Domingo 12 de agosto de 2012 | 11:55
A PARTIR DE 2009 EL ESTADO FUE EL PROTAGONISTA
Problemas de empleo: se iniciaron hace un año y se desconoce su profundidad
Los datos de finales de 2011 revelan que las advertencias del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, de un estancamiento de puestos de trabajo podrían indicar una gran destrucción.
Si hacía falta algo para hacer más clara la preocupación por la situación laboral actual en la Argentina, las declaraciones del ministro de Trabajo al comenzar el mes de agosto fueron inquietantes: debemos preocuparnos porque en el país está en cuestión la generación de puestos de trabajo. En el marco de otros gobiernos, una declaración como esta dispararía las alertas en el sector del trabajo en razón de que tal argumento solía ser utilizado para justificar una política restrictiva en materia de retribución salarial. No sabemos en este caso qué es lo que preanuncia la
afirmación en cuestión. ¿Se procura atemperar los reclamos salariales? ¿Se anuncia la reiteración de medidas aplicadas en 2009? ¿Se anuncia una autocrítica sobre la estrategia económica hasta aquí aplicada?
En tiempos recientes se han sucedido varios comentarios y análisis acerca del comportamiento reciente de las variables consideradas a estos efectos. La duda, si la hay, es en torno de si lo que existe es disminución del empleo o “sólo” estancamiento. Pero ya no puede haber dudas de que hay un fuerte contraste con la dinámica de los primeros años posteriores a la crisis de 2001.
Hasta 2006 inclusive, la creación anual de puestos de trabajo ha sido notablemente intensa y constituyó un pilar en el cambio de la situación económica y social y en la configuración de un humor muy favorable en la población. En los primeros tres o cuatro años de recuperación, el empleo aumentó algo más de 5% anual y –además– estuvo compuesto principalmente por trabajadores asalariados protegidos por la legislación. De allí en más, la situación cambió de manera drástica, aunque esto no fue percibido simétricamente en la vida cotidiana. En efecto, la disminución del ritmo se nota tanto en los asalariados protegidos como en el servicio doméstico y patrones, y más aún entre los precarios y los cuentapropistas. En cambio, el componente que incrementó su ritmo respecto de 2003-2006 fue el empleo estatal; en efecto, lo cuadruplicó. Puede pensarse que esta segunda etapa fue afectada intensamente por la crisis 2008-2009. Sin duda que lo acontecido en ese bienio influyó, y mucho. El conflicto fiscal y la sequía en lo interno y la crisis financiera internacional confluyeron negativamente. Por eso vale la pena mirar lo ocurrido en 2011, año en el que pareció haberse recuperado el esplendor inicial.
En el conjunto de la ocupación, se creció en 2011 apenas por encima de la media del quinquenio, lo cual fue un claro indicio de la dificultad de recuperar la bonanza anterior. Más impactante aún es lo que muestran los comportamientos de los componentes: el liderazgo le corresponde al sector público y al servicio doméstico, así como a los patrones. El sector privado protegido no varió (en rigor, perdió algunos miles de puestos) y los precarios volvieron a crecer, casi al mismo ritmo que el promedio.
De cada cien nuevos puestos creados en 2011, casi la mitad (45) fueron al sector público, 21 al servicio doméstico y 17 a los precarios privados. Mientras los patrones y cuentapropistas agregaron otros 15, los asalariados privados protegidos perdieron seis. Esto significa que aun en un año de crecimiento económico significativo, según los datos oficiales el mercado de trabajo ya no responde como a comienzos de la década.
De tal manera, no carecerían de sentido las estimaciones que aluden a un probable momento de pérdida absoluta de puestos de trabajo en el último semestre dado que los datos indicados más arriba llegan sólo hasta finales de 2011. Desde entonces se han sucedido diversos episodios que indican que la actividad económica viene mostrando indicios de detenimiento o disminución y, por tanto, es altamente probable que la advertencia ministerial sea tanto o más inquietante que lo que la propia frase indicaría.
De tal manera, no carecerían de sentido las estimaciones que aluden a un probable momento de pérdida absoluta de puestos de trabajo en el último semestre dado que los datos indicados más arriba llegan sólo hasta finales de 2011. Desde entonces se han sucedido diversos episodios que indican que la actividad económica viene mostrando indicios de detenimiento o disminución y, por tanto, es altamente probable que la advertencia ministerial sea tanto o más inquietante que lo que la propia frase indicaría.
Parece razonable preguntarse si no es hora de revisar más profundamente tanto lo realizado como lo omitido en este decenio poscrisis para evaluar aciertos y errores. Y junto con eso, para sopesar si los anuncios realizados (supresión de subsidios, eventuales créditos para vivienda, controles cambiarios u otros) van en la dirección correcta y/o son suficientes para revertir el delicado escenario económico y la preocupante situación ocupacional. O, peor aún, si no la estamos agravando.
*Director del Ceped e Investigador del Conicet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si desea dejar un comentario hágalo aquí.