcadora que
ilustre no sólo sobre el empleo registrado sino sobre el conjunto de la fuerza
laboral.
El componente principal del
empleo registrado sigue mostrando un saldo negativo. Los asalariados del sector
privado vienen siendo afectados desde hace bastante tiempo y su mal desempeño
se agravó en la primera parte de 2016 período en el que se perdieron unos
cincuenta mil puestos. Desde julio último, sin embargo, se crearon treinta mil
atemperando en algo la situación. El cambio de signo entre los asalariados
privados se explica más que nada por la rama de la construcción que perdió casi
30000 puestos entre diciembre de 2015 y julio de 2016 y desde entonces (hasta
marzo último) creó 25000. Todas estas magnitudes, como es obvio son exiguas
pero pueden indicar cambios que no sabemos si se mantendrán y menos aún se
habrán de potenciarse.
Fuente:
Elaboración basada en Situación y evolución de los trabajadores registrados del
sector privado, Marzo 2017
En cambio en la industria
manufacturera todo lo que puede decirse es que siguió expulsando mano de obra
aunque con menor intensidad (en cifras redondas 30000 puestos menos hasta julio
y otros 20000 disminuidos desde entonces).
Poniendo en perspectiva puede verse que tomando ciclos anuales con eje
en el mes de marzo entre comienzos de 2009 y principios de 2013 se agregaron 24.000
puestos anuales. De allí en más todos los años hubo retroceso siendo el último
año (marzo 2016-marzo2017) el peor en tanto en ese lapso se perdieron más
puestos industriales que en el acumulado del trienio previo.
Esto habla de las dificultades
subsistentes de la rama manufacturera que perdió el dinamismo propio, por
ejemplo, de los primeros años posteriores a la crisis de 2001-2002: según la
Encuesta de Hogares entre 2003 y 2007 el empleo asalariado del sector se elevó
un 26% mientras en el cuatrienio siguiente creció tan solo menos de medio
punto.
La gestión anterior se
autodefinía como “modelo industrial con inclusión social” calificación que en
su primer componente quedó absolutamente en deuda. Entre enero de 2009 y
diciembre de 2015 el empleo industrial
creció 12%, muy por debajo de la participación sectorial al inicio de ese
período. Esto no exculpa a la actual gestión oficial pero interpela a la
sociedad toda en busca de una explicación acerca del estancamiento del sector
que es considerado clave para el crecimiento y el desarrollo.
En cuanto al total del empleo
registrado, el Presidente Macri recibió el gobierno con algo menos de 12 millones
de ocupados y en 15 meses se adicionaron 106.000, de ellos 16.000 hasta julio y
90.000 desde entonces. El cambio de dinámica, aunque significativo, arroja
resultados sensiblemente inferiores a los del último período gubernamental de
la Dra Cristina Kirchner. En ese cuatrienio se creó un cuarto de millón de
puestos por año. Tal volumen fue explicado -en ese lapso- en un 50% por el
empleo estatal y un 30% adicional por los monotributistas. En conjunto eso es el
doble de lo que era su participación al inicio de 2012 ilustrando de otro modo las
dificultades del empleo asalariado privado ya que pese a representar en 2012 el
60% del empleo registrado aporto en cuatro años apenas un 14%.
Variación anual del empleo registrado por categorías
Fuente:
Elaboración basada en Situación y evolución del total de trabajadores
registrados, marzo 2017.
La política oficial no ha logrado
encontrar el modo de reactivar la actividad económica, condición indispensable para
la reaparición de una demanda laboral con vitalidad y proyección. Ese es su
punto neurálgico. Ni el ahogo macroeconómico anterior ni el actual “dejar hacer”
parecen haber ayudado a ese propósito. Las demandas sociales expresan estas
expectativas –hasta ahora- incumplidas.
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